
Pascual Cucala Mir, natural de Alcalá de Chivert, en Castellón fue uno de los más destacados militares del ejército tradicionalista, durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Se puede decir que fue el alma del ejército carlista en el reino de Valencia. Fue labrador y un pequeño ganadero que, a los 47 años, renunció a una vida tranquila y se “echó al monte” (expresión de origen carlista) donde se reveló como un guerrillero nato. En 1872 levantó una primera guerrilla con sólo 14 hombres, pero llegaría a disponer de varios batallones. En 1873 pasó definitivamente a la clandestinidad y al combate. De su esposa, Magdalena Roca tuvo cuatro hijos, tres varones y una mujer. Su hijo menor, Roque, murió en la guerra sirviendo bajo las órdenes de su padre. Llegaría a ser uno de los jefes más destacados del Ejército del Centro carlista que combatía en Aragón, Valencia y Castilla.
En 1874 en carta a doña Margarita, esposa del Pretendiente Don Carlos (o rey Carlos VII para muchos españoles) Cucala escribirá :” Señora, el 20 del julio del 73 enarbolé la bandera de la legitimidad y despreciando mi posición social, mi bienestar y mi familia, me lancé al campo del honor en defensa del sagrado lema Dios Patria y Rey, jurando en aquella fecha morir en la pelea o llevar al trono de sus mayores a D Carlos VII..” Las fuerzas deCucala, como ocurrió en toda España, aumentaron mucho con los voluntarios que se unieron a la Causa para combatir el sectarismo izquierdista de la I República, a partir de 1873, que veían al Carlismo como la única vía de salvación posible para España y la religión católica. Cucala, además, procedía de una familia carlista y su pueblo, Alcalá de Chivert, como muchos de Castellón y Valencia, era un tradicional feudo y vivero carlista.

Estaba considerado un buen estratega y fue nombrado primero teniente coronel y finalmente brigadier o general por Carlos VII, en atención a sus méritos. Combatió en el Maestrazgo, tradicional feudo carlista, se apoderó de Segorbe, donde requiso 800 fusiles. El 24 de septiembre de 1873 se apoderó de Játiva. Tomó Sagunto, Burriana, Villarreal, Onda, Alcoy, Almazora, Borriol. Sus fuerzas sitiaron Castellón. También combatió en Cataluña y el 22 de febrero de 1874 tomó Amposta.
Combatió también en Castilla y participó en la toma de Cuenca. En el combate de Minglanilla resultó herido de gravedad. Obtuvo la Cruz al Mérito Militar. Fue un guerrillero muy hábil que destruía vías férreas y postes telegráficos, esquivaba al ejército liberal y republicano, se movía con sus tropas con rapidez y caía por sorpresa sobre sus objetivos. Solía organizar solemnes procesiones en honor a la Virgen cuando sus tropas tomaban una población. Precisamente por su mentalidad guerrillera Cucala mantuvo difíciles relaciones con los mandos militares profesionales del ejército carlista como los generales Dorregaray, Lizárraga, Palacios o Velasco (igual que le ocurrió a otro gran guerrillero, el Cura Santa Cruz). Cucala defendía que la lucha militar convencional debía ir siempre acompañada de acciones guerrilleras constantes.
Cucala se enfrentó al general Dorregaray por la decisión de éste de abandonar Castilla en 1875. Para Cucala esto significaba perder la guerra. Él dudaba de la lealtad del general Dorregaray (y se acabó demostrando que llevaba razón) pero por de pronto esto le costó a Cucala un breve encarcelamiento en Guipúzcoa. Finalmente fue puesto en libertad y Carlos VII nombró a Cucala comandante supremo del Ejército del Centro, pero ya era tarde.
Se exilió en Francia y mantuvo siempre su lealtad a Carlos VII. Acusado por la prensa liberal y revolucionaria, que ya entonces dominaba las técnicas de la propaganda, de atrocidades y asesinatos, le envió una carta al famoso historiador de las guerras carlistas, Antonio Pirala, de ideología liberal, donde detallaba todas sus actuaciones, negaba que hubiese cometido atrocidades y justificaba los fusilamientos que había ordenado. Escribió dos diarios de guerra. Hoy tiene dedicada una calle en su localidad natal. Murió en Port Vendrés, Francia, en 1892.
Toda esta historia se explica en el libro “ Pascual Cucala Mir Relatos de la tercera guerra carlista”, de 415 páginas, de Javier Tomás Villarroya publicado por la editorial Antinea en 2014. En este libro se detallan su vida y sus acciones militares ya que incluye parte de sus diarios de guerra. En definitiva, otra interesante figura de la historia de España en el ámbito del Carlismo, probablemente el ideal político contemporáneo que mejor ha simbolizado la esencia de la España tradicional.
Rafael María Molina
Categorías:BIBLIOTECA Y CITAS
Es curioso estos de la «pequeña historia», que suelen tener mucha más importancia de la que parecen.
Eso que dicen que por una herradura se perdió el cabello, por un caballo se perdió el caballero, por un caballero se perdió el regimiento, por un regimiento se perdió la batalla y por una batalla se perdió la guerra…parece que a veces es verdad.
Parece interesante el tipo y seguro que para los carlines es un verdadero héroe -un simple labrador echado al monte-.
Un ejemplo para muchos de lo que hay que hacer para luchar contra la anticatolica masonería ladrona y los engreidos chupadores que se esconden detrás cuando ponen en peligro la civilización y la religión que la sustenta.
El drama de toda esta historia es que esto comienza con la colaboración con el enemigo invasor, sigue con los «liberales» y la cesión a Inglaterra de los virreinatos, sigue con tres guerras civiles, dos repúblicas y la Transición, porque desde el principio todo estaba pensado y organizado para volver a la Segunda República Bananera. Lo quiera el Pueblo o no.
No sé los que sufrimos a esta gentuza supremacista lo que vamos a conseguir con toda esta estafa.
Más prosperidad, con la des-industrialización de la «reconversion» ya vemos que no: es imposible.
(como siempre pasa cuando cierras lo que te da de comer)
Pero el que llevemos dos siglos con toda esta historia de una minoría secreta intentando de apoderarse del Estado y que sigan igual solo indica la cantidad del botín del premio en liza:
Como podemos ver en Francia, que gobiernan, además de descatolizar el pais con la educación, el «laicismo» y los «valores republicanos» (que una minoría de extranjeros sojuzgue a la mayoría de católicos en su egoísta beneficio), llenar el pais de colonos musulmanes subvencionados.
Eso sí, todo con el eslogan de la «libertad», la «igualdad» y la «fraternidad», que dan para un roto y un descosido.
Después de 4 guerras civiles en 100 años más las guerras de cesión del Imperio a Inglaterra y Estados Unidos, seguimos exactamente igual sin aprender la lección.
Pues, !Viva Cucala Mir y todo su linaje!
Mientras haya héroes como él, los españoles no están vencidos. Hay esperanza y hay futuro.
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Muy interesante, sobre todo por dejar constancia que no sólo Santa Cruz tenía problemas con la jerarquía castrense. Muy buen aporte.
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No voy a poner la mano en el fuego por nadie, especialmente por gente que no conozco, pero normalmente la gente excepcional tiene siempre problemas con la jerarquía.
A veces por pura envidia a la excelencia, a veces porque las ordenanzas han de cumplirse y es trabajo de la jerarquía cumplirlas y hacerlas cumplir.
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