La Generalitat ha anunciado este viernes que tiene previsto iniciar en verano de 2021 las obras para retirar el monumento dedicado a la batalla del Ebro en Tortosa. Fue inaugurado en 1966 para conmemorar la victoria en la Batalla del Ebro y la operación costará unos 200.000 euros.

En el pedestal sobre el que se erige el monumento -los restos de un antiguo puente que los republicanos volaron en su retirada-, no está previsto levantar ninguna obra. El presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonés, ha afirmado que el monumento es un «insulto a las víctimas del franquismo». Aunque quizá debiera plantearse la dignidad de los de la quinta del biberón que lanzaron los republicanos a una carnicería.

La Generalitat quiere ignorar que se celebró un referéndum municipal (2016) y ganaron los tortosinos que querían que se mantuviera el monumento. También se olvida que el el monumento está incluido el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. O que el Ayuntamiento de Tortosa y la Diputación de Tarragona declararon que, una vez retirados algunos de los símbolos, el monumento puede ser considerado como un homenaje a los muertos de los dos bandos. O que el artista autor fue un catalán de pura cepa: Lluís Maria Saumells,

El monolito se inauguró el 21 de junio del 1966 con una visita de Franco a Tortosa. El acto congregó a 100.000 catalanes. Ahí es nada.

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