
Tal día como hoy, 21 de julio de 1810, cerca de Cochamba, tras casi 7 años en los que había vacunado a casi 198.000 personas en América, fallecía uno de los héroes de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna: el médico naval José de Salvany. Tenía 32 años de edad.
José Salvany y Lleopart, nació en Barcelona y fue bautizado el día 19 de enero de 1774. Hijo de José Salvany y Rojas y Mariana Salvany y Lleopart. Su padre era cirujano y desde pequeño debió estar familiarizado con las prácticas médicas. La familia se trasladó a Cervera en la provincia de Lérida. Cuando comenzó a estudiar se volvió a Barcelona. Allí su formación académica fue muy completa.
Tenía una predisposición innata hacia el estudio. Poseía la abnegación que exigía la profesión médica. Contaba con el esfuerzo y la responsabilidad necesaria en la vocación sanitaria. Con estas condiciones personales y profesionales salió del Real Colegio de San Carlos y se incorporó al Ejército.
Primero sirvió en el IV Batallón del Real Cuerpo de Guardias Walonas en calidad de cirujano interino. El 23 de junio de 1799 ocupó la plaza de cirujano del III Batallón del Regimiento de Infantería de Irlanda. Pero su salud quebradiza se deterioró con las malas condiciones de la vida militar.
El día 21 de julio de 1801 sufrió una grave enfermedad mientras que estaban realizando unas maniobras en la región de Extremadura. El fuerte calor y las dificultades del terreno hacían que padeciese constantemente tercianas.

En junio de 1803, José Caballero, ministro de Gracia y Justicia de Carlos IV, le nombró primer ayudante de Cirugía en el Real Sitio de Aranjuez. En esta ciudad conoció a Balmis (Alicantino) y su proyecto de dirigir una Real Expedición con el fin de propagar y perpetuar la vacuna en Ultramar. Se entusiasmó con el proyecto.
Balmis le propuso como sanitario a la Junta de Cirujanos de Cámara, formada por Antonio de Gimbernat, Leonardo de Galli e Ignacio Lacaba, para formar parte de la Expedición de la Vacuna. A finales de julio de ese mismo año, se le reclutó para que formase parte de la primera campaña de vacunación de dimensiones mundiales.
El 30 de noviembre de 1803, junto con el resto de los expedicionarios, partió del puerto de La Coruña y no volvió a la Península nunca más. Inicialmente, la Expedición Filantrópica estaba pensada como una unidad, pero las noticias de nuevas epidemias en América del Sur y la gran cantidad y diversidad del territorio, provocaron su división en Caracas el 8 de mayo de 1804. Francisco Xavier Balmis comisionó a Salvany para propagar la vacuna por América Meridional.

A bordo del bergantín San Luis intentaron navegar por el río Magdalena contra corriente. Al poco de entrar en el río, naufragaron y salvaron su vida gracias a la ayuda de los indígenas. En un naufragio, Salvany perdió el ojo izquierdo a causa de una fuerte fluxión que le sobrevino. En su tránsito por la cordillera de los Andes se dislocó una muñeca, que conservó prácticamente inmovilizada, no quedándole otro uso de ella que el de vacunar y escribir.
Por efecto de la altura el subdirector resultó crónicamente afectado del pecho y echaba sangre por la boca. Con poca salud transitó desde Santa Fe, capital del virreinato de Nueva Granada, hasta Quito. El viaje fue penoso. En esta ciudad descansó y recuperó fuerzas para poder llegar hasta la ciudad de Lima, capital del virreinato de Perú.

En 1806, cuando llegaron los expedicionarios a Perú, observaron que la vacuna estaba establecida en Perú, pero que era un bien más de consumo. El miedo a la epidemia era tan grande que se pagaban sumas altísimas por vacunarse. El problema que se presentó era implantar la gratuidad de la vacunación. Para evitar el enfrentamiento, se dotó de sueldos a los cargos de la Junta de Vacuna, que hasta ese momento en otros regiones, habían sido honoríficos.
La estancia limeña fue gratificante. Salvany se repuso de su enfermedad y dedicó tiempo al estudio en una de las más prestigiosas Universidades del continente americano: la Real Universidad de San Marcos de Lima. De la mano de Hipólito Unánue, recibió la borla de doctor en Medicina. El tiempo pasó y tuvo que continuar con la labor vacunadora.
Abandonó Lima con dirección a la Real Audiencia de Charcas, rumbo a Buenos Aires. El ascenso de la cordillera le empeoró el estado de salud y tardó en llegar a Cochabamba más de dos años. El deterioro físico era muy grande y la recuperación de las fuerzas imposible. Murió el 21 de julio de 1810.
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Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia, Sección 1.ª, Expedientes personales, leg. S-396; Archivo General de Indias, Sección Indiferente General, leg. 1558-A.
M. Mendiburu, Diccionario histórico-Biográfico del Perú, t. IV, Lima, Imprenta Enrique Palacios, 1932, pág. 351; F. Febres-Cordero, Historia de la Medicina en Venezuela y en América, t. I, Caracas, Consejo de Profesores Jubilados, 1987; S. M. Ramírez Martín, La mayor hazaña médica de la Colonia, Quito, Editorial Abya-Yala, 1999; La salud del Imperio, Madrid, Ediciones Doce Calles, 2002.
Autora: Susana María Ramírez Martín en https://dbe.rah.es/ (Real Academia de la historia)
Categorías:CATALANS HISPANS, Héroes militares catalanes
Son muy interesantes las declaraciones del corrupto Presidente de México, el gachupín López Obrador, en plena pandemia del Covid 19 (está en las redes, que es donde lo he escuchado yo):
Que «España en doscientos años no había sido capaz de encontrar la vacuna de la viruela»
Es curiosa la influencia de la masonería franco-lituana en México:
Como siempre todo lo malo lo trajeron los españoles, que además son católicos, y todo lo bueno lo tenían los «aztecas», que además eran paganos y caníbales.
Es cierto que España, ni entonces ni hoy, desarrolló ninguna vacuna contra la viruela. Como tampoco la encontraron Rusia, Alemania, Estados Unidos, China, Turquía, ni el México azteca ni el México masonico independiente…ni Inglaterra (tampoco Gran Bretaña).
Fue Jenner, un médico inglés, actuando por su cuenta, y no por cuenta del Gobierno inglés, el que descubre que las mujeres que ordeñaban vacas no cogían la viruela. La razón es que no cogían la viruela porque al estar en contacto con la ubre de la vaca para ordeñar se habían contagiado con otra clase de viruela: la viruela bovina, viruela que no es mortal para el ser humano pero cuya infección hacía que el sistema inmunitario humano reaccionase y pudiese enfrentarse con éxito a la viruela humana, que era muchas veces mortal.
Y su interés en el tema surge por una experiencia que resultó muy traumatica:
Para entonces Lady Hamilton, la esposa del embajador en Turquía y amante de Nelson, había importado de Turquía la costumbre campesina de inocular contra la viruela mordiendo con los dientes una postula de alguien que haya cogido la enfermedad y luego morder a la persona sana que se quería inocular (la pus contiene restos del virus muertos y es su reacción ante esos virus muertos lo que inmuniza al inoculado).
El problema es que hasta que el cuerpo desarrollase los anticuerpos eso era muy contagioso, de ahí que el mordido tuviese que pasar una cuarentena (cuarentena = 40 días).
(También era muy peligroso: el Príncipe Octavio, hijo de Jorge III de Gran Bretaña, murió a los cuatro años por esta inoculacion-mordisco).
Y eso es lo que le pasó a Jenner cuando tenia 10 años: fue encerrado durante 40 días en un establo a solas, a oscuras y sin calefacción (para evitar el peligro de incendio). De ese trauma infantil salió el interés de Jenner por la vacuna («vacuna» viene de vaca).
Lo cual no le quita mérito, ni mucho menos. Gracias a su interés y a sus estudios se han salvado muchos millones de personas desde el siglo XIX hasta hoy.
Carlos IV, que era rey precisamente porque su hermano había muerto de viruela (igual que otros miembros de su familia española y francesa) decide con su bolsillo financiar la iniciativa de su cirujano de cámara, el alicantino Balmis con la colaboración del ilerdense José Salvany, cirujano militar.
Ese es el origen de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.
¿y qué dijo Jenner sobre esa iniciativa, que fue española pero NO rusa, alemana, estadounidense, china, turca, azteca, inglesa o británica…?
Pues según Wikipedia Jenner dijo: «No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este».
Y también según Wikipedia, Alexander von Humboldt dijo textualmente en 1825: «Este viaje permanecerá como el más memorable en los anales de la historia».
Pero parece que para sinvergüenzas y mendaces como López Obrador y la mafia masonica lituana de México todo eso no importa.
Y eso que la expedición entra en tierra firme por México y lo vacuna de norte a sur, llegando hasta San Francisco en California y Nuevo México, Arizona y Texas, territorios que conformaban el reino de la Nueva España vergonzosamente perdidos en el desastroso Tratado Guadalupe Hidalgo y por el este toda Filipinas, entonces parte también de la Nueva España, perdidas por los felones independentistas.
Hoy como ayer los políticos y los masones siguen dividiendo a la nación, creando conflicto y persiguiendo a los católicos porque «no son ilustrados», para lo cual todo vale, incluida la mentira y la difamación.
porque la técnica «divide et impera» funciona demasiado bien.
(por cierto, que si la Católica España vacunaba a sus indígenas para salvarlos, la masonica y protestante Norteamérica regalaba a sus indígenas mantas usadas por fallecidos de viruela, para exterminarlos mejor)
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Un español mas heroico 👏👏👏👏
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Es verdad que la llegada de los españoles a América, portó consigo la transmisión totalmente involuntaria de la epidemia de la viruela, que costó la vida de muchos indígenas que eran vulnerables ante esa enfermedad. Pero también es cierto que España estuvo allí, fue consciente del hecho, y rápidamente envió a infinidad de técnicos y especialistas para subsanar esta terrible enfermedad, como es el caso de este señor barcelonés don Josep Salvany i Lleopart que habéis comentado por aquí. Miles y miles de vacunas se pusieron y se consiguió salvar a una población que irremediablemente se moría. Si España provocó sin querer la terrible epidemia de la viruela, también se convirtió en este caso voluntariamente, en ser la primera nación del mundo que organizó una misión sanitaria de ámbito internacional. Esas son las grandezas que considero tenemos que tener muy en cuenta, partieron de las magnificencias de nuestra querida patria española.
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Como si los indígenas vivieran en paraíso terrenal y no tuviesen también sus epidemias y enfermedades.
Es el mito rousseauniano del buen salvaje, que como todos los mitos no existen, pero que sirve como todos los mitos para justificar algo:
Que la sociedad europea -y no las sociedades indígenas americanas- está podrida.
Principalmente, por la época en que se desarrolla esto, porque el hombre no filósofa, sino que «cree», por lo que sigue sufriendo y transmitiendo en el tiempo las mismas causas que le oprimen.
Si Rousseau empieza esta línea de pensamiento con la civilización (por las necesidades que estimula, que hacen que el hombre no sea «virtuoso» ni feliz), a la postre, si el hombre pensase, vería sus yerros y pondría remedio (esto lo dice la Iglesia de otra manera y con otras consecuencias).
El regimen que impulsa y trae la Revolucion Francesa no hace más que inventar con escuadra y compás lo que la «razón» dice que debe ser una sociedad feliz (parece ser que como la de los buenos salvajes)
Naturalmente no funcionó, como tampoco pudo funcionar otra parida de ilustrados, philosophes e ideologos: el comunismo.
Y la razón es la misma por la que la economía nunca pudo funcionar en la Unión Soviética y condenó a los súbditos rusos a la miseria y a la opresión:
La economía es demasiado complicada para controlarla desde una oficina; de hecho sólo prospera si se controla lo mínimo (las reglas de fair play)
La realidad es que los pueblos indígenas no eran precisamente como los griegos, filosofando, haciendo poesías y bailando el minué (griego).
Eran sociedades muy pobres, muy «injustas», con economías de subsistencia y donde la gente moría de viejos a los 40 años completamente desgastados. Como sociedades tribales se reprimia el individualismo (por eso no hay obras maestras) y la innovación; y se promovia la comunidad y la sumisión.
En América este mito lo copian los latifundistas blancos de los burgueses franceses para dar un golpe de Estado y echar al gobierno legítimo, gobernar en su lugar y poder robar las tierras de los indios, las comunales municipales y las de la Iglesia, escuelas, universidades y hospitales.
Ese mito sirve también, junto con el antiespañolismo, para fundamentar el nacionalismo de las repúblicas bananeras con el que las clases altas y su arma secreta, la masonería, pueden manipular y controlar a la población.
Y hoy, de igual manera que los soros lo están usando para dividir la sociedad norteamericana entre negros oprimidos y blancos opresores, para dividir el nacionalismo de paises católicos entre descendientes de opresores, que son católicos, y descendientes de oprimidos, que son indígenas «forzados. a convertirse al catolicismo para ser explotados por los burgueses, como tan bien profetizaba científicamente Marx.
Pero todo esto pasa porque se empieza mintiendo, se sigue mintiendo y se terminará mintiendo.
Mientras que el Pueblo, como siempre, es carne de cañón de toda esta manipulación.
Las mentiras tienen las patas muy cortas, sólo que siempre la misma mentira se renueva una y otra vez porque es muy conveniente para justificar muchas cosas, como la corrupción sistemática de los políticos (porque «los extranjeros españoles nos robaron el oro, nos trajeron las enfermedades y no fueron capaces de edificar aquí una Nueva York; solo nos queda robar y empobrecer»)
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Un Héroe y un Santo. Tomad nota Míquel, tú y tus jefecillos de medio pelo como el de los 3000 millones y la alcaldesa.
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Debería haber una calle con su nombre en cada municipio de Cataluña.
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Vida heroica, como también lo fue la de muchos españoles en aquellos tiempos en América.
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La infermera principal era la Isabel Zendal, pero aixó la Diaz Ayuso li va possar el nom del Hospital de Madrid
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Isabel Zendal, cuya madre falleció de viruela cuando ésta tenia 13 años, era la directora de la Casa de Niños Expositos de la Coruña.
Como en esa época no había refrigeración, la única manera de transportar la vacuna era con personas vivas. Asi, la expedición llevó la vacuna a América usando 22 niños de los orfanatos de Madrid, La Coruña y Santiago, entre los que estaba su propio hijo, Benito.
El sistema era vacunar a un niño, a los diez días con su suero vacunar a otro…etc hasta llegar a América. Isabel y tres enfermeras se encargaron de esos niños durante el viaje.
Isabel y su hijo ya no volvieron a España. El resto de los niños sí, menos tres que murieron al volver.
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