
Qué bonito es okupar y que el ayuntamiento pague agua y electricidad. Esta práctica se va extendiendo sobre todos en las grandes ciudades. Algunas veces por necesidad, muchas por estilo de vida político y contracultural. El think tank Civismo ha calculado cuánto dejan de ingresar los propietarios de las viviendas okupadas de Madrid y Barcelona al no poderlas alquilar y al irse degradando.
Los okupas cuestan a los propietarios ni más ni menos que 21,4 millones de euros cada año. La causa es la depreciación de sus inmuebles y las rentas que dejan de generar al encontrarse con inquilinos que viven de forma ilegal.
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