Dicen que, ante una botella llena hasta la mitad, existen dos clases de personas: las que la van medio llena (optimistas), y las que la ven medio vacía (pesimistas). Ante el resultado de las elecciones catalanas también se pueden hacer dos tipos de interpretaciones. En el presente artículo queremos reseñar ambas interpretaciones, aunque poniendo énfasis en las interpretaciones optimistas, aunque sean a largo plazo.

Comenzamos por la botella medio vacía. El separatismo ha vuelto a ganar las elecciones. Años de caos, de enfrentamientos entre catalanes, de violencia callejera, de peleas constantes entre los propios separatistas, de huida de empresas, de decadencia económica y de parálisis institucional no han hecho mella en el millón y pico de abducidos, que siguen creyendo en la “republiqueta” como una especie de Paraíso en la Tierra.

Se perfila un gobierno de concentración separatista, con una posible participación de la CUP y con un JxC que ha perdido completamente su norte (de partido de la burguesía catalana a “antisistema”) liderado por una hooligan, presunta delincuente, que imita el lenguaje de la CUP, pero con bolsos de Armani y modelitos caros. Las escenas de violencia callejera, con destrozos y saqueos, alentados por Arran (rama juvenil de la CUP) y por los CDR (fuerza de choque de ERC y JxC), con una policía desnortada y arrojada a los pies de los caballos, son un adelanto de lo que le espera a Cataluña estos próximos años.

Pero un análisis más profundo, no solamente de los resultados electorales, sino de los diversos acontecimientos que están sucediendo en Cataluña, nos pueden mostrar también la botella medio llena.

En primer lugar, constatar que, si bien el separatismo ha obtenido más del 50% de los votos emitidos, también es cierto que la abstención ha rozado el 50%, con lo que los resultados electorales separatistas se reducen a un 25% del censo aproximadamente, y que, en realidad, ha perdido más de 700.000 votos. Es decir, el número de votantes separatistas desengañados, que ya no creen en las mentiras de sus dirigentes, ha crecido de forma notable.

Pero lo que ha engordado mayoritariamente al partido de la abstención son los desengañados de estos partidos llamados “constitucionalistas” (PP y C,s). Especialmente notable es el declive de C,s, que pasa de 36 diputados a 6. Esto significa que una gran parte de los catalanes contrarios al separatismo se han desengañado del oportunismo e inoperancia de estos partidos, y han optado por la abstención.

¿Qué es el “constitucionalismo”? La peregrina teoría de que se puede combatir al separatismo únicamente apelando la “cumplimiento de la ley”, y defendiendo un régimen, el régimen del 78, que ha sido el principal responsable del crecimiento del separatismo, dándole poder, visibilidad e influencia pública. Frente a la seudomística separatista, estos partidos han sido incapaces de ofrecer ninguna alternativa ni ninguna idea fuerza capaz de movilizar a la gente. Pero, además, se han dedicado sistemáticamente a bloquear cualquier intento de movilización desde coordenadas auténticamente patrióticas y críticas con el régimen del 78.

Otro dato importante es la entrada, con fuerza, de Vox en el Parlamente autonómico. Aunque este partido no se ha desenganchado del todo de los planteamientos “constitucionalistas”, no los ha puesto en el centro de su mensaje. Ahora habrá que ver como gestiona su éxito.

Los días que han seguido a la convocatoria electoral han contemplado escenas de violencia en las calles de una intensidad importante. Arran y los CDRs, los cachorros de la CUP, de JxC y de ERC (es decir, de los que van a gobernar) se han enseñoreado de las calles de Barcelona y de otras ciudades de Cataluña, protagonizando destrozos, saqueos y agresiones a una policía maniatada. Esto está haciendo despertar y reaccionar a mucha gente.

En definitiva, aunque las perspectivas a corto medio plazo para Cataluña son muy negras, hay indicios de un despertar a largo plazo. La batalla será dura.

José Alsina Calvés

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