
Han sido necesarios 186 años para tener un nicho con su nombre. Ya no será jamás una tumba anónima que pasaba desapercibida, a pesar de haber protagonizado unas de las páginas más sangrientas de la historia de Tortosa y salir a todos los libros sobre las guerras carlistas. María Griñó, la que fuera fusilada por los liberales por ser la madre de Cabrera, por fin tiene su placa de recuerdo en su nicho del cementerio de Tortosa.
Los restos permanecían hasta ahora sin ningún tipo de inscripción, después de pasar por varias inhumaciones. El destino de los restos de Griñó había sido una incógnita histórica, resuelta gracias a la investigación del archivero municipal, Miquel Estrampes, y un investigador particular vinculado a la familia.
La alcaldesa de Tortosa, Meritxell Roigé, ha visitado el nicho donde ha declarado: «Hoy le rendimos un homenaje dignificando el espacio donde se encuentran sus restos con una placa y una imagen para recordar que aquí se encuentran los restos de una mujer que fue fusilada sólo por el hecho de ser madre».
La placa ha sido preparada con el consenso de unos descendientes de la familia, de El Vendrell. Aparece el retrato de María Griñó de joven, el nombre y la fecha de nacimiento y de muerte y la siguiente inscripción: «Madre del general carlista Ramon Cabrera Griñó, fue fusilada por los militares liberales españoles de la época en las afueras de la ciudad, donde hoy está la plaza Alfonso XII, en venganza por los actos de su hijo. Después de haber pasado por varias tumbas, sus restos descansan en este nicho donde también reposan miembros de la familia Olesa. Así lo ha podido documentar una búsqueda municipal realizada en verano de 2020. En recuerdo de una mujer inocente víctima de un crimen político execrable. Descanse en Paz».

Durante la primera guerra carlista, el general Nogueras ordenó fusilar a la madre del General Cabrera que llevaba encarcelada un año y medio. También se habían encarcelado a sus hermanas, aunque no fueron ejecutadas. El fusilamiento de Griñó, el 16 de febrero de 1836, se produjo en un ambiente de guerra civil enconada. Donde la ejecutaron, en la Barbacana, se llevaron a cabo hasta 400 fusilamientos. La llevaron a fusilar subida sobre un burrito, sin poder despedirse de sus hijos. Y por el camino hacia su triste e injusto final repetía: «¡Mirad, hijos míos, me llevan a matar!».
Los restos pasaron por tres nichos de dos cementerios distintos antes de la actual tumba. Griñó fue enterrada siempre con la familia carlista Olesa.

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Tiene que haber mucha gente interesante que, no siendo de primera fila, corremos el riesgo de que sus despojos mortales desaparezcan para siempre.
Entiendo que la importancia de esta mujer está no sólo en ser la madre de Cabrera, sino sobre todo por ser asesinada como venganza; esto es, un crimen político. Y esto en una zona que desde siempre ha sido carlina.
El carlismo fue la reacción natural de una parte muy importante de los españoles, no es solo catalan y navarro, que estaban en contra de que una minoría, en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad robase a los vecinos las tierras comunales, a la Iglesia, hospitales y colegios los bienes con los que financian su actividad, estaban en contra también que los servicios de educación y sanidad, que siempre habían sido gratuitos tuvieran ahora que ser pagados por los vecinos y la persecución del catolicismo, que es la religión de la tierra y en lo que se fundamenta esta sociedad en concreto. Todo con la excusa del progreso de los políticos y sus amos.
Desgraciadamente no hemos aprendido la lección, porque después de cuatro guerras civiles (las 3 carlistas y la frentepopulista) en un siglo, vamos a por más en cuanto los políticos del 78 ven cómo pueden sacar tajada.
Esta es la maldición de los «ilustrados», que se creen con el derecho de obligarte a comer, dormir y cagar como a ellos les da la gana -siempre por tu bien, pobre idiota-. Nosotros, además de obedecer, pagamos la cuenta.
Felicidades por esta iniciativa y muchas gracias a la familia Olesa, porque gracias a ellos la memoria de la madre del Tigre del Maestrazgo no se ha perdido.
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Me llama la atención la parte del texto de la inscripción que dice: » … fue fusilada por los militares liberales españoles de la época en las afueras de la ciudad……» Nogueras , Cabrera , los liberales, los carlistas , todos eran españoles. Fue una guerra civil, entre españoles, entre vecinos y paisanos. Pero este texto, escrito casi doscientos años después, incluyendo los de españoles, me parece una tergiversación de los hechos históricos, una manipulación. ¡Qué pena! porque el fusilamiento de Dña.María Griñó fue un asesinato execrable y será poco todo el reconocimiento que se haga en memoria de esta señora. Pero con honestidad y sin aprovechamiento político.
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Yo he pensado lo mismo. Lo de españoles conlleva una connotación negativa( asociada a los que fusilaron en tamaño crimen). Nada nuevo en el secesionismo catalán.
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La alcaldesa independentista de Tortosa, militante de Convergencia Democrática de Cataluña, luego diputada en la asamblea regional por CiU, siendo una de sus portavoces y últimamente diputada de de Junts pel SI ha dicho textualmente:
…»Hoy le rendimos un homenaje dignificando el espacio donde se encuentran sus restos con una placa y una imagen»…
Es decir, que la lápida ha sido cosa del Ayuntamiento, que naturalmente ha arrimado el ascua a su sardina.
Naturalmente en la tumba de Cabrera nunca pondrán: «General español», aunque él se sentía plenamente español y luchaba por España y Alfonso XII le nombró Conde de Morella y Marqués del Ter, precisamente por ser español.
De paso diremos que esta mujer, que ciertamente debió de ser excepcional, por el hijo que tuvo, no fue «fusilada sólo por el hecho de ser madre»…fue fusilada únicamente por ser la madre de un enemigo terrible al que nunca pudieron cazar; esto es, fue una VENGANZA, como tantas que se cometen durante las guerras.
Fue asesinada por ODIO durante una guerra civil.
Merichel no ha aprendido ni quiere aprender; sin darse cuenta que, hoy como ayer, los que sufren las consecuencias no son quienes crean el problema, en este caso los masones y los políticos de Madrid y Cataluña, sino inocentes, como esta mujer y la familia de Merichel.
Naturalmente que Doña María Griño era partidaria de su hijo, como es normal en una madre y como es normal cuando hay un conflicto del mal contra el bien. Pero eso no es razón para asesinar a nadie.
Reescribiendo la Historia no se van a salir con la suya.
Decir que me da asco estos políticos que todo lo que tocan o lo roban o lo convierten en mierda ya no importa.
Algún día, tal vez cuando Dios llame a Su Tribunal al ladrón Pujol a rendir cuentas, esta pesadilla de políticas y políticos terminará. Espero que sea lo antes posible por el bien de todos; también de los familiares de Merichel.
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Magnífico comentario. Me ha encantado. Y llevas toda la razón: Merichel ni ha aprendido ni quiere aprender. Ella sigue con su «odio». No respeta ni a los muertos.
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