
A la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no le tiembla el pulso a la hora de despedir al personal. La semana pasada la alcaldesa echó a una de las asesoras del distrito, Huma Jamshed, al considerar que no cumplía con su trabajo. Jamshed, que es de origen paquistaní, acusó a la alcaldesa de haber actuado movida por el «racismo».
Ahora el equipo de Colau ha despedido también a Susana Tintoré, directora general de Barcelona Activa, el organismo municipal que trata de incentivar el empleo en la ciudad.
El entorno de Tintoré atribuye el despido a unas declaraciones que la directiva de Barcelona Activa realizó durante una conferencia, donde defendió que las empresas prefieren tener plantillas de menos de 50 trabajadores para reducir la conflictividad laboral, porque a partir de ese número de empleados la ley obliga a pasar de uno a tres delegados sindicales.
Según esta versión, esas declaraciones molestaron a los concejales de la CUP, que pidieron a la alcaldesa que despachase a Tintoré. No obstante, fuentes del Ejecutivo municipal afirman que el despido de Tintoré «no tuvo nada que ver con esas declaraciones» y que se produjo porque la directora de Barcelona Activa «no cumplía con sus deberes».
Los amantes de los trabajadores están aplicando sutilmente purgas estalinistas de todos los que disienten.
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