
El Gobierno de Convergència i Unió que se autodenominaba Business Friendly en 2010, ha pasado con JxSí al otro extremo e incluso llega a plantear expropiaciones de concesiones a empresas por errores, en muchos casos, de la propia administración.
La alta presión fiscal y la inseguridad jurídica ante una hipotética independencia hacen que cada vez más empresarios decidan hacer las maletas e irse a Madrid. Lo cierto es que los datos de idas y llegadas de empresas son negativas para Cataluña.
Desde enero de 2016, cuando Puigdemont accedió al cargo, más de 200 empresas se han fugado de tierras catalanas, mientras que el número de las que desembarca es menor y las diferencias son relevantes al comparar los movimientos entre Madrid y Barcelona.
En febrero y marzo se fueron a la capital española 30 y 48 compañías y, en comparación, se instalaron en la Ciudad Condal 7 y 18. En abril, el saldo es de 34 a 7.
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