
En un oficio fechado el 15 de septiembre de 1936, el Comité central antifascista de Tortosa, adscrito a la Comisió de Justicia, redacta una lista de presos, que eleva a la
Comisión de Investigación y Defensa de la Generalitat, que considera “facciosos y enemigos del actual Régimen, y por lo tanto los pone a disposición del Comité Antifascista Central de Cataluña”. Estos son sus nombres: Juan Cotolí Pedrol / Lluis Cruells Aragonés / Manuel Vicente Duart / Jaime Climent Ferré / Francisco Bertomeu Gilabert / Juan Vidal Galindo / David Catalá Solá / José Casanovas Ferrando / Joaquín Beltri Ferré / Juan Sagristá Cepeda / Joaquín Querol Morelló / Francisco Izquierdo Izquierdo / Hilarión José Soler / José Cervera Tomás / Jaime Fontcuberta Lluis / José Casanovas Baiges / Ismael Rius Ferrando / Lluis Cruells Martí / Lluis Panisello Martí / Sebastián Segarra Barberá / Mariano Tornadijo Gil / Juan Arrufat Panisello / Francisco Minguez Lima / Juan Molino Expósito. Al final de la relación se pude leer la siguiente nota: “Los individuos inscritos en esta lista, la Comisión de Investigación y Defensa los considera como facciosos y enemigos del actual Régimen, y por lo tanto, los pone a disposición del Comité Antifascista Central de Cataluña”. Todos perecieron asesinados; de algunos sus familias no consiguieron hallar sus restos mortales.

El 23 de septiembre de 1936 se corrió la voz que durante la madrugada había salido de la ciudad una expedición de ilustres presos tortosinos en dirección desconocida, en un coche fantasma; un ómnibus que efectuaba el servicio de viajeros entre Tortosa y las poblaciones de la comarca. Era una saca más numerosa que las anteriores. En el autobús viajaban veintena personas encarceladas. La población no tardó en rumorear algunos nombres. Se temía que aparecieran muertos en alguna carretera de la comarca. En la carretera de Tortosa a Barcelona no había aparecido ningún cadáver de quienes formaban la expedición. Tampoco se encontró cuerpo alguno en ninguna otra carretera del extenso término municipal de Tortosa. Aquel infausto día sólo se hallaron los cadáveres del abogado Francisco Olesa Homedes y de dos infelices sacerdotes de pueblos próximos.
El terrible interrogante embargaba el espíritu de sus familias. ¿Dónde estaban sus deudos? Las horas y los días transcurrían con la lógica angustia. Por fin se abrió una esperanza. Se supo que habían sido conducidos, sanos y salvos, a la checa San Elías de Barcelona, la peor de todas las de la Ciudad Condal, con el beneplácito de las autoridades estatales y autonómicas gobernantes. En ella, una pira de cerdos se alimentaba de los cadáveres descuartizados que les echaban los milicianos, de las personas allí martirizadas y asesinadas. Contaba, también, con un horno crematorio, donde se introducían cadáveres inmolados para reducirlos a cenizas. Una auténtica máquina de matar y de esconder crímenes. Se comentó en algún bar de Tortosa que uno de los chequistas motejó de cobardes a sus camaradas tortosinos, “por no haber sabido cumplir durante el trayecto la orden de las autoridades locales”: asesinarlos en masa. Alguien apuntó que “estaban hartos de matar a gente desconocida”, por ello habían decidido trasladarlos a Barcelona, donde operaban profesionales del crimen. Sabían que en San Elíasfuncionaba muy bien el siniestro oficio de matar personas y destrozar familias. Finalizada la guerra, once cadáveres de las víctimas tortosinas aparecieron en una fosa común, en el cementerio de Las Corts; del resto de las víctimas nunca más se supo.

He aquí la relación nominal de los asesinados: 1.- Lluis de Cruells Aragonés, inmolado en el cementerio de Las Corts. 2.- Manuel Duart Palomar, inmolado en el cementerio de Las Corts. 3.- Jaime Climent Ferré, su cadáver no fue hallado; 4.- Francisco Bertomeu Gilabert (a) Blanquet, inmolado en el cementerio de Las Corts; 5.- Juan Vidal Galindo, inmolado en el cementerio de Las Corts; 6.- David Catalá Solá, su cadáver no fue hallado; 7.- José Casanovas Ferrando, inmolado en el cementerio de Las Corts; 8.- Joaquín Beltri Ferré, inmolado en el cementerio de Las Corts; 9.- Juan Sagristá Cepeda, su cadáver no fue hallado; 10.- Joaquín Querol Morelló, inmolado en el cementerio de Las Corts; 11.- Francisco Izquierdo Izquierdo, inmolado en el cementerio de Las Corts; 12.- Hilario José Soler, su cadáver no fue hallado; 13.- José Cervera Tomás, su cadáver no fue hallado; 14.- Jaime Fontcuberta Lluís, su cadáver no fue hallado; 15.- José Casanovas Baiges, inmolado en el cementerio de Las Corts; 16.- Ismael Rius Ferrando, su cadáver no fue hallado; 17.- Lluis de Cruells Martí, inmolado en el cementerio de Las Corts; 18.- Lluis Panisello Martí, su cadáver no fue hallado; 19.- Mosén Sebastián Segarra Barberá, natural de Paüls, sacerdote Operario Diocesano, inmolado en el cementerio de Las Corts; 20.- Mariano Tornadijo Gil, inmolado en el cementerio de Las Corts; 21.- Juan Arrufat Panisello, su cadáver no fue hallado.
Junto con el alcalde y su secretario, estos eran los miembros del Comité local antifascista de Tortosa cuando ocurrieron los hechos: Finanzas, Timolau Granyó(ERC); Gobernación, Josep Brull (ACR); Cultura, Joan Cid Mulet (ACR); Defensa, Manuel Carrozas (CNT); Sanidad, Joaquim Tena (CNT); Economía, Josep Tarín(CNT); Provisiones, Pere Sàez (CNT); Agricultura, Felip Panisello (U. de R.); Treball, Francesc Melich (PSOE); Obras Públicas, Tomás Jardí (PSOE).
Fuente: memorias y palabras
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