Hola. Soy «Las verdades duelen». También soy comentarista en «Dolça Catalunya».
Yo os deseo un magnífico 2025. Que este nuevo año sea, por supuesto, muchísimo mejor que el nefasto 2024.
Y, sobre todo, os guste o no, que todos seamos un año más jóvenes (no un año más viejos).
Si amáis verdaderamente nuestro país, España, lo lógico es desear la prometida vida eterna en España. Infinitas vidas eternas en España. Y con Vox gobernando eternamente. Ja, ja, ja. Aunque, bueno, seguramente el cielo será muchísimo mejor.
Hay que amar y perdonar más al prójimo.
Hay que escuchar más a los demás. La libertad de expresión es para todos.
No estoy de acuerdo con la palabra «batalla». ¿Batalla? Empezamos mal el año nuevo 2025 si no cambiamos nuestra manera de ver las cosas. Nuestro único enemigo es Satanás. Los «indepes» no son nuestros enemigos. Simplemente tienen una ideología distinta a la nuestra. A ver si queda claro.
Del independentismo catalán, también se sale. Si lo interpretamos como una secta o como una droga, claro.
Los estereotipos son construcciones sociales que adquirimos y asimilamos, asumiéndolas como válidas.
Un independentista catalán puede dejar de serlo y empezar a votar a Vox durante el resto de su vida.
Un musulmán puede dejar de serlo y convertirse al cristianismo.
Yo sí lo creo. Nada es imposible.
No se trata de convencer a los demás. Tarde o temprano, cada uno acaba corrigiendo sus errores. En el caso de la fe cristiana, uno mismo acaba dándose cuenta de que el camino correcto es el cristianismo. A mí nadie me ha venido a convencerme de nada.
Me parece a mí que esto de hablar mal de los demás -de quienes profesan otras religiones y votan a otros partidos políticos distintos a Vox- no ayuda en absoluto a construir una sociedad más justa. Y, por supuesto, una sociedad más respetuosa y más altruista entre nosotros, entre quienes la conformamos.
Bienvenidas sean las críticas constructivas. Abandonemos las críticas destructivas.
Y no, no me he vuelto loco. Simplemente me asusta el hecho de que ya estemos en el año 2025 y todavía no hayamos aprendido la lección. Irremediablemente, el siglo XX ya es descrito como «el siglo pasado». Como si fuéramos todos unos vejestorios. ¿Que no os dais cuenta de que el mundo podría ser muchísimo mejor de lo que es? ¿Por qué no corregimos lo que está mal? ¿Por qué seguimos cometiendo los errores del pasado?
Entrad en YouTube y buscad «Jesús G. Maestro». Vídeos que he visualizado y que recomiendo efusivamente:
«El oso, la mona y el cerdo: 3 razones para no confiar nunca en quien te elogia» (27 de diciembre del 2024).
«Un curioso informe político revela deficiente formación en adultos e idealismo extremo en jóvenes» (20 de diciembre del 2024).
No voy a escribir los enlaces. Son dos vídeos que están dentro del canal de YouTube de Jesús G. Maestro.
Y, por último, quiero comentar que cuando los argumentos se acaban en una discusión, diálogo o debate, debe reinar el silencio. Porque el intercambio de ideas debe ser eso, un intercambio, y no una lucha por tener la razón a toda costa.
Hola. Soy «Las verdades duelen». También soy comentarista en «Dolça Catalunya».
Yo os deseo un magnífico 2025. Que este nuevo año sea, por supuesto, muchísimo mejor que el nefasto 2024.
Y, sobre todo, os guste o no, que todos seamos un año más jóvenes (no un año más viejos).
Si amáis verdaderamente nuestro país, España, lo lógico es desear la prometida vida eterna en España. Infinitas vidas eternas en España. Y con Vox gobernando eternamente. Ja, ja, ja. Aunque, bueno, seguramente el cielo será muchísimo mejor.
Hay que amar y perdonar más al prójimo.
Hay que escuchar más a los demás. La libertad de expresión es para todos.
No estoy de acuerdo con la palabra «batalla». ¿Batalla? Empezamos mal el año nuevo 2025 si no cambiamos nuestra manera de ver las cosas. Nuestro único enemigo es Satanás. Los «indepes» no son nuestros enemigos. Simplemente tienen una ideología distinta a la nuestra. A ver si queda claro.
Del independentismo catalán, también se sale. Si lo interpretamos como una secta o como una droga, claro.
Los estereotipos son construcciones sociales que adquirimos y asimilamos, asumiéndolas como válidas.
Un independentista catalán puede dejar de serlo y empezar a votar a Vox durante el resto de su vida.
Un musulmán puede dejar de serlo y convertirse al cristianismo.
Yo sí lo creo. Nada es imposible.
No se trata de convencer a los demás. Tarde o temprano, cada uno acaba corrigiendo sus errores. En el caso de la fe cristiana, uno mismo acaba dándose cuenta de que el camino correcto es el cristianismo. A mí nadie me ha venido a convencerme de nada.
Me parece a mí que esto de hablar mal de los demás -de quienes profesan otras religiones y votan a otros partidos políticos distintos a Vox- no ayuda en absoluto a construir una sociedad más justa. Y, por supuesto, una sociedad más respetuosa y más altruista entre nosotros, entre quienes la conformamos.
Bienvenidas sean las críticas constructivas. Abandonemos las críticas destructivas.
Y no, no me he vuelto loco. Simplemente me asusta el hecho de que ya estemos en el año 2025 y todavía no hayamos aprendido la lección. Irremediablemente, el siglo XX ya es descrito como «el siglo pasado». Como si fuéramos todos unos vejestorios. ¿Que no os dais cuenta de que el mundo podría ser muchísimo mejor de lo que es? ¿Por qué no corregimos lo que está mal? ¿Por qué seguimos cometiendo los errores del pasado?
Entrad en YouTube y buscad «Jesús G. Maestro». Vídeos que he visualizado y que recomiendo efusivamente:
«El oso, la mona y el cerdo: 3 razones para no confiar nunca en quien te elogia» (27 de diciembre del 2024).
«Un curioso informe político revela deficiente formación en adultos e idealismo extremo en jóvenes» (20 de diciembre del 2024).
No voy a escribir los enlaces. Son dos vídeos que están dentro del canal de YouTube de Jesús G. Maestro.
Y, por último, quiero comentar que cuando los argumentos se acaban en una discusión, diálogo o debate, debe reinar el silencio. Porque el intercambio de ideas debe ser eso, un intercambio, y no una lucha por tener la razón a toda costa.
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Y yo felicito a esa Junta Directiva ejemplar y merecedora de todos los éxitos y la más absoluta felicidad.
Un fuerte abrazo para todos los miembros de la Junta Directiva.
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Amén
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