Tras una serie de incidentes en el perímetro defensivo de Ceuta y Melilla, el 22 de octubre de 1859 el Gobierno de O’Donnell declaró la guerra a Marruecos. Se formó un contingente de 40.000 hombres, entre los que cabe destacar la presencia de los «tercios vascongados», casi todos veteranos carlistas, y de catalanes, pese a estar exentos de la recluta militar.
Habían llegado a Marruecos los Voluntarios Catalanes, unos 500 hombres mandados por D. Victoriano Sugrañes, vestidos al uso del país, con calzón y chaqueta de pana azul, barretina, botas amarillas, canana por cinturón, chaleco listado, pañuelo de colores anudado al cuello, manta a la bandolera, y fusil con bayoneta.
Esta pieza musical pertenece a la zarzuela de Gerónimo Giménez estrenada en 1893 y titulada “Los voluntarios”.

Marià Fortuny, Reus, 1838 – Roma, 1874. Dibujo de 1860, lápiz grafito sobre papel
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Nadie como un legionario
puede llevarte, Jesús
que él también tiene un calvario
como lo tuviste Tú.
En andas te lleva sintiendo
tal dolor, tal sufrimiento
el suyo al Tuyo fundiendo
que no hay en su vida un momento
que no esté unida a Ti su suerte.
y te pide la clemencia
que cuando le llegue la muerte
tenga a su lado Tu Presencia
Jesús, y a los altos cielos
Le lleves para fiel seguirte
con el mismo ardiente celo
con el que quiso servirte…
Si como Tú, destrozado,
tiene que ser su final
está con él a su lado
en ese instante crucial
y cuando entregue su alma
este valiente soldado,
merezca tener la palma
que en buena lid ha ganado.
Que él no pide nada más
que sentir que Tú estás cerca
pues no ha dudado jamás
de que no hay cosa más cierta
y su fe en Ti no ha temblado.
Cristo de la Buena Muerte,
Hermano, el más abnegado, tiéndele Tu Mano Fuerte…
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