Manifiesto pre-fundacional de “Somatemps”
Manifiesto de Santpedor
Santpedor (Bages), 16 de noviembre de 2013
“Som a temps Catalans,
som a temps de la feina ,
la de fer una Espanya gran,
sense angoixes ni cadenes”.
Este manifiesto es el punto de arranque de una reivindicación de la catalanidad y del hispanismo. Queremos denunciar la derivación del catalanismo hacia el nacionalismo y el secesionismo que sufrimos de manos de los manipuladores de la historia al servicio de la clase política nacionalista. Queremos revisar nuestro pasado a la vez que deseamos soñar un futuro diferente al que nos anuncian los visionarios separatistas. Queremos reivindicar el sentimiento de pertenencia a Cataluña con lealtad hispánica. Queremos disfrutar del hecho de vivir y ser catalanes sin imposiciones de patrones y estereotipos románticos ilusorios. Queremos defender la pluralidad y riqueza de nuestras lenguas y promocionar nuestra cultura sin sanciones de la corrección política. Queremos dejar en evidencia las mentiras que han construido hasta ahora el pensamiento único en Cataluña, impuesto desde principios del siglo XX y asumidas como dogmas por una parte de los catalanes. Queremos ofrecer lo que han ocultado durante décadas: la existencia de una catalanidad profundamente hispánica. Con otras palabras: queremos ser libres de pensamiento!
1.- Un cambio de paradigma que el nacionalismo no ha asumido
España ya no es ese país retrasado económicamente en que se encontraron los primeros forjadores del catalanismo; ni el país caciquil y militarista, desmoralizado por la derrota en las provincias de Ultramar como denunciaban los regeneracionistas. Tampoco Cataluña es una tierra monolingüe ni socialmente compacta como reprobaron los dirigentes políticos de entonces, pues hay dos lenguas (incluso tres si tenemos en cuenta el aranés) que han a aprendido a convivir pacíficamente y la inmigración -española y extranjera -ha hecho cambiar de forma notable la composición sociodemográfica de la población que vive y trabaja en Cataluña. Empero si casi nada se parecen la Cataluña y la España de principios del siglo XXI a la de finales del XIX, nos hacen creer que políticamente estemos en la misma tesitura de antaño.
El fracaso de la política de la Restauración, la corrupción y el caciquismo, la supeditación a los designios centralistas y sobre todo la crisis de 1898 llevará a muchos catalanistas a olvidarse de España. Surgieron pensadores, historiadores y políticos como Prat de la Riba, Almirall o Rovira i Virgili, que pusieron las bases del odio hacia España, acusando de todos los males en Castilla y vomitando veneno y rencor hacia nuestros hermanos. Seguramente razones no faltaron para sentir el fracaso político en aquellas horas tristes de finales del XIX y principios del XX, pero es cierto que con la génesis de los mitos separatistas y la manipulación histórica culminó una honda regresión de sentimiento hispánico tan arraigado en nuestro pueblo. Hoy nos encontramos ante la posible y última ruptura hispánica. La apuesta independentista llega al final de su comedia y aprovechando la debilidad del Estado y la ceguera de los políticos españoles, la embestida secesionista es más fuerte que nunca. Con profunda tristeza, debemos preguntarnos: la ruptura de España, ya tiene fecha?
2.- Los efectos de la estrategia de manipulación de los sentimientos
La simplificación histórica que han llevado a cabo los separatistas ha sido sagaz. El ejercicio de manipulación y el goteo constante de consignas de odio ha resultado letal para el espíritu del hispanismo, además de un efectivismo destructivo inmenso. El resultado ha sido la división maniquea entre “ellos y nosotros”: ante una Cataluña “rica y próspera”, nos presentan una España que “nos roba y humilla”. Se han inventado el trinomio Madrid- Castilla-España como enemigo de nuestras libertades, sustantivo que se ha convertido letal en el imaginario de las nuevas generaciones de catalanes. Se ha forjado la dicotomía entre los “buenos” catalanes, independentistas claro (Desde Wifredo el Velloso a Companys, pasando por Claris o Casanova y llegando -como no- a Jordi Pujol como síntesis de todos ellos); y los “malos” españoles (como Isabel la Católica, los Trastámara o los Borbones) hasta llegar a los dirigentes de los partidos políticos “traidores” o “botiflers”). Es una burda y patética manipulación de los sentimientos más nobles, transformados con odio y con unos efectos demoledores para nuestra conciencia colectiva.
Toda esta parafernalia del imaginario separatista ha sido aderezada con la ayuda de los medios de comunicación públicos autonómicos y los medios de comunicación subvencionados, la práctica totalidad de la prensa catalana, que hace imposible la respuesta pública a tantas falsedades; todo mezclado con un sentimiento de superioridad y -de momento -sin réplica significativa por parte de los teóricos representantes de la españolidad en Cataluña. Durante 30 años, los catalanes que nos sentimos hispanos, nos hemos encontrado con la ausencia absoluta de una respuesta institucional ante estos hechos. Hemos sido abandonados y escarnecidos. Para colmo, los catalanes hispanos hemos tenido que escuchar de los separatistas: reivindicaciones permanentes, peleas sobre el encaje de Cataluña en España, afrentas lingüísticas, pronunciamientos a favor de la autodeterminación, denuncias de insolidaridad, demandas económicas, reclamaciones de papeles, consultas y antorchas, insultos y menosprecios. En fin, discusiones bizantinas sobre quién o qué es más catalán y quien menos español o viceversa , han sido el agotador día a día que ha agotado nuestras voluntades. Detrás de estas estériles discusiones es evidente la voluntad política de la casta nacionalista de romper con España. Así nos adoctrinan desde hace décadas, debatiendo inútilmente y mirándonos el ombligo, obligándonos a buscar siempre los culpables fuera de Cataluña.
3.- El redescubrimiento de la conciencia hispano-catalana
Basta de odios a los hermanos hispanos, basta de performances independentistas, basta de cadenas mentales que nos auto- esclavizan, basta de separatismos de baja estofa. Lo que queremos es hacer posible la verdadera integración de la nacionalidad cultural catalana, también llamada “regionalismo” a comienzos del siglo XX, dentro de la nación política española. Queremos rescatar Cataluña del ensimismamiento en el que se ve inmersa y en la que muchos están hechizados por la paranoica presencia de la estelada, aberrante degeneración de nuestra querida enseña. Es posible que la conciencia hispánica en Cataluña actualmente sea débil o esté escondida. A pesar de todo, en ningún caso de nuestra historia, la del pueblo catalán, hemos deseado construir nuestra identidad de espalda en España. Al contrario, siempre lo hemos hecho con el deseo de construir la “España Grande” que proclamaban políticos como Cambó .
No ambicionamos en nuestra propuesta hacer proclamas de lealtad monárquica ni de despropósitos republicanos, no somos de izquierdas ni de derechas. No es el momento de proponer una España federal o confederal, autónoma o descentralizada, no nos planteamos en estos momentos dotar a España de una nueva constitución o bien la modificación de algunos de sus capítulos para facilitar el discutido “encaje catalán”. Nosotros sólo pretendemos testimoniar el sentimiento de pertenencia real, afectivo, sincero, histórico y leal que los catalanes siempre hemos tenido hacia Las Españas. Soñamos con que los catalanes volveremos a amar España como siempre lo hicimos. Creemos en una profunda relación de los pueblos hispanos sin imposiciones ni conquistas ni insultos ni prohibiciones ni ataques a nuestra lengua catalana ni en nuestra cultura; pero tampoco sin reivindicaciones catalanistas arcaicas, sin victimismos ni manipulaciones históricas, ni falsos agravios, ni insolidaridades, ni prepotencias interiores y casi racistas. Pues queremos que el resto de españoles entiendan como somos muchos catalanes, es decir los españoles que hablamos y vivimos en catalán.
4.- Ante un nacionalismo erróneo, llamamos a la reflexión.
La renovación de la historiografía en Cataluña empezó a mediados del siglo XIX con el sentimiento neorromántico fruto del positivismo mezclado con el nuevo romanticismo alemán y escocés. Inevitablemente, dos visiones contrapuestas de nuestra historiografía, y por tanto de la visión política de Cataluña, chocaron en pleno siglo XX. Por un lado, el encabezado por un político y aficionado a la historia como Rovira y Virgili, o un Ferran Soldevila, representantes de la escuela historiográfica separatista; Y, por otro, la que defendieron historiadores como Valls y Taberner y, muy especialmente, Vicens Vives que afirmaba: “el sentimiento pleno de los catalanes de estar integrados en la vida nacional española, el sentimiento españolista puede ser hoy desagradable, pero es de categoría histórica indiscutible”. Estos últimos representaron lo que podríamos llamar el “catalanismo hispánico”, es decir, la visión hispánica de nuestros derechos como comunidad cultural, siempre leales con España pero alejados de la cruda manipulación de los hechos históricos al servicio desleal del separatismo. Hoy esta corriente está huérfana y sin escuela que la represente.
Ahora es la hora pues de plantear una “España Grande” desde una “Cataluña viva y fuerte”, sin artificios, sin reivindicaciones insolidarias, remarcando lo que nos une y no lo que nos separa del resto de España, sabiendo que hay muchos vínculos que nos fortalecen junto a las otras comunidades hispánicas; que nuestra historia es parte de la Hispanidad y que queremos ir de la mano de los otros pueblos hispánicos por forjar una nación política en la que poder sentirse plenamente representados y cómodos con nuestra especial particularidad. No queremos caer en los errores del pasado, y que el ilustre Víctor Balaguer, catalanista pero a la vez hispanista, sintetizó con estas palabras: “Muchas de las desgracias políticas de nuestra España contemporánea han venido de no haber sabido comprender el verdadero espíritu nacional, que está en España, y tener muy presente una nacionalidad compuesta de varias nacionalidades”. Reflejando los orígenes del primer catalanismo, el historiador Joan Lluís Marfany lo deja bien claro: “[en aquel tiempo ] Patriotismo catalán y Patriotismo español no se oponen. Este se expresa a través de aquél”. Y nos lo reafirman las palabras de Antoni Bofarull, secretario de los Juegos Florales de 1859, que decía: “recordamos las gestas del pasado antiguo y medieval catalán para avanzar en pro de la honra nacional española y para probar que lejos de ser obstáculo el recuerdo de la nacionalidad vieja y respectiva para esconder la nacionalidad nueva, antes bien es el medio pera conservarla grande y fuerte”.
5.- Un redescubrimiento: ¡la catalanidad es hispanidad!
La historiografía nacionalista catalana ha estado dominada por el sentimiento romántico y melancólico. Nos han “inventado” nuestra historia. Nos han creado nuestros mitos. Nos han ideado nuestras enseñas. Pero ahora ya no se trata de inventar mitos, sino de saber interpretar correctamente nuestro pasado para darle el verdadero sentido que nos permita reencontrar el “seny” (sentido común) catalán que tanto reclamamos. A diferencia de los separatistas que predican que Cataluña es sólo una concreción étnica y lingüística, nosotros creemos que los catalanes por razones históricas y políticas somos hispanos. Pues España es una entidad natural y no un supuesto producto artificial o de una integración prestada. España, como nación política, formada por pueblos y culturas diversas que forman su propia esencia, también es llamada las Españas. Somos hispanistas, pero conscientes de que al igual que se ha de redescubrir el sentido primigenio de la catalanidad, empero no se debe confundir el término la Hispanidad como sinónimo de un vacío españolism . El ideal de Hispanidad no es, ni mucho menos, una uniformización de la cultura castellana sobre los valores hispanos. Hispanidad no tiene nada que ver con la constitución de un estado centralista y homogeneizador de culturas. Llegados a esta situación, los catalanes, que no somos castellanos, nos preguntamos, cuál es el lugar de nuestra cultura?; ¿y el de las lenguas hispanas catalana, euskera o galega? ¿Nos podemos sentir españoles quienes no tenemos el castellano como lengua materna? ¿Nos han dejado los centralistas uniformizadotes ser españoles?
Ejemplos de separadores hay muchos: el imaginario lerrouxista, las descalificaciones hacia los catalanes de Unamuno o Giner de los Ríos. Por ejemplo, el mismo ejército publicó esta “joya” antihispánica en el diario Ejército y Armada, en 1906: “Hay que castellanizar a Cataluña … Hay que pensar en español , hablar en español y conducirse como español, y esto de grado o por fuerza”. Esto es una declaración de “españolismo centralista y jacobino”, pero no de hispanismo hermanado. No hace falta extenderse en los ejemplos de la visión uniformista que los separadores han manifestado sobre las culturas hispánicas. Tampoco es nuestra voluntad la de buscar injurias, pues ya han sido publicadas ampliamente por parte de quienes quieren hacernos creer que la gente de Castilla o del resto de España nos odia, cosa incierta. Pero sí queremos dejar claro que la mentalidad que ha imperado en una parte de los corazones de algunos españoles, especialmente los viejos liberales ilustrados decimonónicos, ha estado muchas veces envenenada por una voluntad de imposición cultural en Cataluña contra natura.
6.- En las horas confusas: ni separadores ni separatistas
Los separadores en el resto de España no pueden ser nuestros aliados; separadores que atizan el odio contra el Principado, buscando la destrucción de la lengua catalana y mezclando de forma burda la defensa del castellano con la unidad de España o denunciando la presencia de catalanes detrás de todo tipo de maniobras presuntamente antihispánicas. En el otro lado están los separatistas de Cataluña que amenazan con la ruptura, quebrantamiento que destruiría relaciones ancestrales entre nuestros pueblos, ruina económica y social donde todos nos veremos gravemente afectados. Por lo tanto tenemos dos frentes abiertos ante nosotros: separadores y separatistas. Y nosotros en medio, sin Medios de comunicación ni ningún apoyo económico que nos avalen en esta difícil tarea de regeneración hispánica, con el rencor de unos y la desconfianza de los otros. Pero tenemos la seguridad de que comenzamos la construcción de unas sólidas bases de corrección de los errores en Cataluña y España.
Ferran Valls publicó en 1934 un libro capital, En las horas confusas, para entender este Manifiesto, en el que distingue entre nacionalismo separatista y patriotismo, es decir entre el sentimiento (que para él era el patriotismo identificado como catalanismo) y el nacionalismo separatista (la teoría, la construcción de la doctrina y la invención de un mito) que creía nefasto para nuestro futuro: «no tenemos más remedio que cambiar las premisas –afirmaba-. En vez de empeñarnos en una obsesión, conviene que devolvamos a nuestra política un sano empirismo que nos preserve de la locura y de la pedantería. Hemos de corregir decididamente las desviaciones del sentimiento colectivo y hemos de enderezar el espíritu público a base de extirpar todos los factores psicológicos de disgregación política y social, todos los gérmenes intelectuales de subversión y de desorden, todas las fantasías independentistas y todos los demás artificios mentales perniciosos. Necesitamos, creo yo, tener en cuenta que el catalanismo, como opinión política, como tendencia política, no lo es todo, ni es antes que todo. Es ya el momento, en mi opinión, en que debe ser revisada y rectificada, en lo que sea necesario, la doctrina (…) del catalanismo, si se quiere salvar el sentido vital y la mejor tradición de éste y evitar la ruina del país. Es preciso también salvar dentro Cataluña el sentimiento ancestral del patriotismo español, considerado como ampliación natural y complemento necesario del patriotismo catalán».
Conclusión
Para finalizar este Manifiesto, hacemos nuestras las palabras del Doctor Josep Trueta, exiliado en México durante el franquismo, quien en su libro Espíritu de Cataluña, resume mejor que nadie el alma y el espíritu de los catalanes: “Lo que hace falta, me parece, es despojarnos de resentimientos y de retomar la tarea que tantos antepasados, (…) nunca han abandonado en Cataluña: hacer de la Península un espacio viable donde nuestros hombres y nuestras mujeres puedan vivir en hermandad e igualdad con los demás españoles, entendiendo que los portugueses, según su gran Camoes, también lo son”. Esta es una verdadera declaración programática para nuestros tiempos de un catalán que supo perdonar y rechazar del odio .
Por medio de la palabra oral e impresa y de este Manifiesto, queremos hacer una llamada por la España Grande, porque ahora es la hora de los catalanes de siempre, ¡PORQUE LA CATALANIDAD ES HISPANIDAD !
¡ADELANTE!
¡ESTAMOS A TIEMPO!
SOM-A-TEMPS!
* * *
Manifest pre-fundacional de “Somatemps”
Manifest de Santpedor
Santpedor (Bages), 16 de novembre de 2013
“Som a temps Catalans,
som a temps de la feina ,
la de fer una Espanya gran,
sense angoixes ni cadenes”.
Aquest manifest és el punt d’arrencada d’una reivindicació de la catalanitat i de l´hispanisme. Volem denunciar la derivació del catalanisme vers el nacionalisme i el secessionisme que patim en mans dels manipuladors de la història al servei de la classe política nacionalista. Volem revisar el nostre passat alhora que volem somniar un futur diferent al que ens anuncien els visionaris separatistes. Volem reivindicar el sentiment de pertinença a Catalunya amb lleialtat hispànica. Volem gaudir del fet de viure i ser catalans sense imposicions de patrons i estereotips romàntics il·lusoris. Volem defensar la pluralitat i riquesa de les nostres llengües i promocionar la nostra cultura sense sancions de la correcció política. Volem deixar en evidència les mentides que han bastit fins ara el pensament únic a Catalunya, imposat des de principis del segle XX i assumides com a dogmes per una part dels catalans. Volem oferir el que han amagat durant decenis: la existència d´una catalanitat profundament hispànica. Amb altres paraules: volem ser lliures de pensament!
1.- Un canvi de paradigma que el nacionalisme no ha assumit
Espanya ja no és aquell país retardat econòmicament en què es trobaren els primers fornidors del catalanisme; ni el país caciquil i militarista, desmoralitzat per la derrota a les províncies d´Ultramar com denunciaven els regeneracionistes. Tampoc Catalunya és una terra monolingüe ni socialment compacta com blasmaven els dirigents polítics d’aleshores, puix hi han dues llengües (fins i tot tres, si tenim en compte l´aranés) que han a après a conviure pacíficament i l´immigració -espanyola i estrangera- ha fet canviar de forma remarcable la composició sociodemogràfica de la població que viu i treballa a Catalunya. Emperò si gairebé en res s’assemblen la Catalunya i l’Espanya de principis del segle XXI a la de finals del XIX, ens fan creure que políticament estiguem en la mateixa tessitura.
El fracàs de la política de la Restauració, la corrupció i el caciquisme, la supeditació als designis centralistes i sobretot la crisi de 1898 portarà a molts catalanistes a oblidar-se d’Espanya. Sorgiren pensadors, historiadors i polítics com Prat de la Riba, Almirall o Rovira i Virgili, que posaren les bases de l’odi vers Espanya, acusant de tots els mals a Castella i vomitant vesània i rancúnia vers els nostres germans. Segurament raons no faltaren per sentir el fracàs polític en aquelles hores tristes de finals del XIX i principis del XX, però amb la gènesi dels mites separatistes i la manipulació històrica és ben cert que culminà en una fonda regressió de sentiment hispànic tan arrelat a casa nostra. Avui ens trobem davant la possible i última ruptura hispànica. La juguesca independentista arriba al final de la comèdia i aprofitant la feblesa de l’Estat i la ceguesa dels polítics espanyols, l’envestida secessionista és més forta que mai. Amb profunda tristesa, ens hem de preguntar: la ruptura d’Espanya, té ja data?
2.- Els efectes de l´estratègia de manipulació dels sentiments
La simplificació històrica que han portat a terme els separatistes ha estat sagaç. L’exercici de manipulació i el gotellim de consignes d´odi ha resultat letal per l´esperit de l´hispanisme, a més d’un efectisme destructiu immens. El resultat ha estat la divisió maniquea entre “ells i nosaltres”: davant d’una Catalunya “rica i pròspera”, ens presenten una Espanya que “ens roba i humilia”. S´han inventat el trinomi Madrid-Castella-Espanya com enemic de les nostres llibertats, substantiu que ha esdevingut letal en l’imaginari de les noves generacions de catalans. S´ha forjat la dicotomia entre els “bons” catalans, independentistes és clar (des de Guifre el Pilós a Companys, passant per Claris o Casanova i arribant –com no- a Jordi Pujol com a síntesi de tots ells), i els “dolents” espanyols (com Isabel la Catòlica, els Trastàmara o els Borbons) fins a arribar als dirigents dels partits polítics “botiflers”). És una grollera i patètica manipulació dels sentiments més nobles, transformats amb odi i basarda amb uns efectes demolidors per la nostra consciència col·lectiva.
Tota aquesta parafernàlia de l´imaginari separatista ha estat amanida amb l’ajut dels mitjans de comunicació públics autonòmics i els mitjans de comunicació subvencionats, la pràctica totalitat de la premsa catalana, que fa impossible la resposta pública a tantes falsedats; tot barrejat amb un sentiment de superioritat i –de moment- sense cap rèplica significativa per part dels teòrics representants de la espanyolitat a Catalunya. Durant 30 anys, els catalans que ens sentim hispans, ens hem trobat amb l’absència absoluta de resposta institucional davant aquests fets, hem estat abandonats i escarnits. Reivindicacions permanents, baralles sobre l’encaix de Catalunya a Espanya, afrontes lingüístiques, pronunciaments a favor de l’autodeterminació, denúncies d’insolidaritat, demandes econòmiques, reclamacions de papers, consultes i torxes, insults i menys teniments. En fi, discussions bizantines sobre qui o què és mes català i qui menys espanyol o a l’inrevés, han estat l’esgotador dia a dia que ha exhaurit les nostres voluntats. Darrere aquestes estèrils discussions és evident la voluntat política de la casta nacionalista de trencar amb Espanya. Així ens alliçonen des de fa dècades, debatent i mirant-nos el melic, cercant sempre els culpables fora de Catalunya.
3.- El redescobriment de la consciència hispano-catalana
Ja n’hi ha prou. Prou d’odis als germans hispans, prou de performances independentistes, prou de cadenes mentals que ens auto-esclavitzen, prou de separatismes desarranjats. Puix el que volem és fer possible la veritable integració de la nacionalitat cultural catalana, altrament dita “regionalisme” a començaments del segle XX, dins de la nació política espanyola. Cobejem rescatar Catalunya del seu embadaliment en la qual es veu immersa i en la que molts estan encisats per la paranoica presència de l´estelada, aberrant degeneració de la nostra estimada ensenya. És possible que la consciència hispànica a Catalunya actualment sigui feble o amagada, malgrat tot, en cap cas la nostra història, la del poble català, ha estat voler construir la nostra identitat d’esquena a Espanya. Ans al contrari, sempre ho hem fet amb el desig de construir la “Espanya Gran” que proclamaven polítics com En Cambó.
No ambicionem en la nostra proposta fer proclames de lleialtat monàrquica ni d’estirabots republicans, no som d’esquerres ni de dretes. No és arribat el moment de proposar una Espanya federal o confederal, autònoma o descentralitzada, no ens plantegem en aquests moments dotar a Espanya d’una nova constitució o bé la modificació d’alguns dels seus capítols per facilitar el discutit “encaix català”. Nosaltres només pretenem testimoniar el sentiment de pertinença real, afectiu, sincer, històric i lleial que els catalans sempre hem tingut vers Les Espanyes. Somniem amb que els catalans tornarem a amar Espanya com sempre ho varem fer. Creiem en una profunda relació dels pobles hispans sense imposicions ni conquestes ni insults ni prohibicions ni atacs a la nostra llengua catalana ni a la nostra cultura; però tampoc sense reivindicacions catalanistes arcaiques, sense victimismes ni manipulacions històriques, ni mentidors greuges, ni insolidaritats, ni prepotències interiors i gairebé racistes. Puix volem que la resta d’espanyols entenguin com som molts catalans, és a dir els espanyols que parlem i vivim en català.
4.- Davant un nacionalisme erroni, cridem a la reflexió.
La renovació de la historiografia a Catalunya començà a mitjans del segle XIX amb el sentiment neoromàntic fruit del positivisme barrejat amb el nou romanticisme alemany i escocès. Inevitablement, dues visions contraposades de la nostra historiografia, i per tant de la visió política de Catalunya, xocaren en ple segle XX. Per una banda, l’encapçala-la per un polític i afeccionat a la història com En Rovira i Virgili, o un Ferran Soldevila, representants de la escola historiogràfica separatista; I, per altra, la que defensaren els historiadors com Valls i Taberner i, molt especialment, En Vicens Vives que afirmava: “el sentiment ple dels catalans d’estar integrats en la vida nacional espanyola, el sentiment espanyolista pot ser avui desagradable, però és de categoria històrica indiscutible”. Aquests darrers van representar el que podríem anomenar el “catalanisme hispànic”, és a dir, la visió hispànica dels nostres drets com a comunitat cultural, sempre lleials amb Espanya però allunyats de l´aspre manipulació dels fets històrics al servei deslleial del separatisme. Avui aquest corrent resta orfe i sense cap escola que la representi.
Ara és l’hora doncs de plantejar una “Espanya Gran” des d´una “Catalunya viva i forta”, sense empelts, sense reivindicacions insolidàries, remarcant el que ens uneix i no el que ens separa de la resta d´Espanya, sabent que hi ha molts vincles que ens enforteixen amb les altres comunitats hispàniques; que la nostra història és part de la Hispanitat i que volem anar de la mà dels altres pobles hispànics per forjar una nació política en la qual ens puguem sentir plenament representats i còmodes amb la nostra especial particularitat. No volem caure en els errors del passat, i que l’il·lustre Víctor Balaguer, catalanista però alhora hispanista, sintetitzà amb aquestes paraules: “Moltes de les desgràcies polítiques de la nostra Espanya contemporània han vingut de no haver sabut comprendre el veritable esperit nacional, que és a Espanya, i tinguis molt present, una nacionalitat composta de diverses nacionalitats”. Reflectint els orígens del primer catalanisme, l´historiador Joan Lluís Marfany ho deixa ben clar: “[en aquell temps] Patriotisme català i Patriotisme espanyol no s’oposen pas. Aquest s’expressa a través d’aquell”. I ens refermen en les paraules d’Antoni Bofarull, secretari dels Jocs Florals de 1859, que deia: “recordem les gestes del passat antic i medieval català per avançar en pro de la honra nacional espanyola i per provar que lluny de ser obstacle lo recort de la nacionalitat vella y respectiva pera enrebostir la nacionalitat nova, es ans be lo medi pera conservarla gran y forta”.
5.- Una redescoberta: catalanitat és hispanitat!
La historiografia nacionalista del nostre poble ha estat dominada pel sentiment romàntic i malenconiós. Ens han “inventat” la nostra història. Ens han creat els nostres mites. Ens han ideat les nostres ensenyes. Però ara ja no es tracta d’inventar mites, sinó de saber interpretar correctament el nostre passat per donar-li el veritable sentit que ens permeti retrobar el seny català que tant reclamem. A diferència dels separatistes que prediquen que Catalunya és només una concreció ètnica i lingüística, nosaltres creiem que els catalans per raons històriques i polítiques som hispans. Puix Espanya és una entitat natural i no un supòsit artificial producte d’una integració manllevada. Espanya, com a nació política, formada per pobles i cultures diverses que formen la seva pròpia essència, és altrament dita les Espanyes. Som hispanistes, però conscients que a l´igual que s´ha de redescobrir el sentit primigeni de la catalanitat, tanmateix no s´ha de confondre el terme la Hispanitat com sinònim d´un buit espanyolisme. El ideal d´Hispanitat no és, ni de bon tros, una uniformització dels valors hispans sobre la cultura castellana. Hispanitat no té res a veure amb la constitució d´un estat centralista i uniformitzador de cultures. Arribat en aquesta situació, nosaltres que no som castellans, ens preguntem, quin és el lloc de la cultura catalana?, i de les llengües hispanes catalana, eusquera o galega? Per tant, ens podem sentir espanyols els qui no tenim el castellà com a llengua materna? Ens han deixat els centralistes ser espanyols?
Exemples de separadors n’hi ha molts: l’imaginari lerrouxista, les desqualificacions vers els catalans d’Unamuno o Giner de los Ríos. Per exemple, el mateix exèrcit publicà aquesta “joia” antihispànica en el diari Ejército y Armada, el 1906: “Hay que castellanizar a Cataluña … Hay que pensar en español, hablar en español y conducirse como español, y esto de grado o por fuerza”. Això és una declaració d´espanyolisme centralista i jacobí, però no pas d´hispanisme agermanat. No fa falta estendre´s en els exemples de la visió uniformista que els separadors han manifestat sobre les cultures hispàniques. Tampoc és la nostra voluntat la de cercar injúries, doncs ja han estat publicades a bastament per part dels qui volen fer-nos creure que la gent de Castella o la resta d´Espanya ens odia, cosa incerta. Però sí volem deixar clar que la mentalitat que ha imperat en una part dels cors d´alguns espanyols, especialment els vells liberals il.lustrats vuitcentistes, ha estat moltes vegades emmetzinada per una voluntat d´imposició cultural a Catalunya contra natura.
6.- En les hores confuses: ni separadors ni separatistes
Els separadors a la resta d´Espanya no poden pas ser els nostres aliats; separadors que atien l’odi contra el Principat, cercant la destrucció de la llengua catalana i barrejant de forma barroera la defensa del castellà amb la unitat d’Espanya o denunciant la presència de catalans darrere de tota mena de maniobres presumptament antihispàniques. A l´altra banda, hi són els separatistes de Catalunya que amenacen amb la ruptura, trencadissa que destruiria relacions ancestrals entre pobles, ruïna econòmica i social per tothom es veurà greument afectat. Per tant tenim dos fronts oberts davant nostre: separadors i separatistes. I nosaltres al mig de tot això sense mitjans de comunicació ni cap suport econòmic que ens avali en aquesta difícil tasca de regeneració hispànica, amb la rancúnia d’uns i la malfiança dels altres. Però tenim la seguretat que comencem la construcció d’unes sòlides bases d´esmena dels errors a Catalunya i Espanya.
Ferran Valls publicà el 1934 un llibre cabdal, En les hores confuses, per entendre aquest Manifest, en el que distingeix entre nacionalisme separatista i patriotisme, és a dir entre el sentiment (que per ell era el patriotisme identificat com a catalanisme) i el nacionalisme separatista (la teoria, la construcció de la doctrina i la invenció d’un mite) que creia nefast pel nostre futur: «no tenim mes remei que canviar les premisses. En comptes d’entossudir-nos en una dèria convé que retornem a la nostra política un sà empirisme que ens preservi de l’enquimerament i de la pedanteria. Havem de corregir decididament entre desviacions del sentiment col·lectiu i havem de redreçar l’esperit públic a base d’extirpar-ne tots els factors psicològics de disgregació política i social, tots els gèrmens intel·lectuals de subversió i de desordre, totes les fantasies independentistes i tots els altres artificis mentals perniciosos. Ens cal, crec jo, tenir en compte que el catalanisme, com a opinió política, com a tendència política, no ho és tot, ni és abans que tot. Som ja al moment, en opinió meva, en que ha d’ésser revisada i rectificada, en el que calgui, la doctrina (…) del catalanisme, si es vol salvar el sentit vital i la millor tradició d’aquest i evitar la ruïna del país. Es precís també salvar dintre Catalunya el sentiment ancestral del patriotisme espanyol, considerat com ampliació natural i complement necessari del patriotisme català».
Cloenda
Per finir aquest manifest, fem nostres les paraules del Doctor Josep Trueta, exiliat a Mèxic durant el franquisme, qui en el seu llibre Esperit de Catalunya, resumeix millor que ningú l’ànima i l’esperit dels catalans: “El que cal, em sembla, és despullar-nos de ressentiments i de reprendre la tasca que tants avantpassats nostres, (…) no ha estat mai abandonada a Catalunya: Fer de la Península un espai viable on els nostres homes i les nostres dones puguin viure en germanor i igualtat amb els altres espanyols, entenent que els portuguesos, segons el seu gran Camoes, també ho són”. Aquesta és una veritable declaració programàtica pels nostres temps, d´un català que va saber perdonar i defugir de l´odi.