
En la actualidad estamos acostumbrados a que el diario La Vanguardia rinda culto a los mitos del nacionalismo catalán pero en sus tiempos este periódico veía las cosas muy distintas. Durante la República calificaba a Francesc Maciá, presidente de la recién instaurada Generalitat como lo que era: un político fanático en su odio a España, excéntrico y desde luego, un presidente ineficaz.
A finales de agosto de 1931, 40.000 obreros se declararon en huelga en Barcelona y el 3 de septiembre se proclamó la huelga general en la ciudad quedando interrumpidos todos los servicios. Además se produjo un gran motín de los presos de la cárcel Modelo que quemaron la capilla y atacaron con pistolas a los guardias. Se produjeron graves disturbios en varios barrios de la ciudad. Maciá apoyó públicamente a los revolucionarios. Una de sus obsesiones era multiplicar los gestos hacia los anarquistas de la CNT para atraerlos hacia el separatismo catalán (cosa que no logró). El Gobernador Civil Oriol Anguera de Sojo (todavía militante de ERC pero que pronto evolucionaría hacia la derecha española y que 3 años más tarde sería ministro de la CEDA) desobedeció a Maciá y presentó batalla a los insurrectos que finalmente se rindieron. Hubo 6 muertos y 46 heridos.
Comentando estos hechos el editorial de LA VANGUARDIA del 5 de septiembre decía: ”Ya es imposible seguir callando. Barcelona es víctima de la monstruosa mezcla de extremistas políticos y sociales incompatibles entre sí. La Esquerra Republicana no tiene cohesión, ni pensamientos, ni hombres, ni nada. Maciá y los suyos aceptaron para triunfar el apoyo del sindicalismo como hubieran aceptado el del diablo. Maciá está dispuesto a entregárselo todo porque en política Maciá es el hombre de más inverosímil simplicidad.

Revueltas en las calles de Barcelona
Maciá es optimista, no se apura por nada, promete millones y la paz universal si se tercia y si estallan las guerras revolucionarias encabeza las suscripciones para alentar a los huelguistas y mientras no le toquen su obsesión (el nacionalismo) el mundo le parece un Edén. El sindicalismo deja a Maciá a y a los suyos entretenidos en sus misiones idílicas […] y hasta las favorece pues siendo las autoridades civiles prisioneras de los sindicatos cuantas más facultades alcancen aquellas, más fácilmente pueden éstos emplearlas en sus fines de subversión social.
Hemos llegado, sin embargo, a un punto decisivo. Si las autoridades civiles de esta tierra son incapaces de dejar de ser juguetes de una minoría anarquista que pretende conducirnos a una miserable barbarie, el número creciente de catalanes avisados habrá de alzarse con toda energía para recusarla y buscar, donde la encuentre, la indispensable protección que en vano pedimos en nuestra casa.
Con ese amenazador “donde la encuentre”, LA VANGUARDIA ( portavoz oficioso de la burguesía catalana) ya insinuaba claramente la disposición de ésta a “alzarse” con el Ejército y la derecha española para acabar con una Generalidad que, ya entonces, gracias a Maciá, empezaba a ser sinónimo de desgobierno y caos.
RAFAEL MARÍA MOLINA. HISTORIADOR.
FUENTE: Otra historia de Cataluña. Marcelo Capdeferro. Editorial Acervo. 2009
Categorías:HISTORIA, MITES NACIONALISTES / MITOLÓGICAS
Pero La Vanguardia ahora ensalza a Macià, supongo, porque han falsificado tanto La Historia estos bichos , que se creían que La Republica se conseguiría ahora y con la complicidad del Gobierno del Estado, de Podemos, del Plurinacional ,de Iceta, de la colaboración del PNV, de Bildu, de Sortu, y algunos más.
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LA VANGUARDIA DE ANTES NO TIENE NADA QUE VER CON LA VANGUARDIA DE AHORA O SEA QUE UNA NOTICIA FALSA
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