Amalia Domingo Soler

Uno de los mitos del catalanismo es presentar Cataluña como una nación siempre más moderna que el resto de España. Ello contrasta con el arraigo del espiritismo y del ocultismo en Cataluña. Ya en 1888, con motivo de la Exposición Universal, se realizó en Barcelona el Primer Congreso Espiritista Internacional.

El espiritismo había sido introducido en España por un tortosino, José María Fernández de Colavida, y había arraigado con fuerza en la Cataluña laicista. Una de los impulsores del espiritismo fue una andaluza Amalia Domingo Soler, una andaluza que, tras varios años de intentar vivir del espiritismo sin éxito en Madrid, se asentó en la villa de Gracia y ahí triunfó. Publicó La luz del porvenir, una de las revistas espiritistas más importantes del siglo XIX.

Gerard Horta, en su obra De la mística a les barricades, defiende la tesis de que el movimiento obrero catalán quedó impregnado de la influencia espiritista que, junto a la masonería, le dotaron de una mística revolucionaria. El caso es que en 1934, con motivo del XIV Congreso Espiritista Internacional en Barcelona, se acreditaron 120 asociaciones espiritistas catalanas.

Emili Guanyavents

El espiritismo se fue extendiendo y llegó a los rincones más insospechados. En el epistolario de Joan Sales, miembro de un pequeño Partit Comunista Català, con Màrius Torres, se puede leer, en carta del 13 de agosto de 1936, una curiosa anécdota. Relata unos encuentros en la casa de Companys en la Rambla Cataluña, antes de que llegara a ser Presidente de la Generalitat. Estos encuentros eran para asistir a sesiones espiritistas. A las sesiones acudían su primera mujer y su hija y, con cierto tono de humor, cuenta cómo se les apareció Francesc Layret (el abogado de los obreros), reconocible por su gordura y cojera.

En estos ambientes espiritistas eran por los que se movía Emilio Guanyavents, redactor del actual y “oficial” himno de Els Segadors, que acabaría trabajando como traductor en el Institut d´Estudis Catalans.

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