
El 53% de las denuncias realizadas por la Guardia Urbana por infracciones de la ordenanza de civismo (OC) entre 2006 y 2016 se han producido en el distrito de Ciutat Vella.
El estudio, presentado por los investigadores Cristina Fernández y Andrés Di Masso, ha destacado que, de media, el comercio ambulante ha sido el principal motivo de denuncia (50%), seguido del consumo de alcohol (24%) y las necesidades fisiológicas (7%).
En relación al pago de las multas, de acuerdo con los datos del Instituto Municipal de hacienda (IMH) entre los años 2012 y 2015 el porcentaje de sanciones pagadas se situó entre el 39 y el 30%: «El impago es especialmente alto en infracciones como la venta ambulante». Ello es debido a que: «Las conductas más sancionadas difícilmente tienen cuentas corrientes que embargar, lo que repercute en la ineficiencia», dice el estudio.
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Pues Ciutat Vella es el escaparate de la ciudad para el mundo.
Además, sus habitantes, que tienen todos los derechos como el resto, sufren todos los días el vivir en una ciudad superturística; casi se han convertido en un parque temático.
Se podía esmerar un poquito más el Ayuntamiento, que para eso está y se le paga; no para hacer política demagógica nacional.
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