
Una entrevista de Xavier Rius en E-Notícies
Tras El manicomio catalán (2013) y El derecho a delirar (2014) el unionisa y sin embargo amigo Ramon de España (Barcelona, 1956) vuelve con Idiocracia. Esta vez no se mete con los catalanes en particular sino con los españoles en general cosa que ha propiciado también un cambio de editorial -no sé si pensar mal- de La Esfera de los Libros a Ediciones B. El autor no deja títere con cabeza, sobre todo de este progresismo que, en su opinión, nos llevará a la ruina. Yo, felizmente, no siempre estoy de acuerdo pero hay que leerlo aunque duela.
A usted se le ve decepcionado con la izquierda pero sobre todo con el PSOE.
Creo que el PSOE tuvo la oportunidad de hacer un país mejor y no quiso aprovecharla. De la derecha no esperábamos nada, pero de la izquierda sí. El PSOE se acabó pasando por salva sea la parte la social democracia alemana en la que se inspiraba y convirtiéndose en un partido de seudo izquierda que ha acabado propiciando la aparición de Podemos, sobre los que no puedo decir nada bueno.
Podemos va a ser la segunda depresión
No para mí. Nunca me he creído que cuatro profes de la Complutense tuvieran la solución a los problemas de España. Los encuentro rancios y viejunos, son como bolcheviques de los años 30 que se han equivocado de época y de país. Muchos esperábamos algo a la izquierda del PSOE, pero no esto. Y lo de poner L´estaca en los mítines ya es de juzgado de guardia. Creo que se alimentan de la nostalgia de épocas que no vivieron: los años 30, los 60. Lo del régimen del 78 es un buen hallazgo, pero me temo que solo oculta aquello que cantaba Celia Cruz: Quítate tú pa ponerme yo.
Los antiguos izquierdistas se han dedicado a ganar dinero o han enloquecido. Lo dice usted, no yo. Aunque podría estar de acuerdo.
Abunda el izquierdista que sigue considerándose parte de la solución cuando hace tiempo que es parte del problema. Cebrián y Roures son dos buenos ejemplos. Lo que más me molesta del progre profesional es que nunca hace autocrítica y nunca tiene la culpa de nada. Se ha otorgado una superioridad moral que me revienta.
¿Cómo lo lleva lo de ejercer de español en Cataluña?
No soy el único. De hecho, somos mayoría los que nos parece compatible ser catalán y español. Pero el discurso oficial va por otro lado y para ser buen catalán hay que tenerle manía a España. Desde los tiempos de Pujol se ha fomentado todo lo posible el odio al vecino, y ha funcionado más allá del tradicional 20% de independentistas. De todos modos, lo que sube puede (y suele) bajar.
o quiero darle un disgusto pero Tardá también defendió a Adolfo Suárez en el segundo debate de investidura de Pedro Sánchez. E incluso ahora lo cita el consejero de Justicia, Carles Mundó, que tambén es de ERC
A Suárez le pasó algo muy español: se le ponía verde en su época y luego se le santificó. Yo creo que fue un tipo listo que vio que al franquismo había que aplicarle la eutanasia porque no tenía ningún futuro en Europa, donde había sido una infame rareza durante 40 años. No sé si era sincero o si solo lo aparentaba, pero hizo lo que pudo en una etapa muy complicada.
Aquí tendemos a idealizar la República como si fuera una Arcadia feliz.
Es una manía que no comparto. La República tenía la razón de su parte, pero de ahí a considerarla una Arcadia…Había mucho odio acumulado en esa época y salió disparado en todas direcciones. Y la izquierda, como de costumbre, se dedicó a matarse entre ellos mientras el enemigo iba todos a una.
También vamos de antifranquistas pero Franco entró en Barcelona sin pegar un solo tiro.
Pues el discurso oficial ha convertido la guerra civil en una guerra entre España y Cataluña. Como si aquí no hubiese franquistas, cuando los había a manta. Y los que no lo eran, se acomodaron porque tenían un curro, un coche y hasta una segunda residencia. Los catalanes nos acomodamos a todo. Ahora nos hemos acomodado al nacionalismo catalán como antes al nacionalismo español. Nuestro lema sigue siendo, No te signifiques.
Yo me quedé de piedra cuando llamaron “fascistas” a Gerardo Pisarello y a los de la Amical de Mauthausen durante la inauguración de la estatuta de Franco.
Nos encanta llamarnos fascistas unos a otros. Lo de la estatua de Franco fue de risa. ¡Y menudo acto de valor el de los que la derribaron! Los huevos había que tirárselos cuando estaba vivo y Barcelona se llenaba de fans para aclamarlo. Ya lo dice el refrán: a moro muerto, gran lanzada. Ahí topamos con los guardianes de las esencias, los mismos que protestaron hace unos días por la instalación de los carritos en el Fossar. Esa gente se ha creído que Cataluña es suya y que solo hay una manera de ser catalán. Habría que pararles los pies, pero, ¿Quién lo va a hacer? ¿Colau, que carece de política cultural y siempre teme que se la acuse de botiflera? ¿Puigdemont, que piensa lo mismo que ellos?
En el fondo, a las clases medias de este país ya les iba bien Franco. Al fin y al cabo murió en la cama. En Portugal al menos hicieron una revolución.
Franco se vanagloriaba de haber inventado la clase media. Y la clase media no está para jugarse lo que ha conseguido y le sale muy bien mirar hacia otro lado. Pasaba durante el franquismo y pasa ahora mismo con el soberanismo. De ahí que la revolta dels somriures sea un timo. ¿Usted ha visto alguna revolución protagonizada por buenos burgueses? Aparte de no ir el 11 de septiembre a la segunda residencia que le obligaron a comprar los españoles, ¿qué piensa hacer el patriota catalán bien situado para alcanzar la libertad de la patria? Nada, aparte de rondinar, que eso se le da muy bien. Las revoluciones las hacen los genuinos oprimidos, los que no tienen nada que perder.
“Mas no ha parado hasta dividir Cataluña en dos”. La frase es suya. ¿Hay fractura social en Cataluña?”
Como le decía, se ha fomentado el odio al vecino, que es algo muy feo y que no se espera de ningún gobierno del mundo, y alguien debería pagar por eso. Mas es solo un oportunista que se hizo independentista de la noche a la mañana para figurar y pasar a la Historia, que es lo único que le interesa. Y ha contribuido a esa fractura social todo lo que ha podido, a esa división entre catalanes buenos (soberanistas) y malos (españolistas). No puede decirse que haya fractura social, pese a las burradas que ha soltado Inda últimamente, pero sí hay claros intentos de provocarla por parte de quien más debería evitarla: los que mandan. Afortunadamente, salvo los fanáticos, la gente sigue a lo suyo, que es la parte buena de ese habilidad para acomodarse a lo que venga que nos distingue.
Felizmente esto tampoco es Venezuela
Lo sería si Anna Gabriel llegara a presidenta de la Generalitat y pusiera el orden público en manos de Garganté. Afortunadamente, esa es una posibilidad muy remota, ¿no le parece?
Echa en falta a Jordi Cañas en el Parlamento catalán. Le voy a decir un secreto: yo, también. Nos daba muchos titulares. Sobre todo en la comisión de control de la CCMA. Y creo que en esta afirmación estará de acuerdo incluso mi amigo Quico Sallés.
Cañas es un gran parlamentario. Y el único miembro de Ciutadans con el que he hecho amistad, lo cual dice mucho sobre mi incapacidad para medrar, ya que Cañas es un apestado sometido al fuego amigo de su propio partido. …
¿Hay mucho converso en el procés? ¿Usted habla de los “soberanistas de aluvión”?
El fomento del odio ha dado sus frutos. Y del 40 y pico por ciento de independentistas, yo diría que la mitad son de aluvión, gente de esa que dice que no aguanta al PP…Nos ha jodido, yo tampoco, ¿pero por eso me voy a poner a romper un país?
¿España tiene arreglo?
Un arreglo definitivo, igual no. Pero hay que intentar todo tipo de chapucillas bien intencionadas.
¿Y Cataluña?
Lo mismo.

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Que este señor con los años que tiene diga cosas como que quería un partido socialista como en Alemania, donde la democracia( partitocracia) es de peor calidad incluso que en España, donde se ha instaurado una dictadura de lo politicamente correcto, que ha convertido al pueblo alemán en anmesico, sumiso y cobarde, es de pena. La culpa de lo que pasa en Cataluña no es solo de los separatista, sino de los tibios izquierdosos, relativista como este señor.
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No, lo que pasa es que en los 75-80 Alemania, con su socialdemocracia tenía un prestigio inmenso. No solo entre los felipegonzalistas, a los que apadrinó.
Recuerdo que para un socialista eso de que los sindicatos estuviesen en el consejo de administración de la empresa era el no va más del comunismo occidental. Además, los sindicatos alemanes tienen un montón de cosas para los trabajadores (creo que tienen Bancos también, porque es lo que decían los de UGT cuando empezaron a especular con el suelo para sacar money).
Todo ésto viene de unos equívocos:
1 que la prosperidad alemana -país que quedó arrasado tras la II Guerra Mundial- está relacionada con la socialdemocracia (es el producto de medidas ultraliberadoras de la economía, que crearon en muy poco tiempo la red empresarial de la que hoy se siguen aprovechando para tener pleno empleo)
2 que la «prosperidad» de un país y su desarrollo cultural tiene que ver con un gobernante ilustrado (el ejemplo puede ser Carlos III; pero también «Felipe González»), que además tiene la varita mágica para y la VOLUNTAD de subir los salarios, por ejemplo (sí ya ve lo ingenuos que éramos), de crear empleo, o de integrar millones de marroquíes. (así nos va )
Esta desgracia se ha hecho con eslóganes tales como «modernidad», «progreso», «Estado del Bienestar», «gastos sociales», «rebélate», «antifranquismo», «igualdad», «escuela laica»…que aceptados acríticamente por toda la población le ha permitido en nada de tiempo tener las manos libres para destruir el país y robar con Filesa y cía todo lo que han podido y más (ya sabemos que Pujol no era el único; precisamente por eso podía robar tanto con tanto descaro)
Por si me lo pregunta, lo que funciona no tiene nada que ver con voluntades ni eslóganes; sino con políticas que funcionan; normalmente estas políticas ya las han empleado otros países con éxito, por eso podemos decir que «pueden funcionar» (solo pueden)
Para mi, lo peor es como han destruido a los jóvenes -van casi 3 generaciones-.
Han criado unas generaciones incapaces de hacer el mínimo esfuerzo en su beneficio; que solo saben quejarse y reclamar ficticios derechos que tampoco quieren financiar con sus impuestos, con un grado bajísimo de cultura y de conocimientos útiles (de hecho no son empleables); niñatos criados por sus padres como príncipes, y que se extrañan ahora que su cónyuge o su jefe les traten como a cualquier hijo de vecino. Pero eso, sí: a consumistas no les gana nadie.
Aunque reconozco que en algo sí que han tenido éxito; y mucho: en la capacidad de la gente de ser manipulada y obrar siguiendo los eslóganes progresistas, solidarios, feministas, sionistas, transexuales y proletaristas.
En algo se tenía que notar que llevamos casi 40 años de democracia, ¿no?
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