La impunidad de los mentirosos está en la ausencia de conciencia. En Matrix.cat no hay conciencia de verdad ni mentira. Sólo buenos y malos. Y cuando los malos son más malos, misteriosamente los buenos son más buenos.

Y este es el principio que ha aplicado Marta Rovira, sin el más mínimo rubor nos ha tratado a todos los demás como subnormales. Se ha puesto a denunciar que según “fuentes solventes y contrastadas” del Ejecutivo central hicieron llegar a Carles Puigdemont y a Oriol Junqueras la posibilidad de un “escenario de violencia extrema con muertos en la calle” ante la escalada de la tensión política en Catalunya. Además, Rovira ha relatado que se amenazó con el “uso de armas de fuego”.

El Gobierno evidentemente lo ha desmentido. No es que el Gobierno sea un deshecho de virtudes  pero el frío de la meseta dificulta construir matrix tan eficaces como los del mediterráneo. Rovira, con su pinta de monja que no acabó en el convento, quiere crear un relato victimista. Pero el tono que le pone es el propio que se utiliza para asustar a los niños de P3.

De Colau mejor no hablar.

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