Fallece el divisionario catalán José María Blanch Sabench


Rafael María Molina

Rodeado del cariño de su familia y de la admiración de muchos españoles, ha fallecido José María Blanch Sabench, uno de los últimos veteranos de la División Azul que, por ley natural, van quedando con vida. Había nacido en San Feliu de Guíxols, Gerona en 1923. Tenía 102 años. Se había alistado en la División Azul a la edad de 19, en 1942. Luchó con la División en el frente ruso entre mayo de 1942 y noviembre de 1943. Tomó parte en la batalla de Krasny Bor, en el mes de febrero de ese año, la más dura que afrontó la División.

De pequeño residió en Francia con su familia, y después de la guerra volvieron a España. Aunque no había experimentado personalmente los horrores de la represión republicana, los numerosos testimonios que fue conociendo sobre las atrocidades del terror rojo en Cataluña y su propio talante personal le llevaron a alistarse en la División Azul. Según él mismo, se unió a la División llevado por su anticomunismo y por el espíritu militar que sentía; «Siempre que veía el NO-DO tenía ganas de poder estar donde estaban aquellos soldados alemanes que aparecían en la pantalla» decía Blanch Sabench en el testimonio que aportó en el libro «Los últimos cincuenta de la División Azul» de Alejandro Nolasco (SND Editores, 2021).

Formó parte de la Plana Mayor del I y II Grupos de Artillería del Regimiento 250. En su testimonio en el citado libro habla acerca de las numerosas situaciones dramáticas que vivió en aquella durísima guerra, así como circunstancias y anécdotas diversas.

Durante la batalla de Krasny Bor sintió la muerte muy de cerca sobreviviendo a terribles bombardeos rusos y vio caer a muchos de sus compañeros. Tras haber agotado toda la munición artillera de la que disponían al haberla disparado contra los rusos, su unidad quedó dispersa y sobrepasada por la avalancha de soldados soviéticos que se lanzaban al ataque.

Con un grupo de soldados españoles dispersos luchó entonces junto a una empalizada intentando frenar a la infantería rusa y viendo pasar a su alrededor a los tanques soviéticos T-34, en duros combates junto a las casa de la aldea. «Mi única obsesión era disparar antes de que me dispararan a mí; yo les hacía fuego desde detrás de un árbol con la mitad del cuerpo metido en la nieve y le tiraba a todo lo que se movía. Todo era fuego de fusilería y granadas. Conforme iban pasando las horas de combate me sobrevolaba la mente el mismo pensamiento: Hasta ahora has tenido suerte pero de aquí no vas a salir vivo» recordaba Blanch Sabench.

Pero por suerte sí pudo sobrevivir a aquella terrible batalla. En noviembre de 1943 su unidad fue repatriada a España.

Hombre de cultura, y aficionado a los idiomas, hablaba, aparte de español y catalán, inglés, francés, alemán y en Rusia llegó a aprender nociones de ruso. Tras regresar a España se afincó en Madrid y llegó a ser directivo de diversas multinacionales norteamericanas.

Descanse en la paz del Señor.



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6 respuestas

  1. La muerte no es el final. DEP.

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  2. Descanse en Paz. Gente así nos hace falta.

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  3. Honor y gloria para nuestros héroes de la DivisiónAzul.

    D.E.P.

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  4. Los heroes nunca mueren

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  5. Descanse en paz este divisionario, gran catalán y por lo tanto gran español, del que todos nos sentimos orgullosos.

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  6. Honor y gloria por siempre.

    D.E.P.

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