Catalanes ilustres olvidados oficialmente: el virrey Amat


Rafael María Molina

Manuel de Amat y Junyent Planella Aymerich y Santa Pau, (1704-1782) fue un militar y aristócrata catalán del siglo XVIII, que es recordado especialmente por su papel como eficaz administrador en el Imperio español de América. Muy especialmente es recordado por su condición de virrey de Perú en un largo periodo entre 1761 y 1776, durante el reinado de Carlos III.

Miembro de una importante familia de la aristocracia catalana, hijo del marqués de Castellbell y la marquesa de Castellmeiá, nacido en Vacarisas, desde joven mostró vocación militar. Ingresó en el Ejército y se distinguió en la lucha contra los franceses en Aragón en 1719 durante la llamada «Guerra de la Cuádruple Alianza» o «Guerra de Alberoni».

Más tarde tomó parte también en la defensa de Ceuta contra los ataques de las tropas del sultán de Marruecos y en la toma de Orán, en la actual Argelia. Luchó heroicamente después en las campañas militares españolas en Italia, distinguiéndose especialmente en la batalla de Bitonto, cerca de Nápoles, en 1734, en la que el ejército español consiguió una gran victoria sobre el austríaco durante la llamada Guerra de Sucesión de Polonia. Fue jefe del Regimiento de Dragones de Sagunto y en su carrera militar llegó a alcanzar el grado de mariscal de campo.

En 1755 fue nombrado Gobernador de Chile y presidente de su Real Audiencia por el rey Fernando VI. La Gobernación de Chile formaba parte del virreinato de Perú. Como gobernador impulsó notables obras públicas en el país y también fortificaciones militares a lo largo de la frontera mapuche, fundando ciudades como Hualqui, o Talcamávida y promovió las negociaciones con los mapuches o araucanos en 1758 y 1760 con los que consiguió llegar a un acuerdo parcial de amistad. Reestructuró la Universidad de San Felipe, en Santiago, y creó el considerado primer cuerpo policial chileno, los llamados «Dragones de la Reina»

En 1761 alcanzó la cumbre de su carrera política y militar, siendo designado por el rey Carlos III Virrey de Perú y presidente de la Real Audiencia de Lima. Este virreinato era el cargo más importante de toda la administración imperial española junto con el de Nueva España o Méjico. El virreinato de Perú abarcaba las actuales Perú, Chile Argentina y Bolivia. (aunque más tarde se crearía para estas últimas un virreinato propio, el del Río de la Plata) Amat llegó a Lima el 12 de octubre de 1761 y tomó posesión oficialmente en diciembre.

Micaela Villegas

Eran los tiempos de la llamada Guerra de los Siete Años, en los que la España borbónica luchaba en alianza con Francia contra Inglaterra. Por ello Amat promovió la construcción de fortalezas militares, bastiones y murallas en diferentes puntos como Lima, el Callao, Valparaíso, Valdivia, etc. Impulsó grandes reformas administrativas siguiendo la estela de las de Carlos III, en las que reorganizó la administración local, judicial, la hacienda y el importantísimo sector minero del virreinato, con las minas de plata de Potosí y Huancavelica.

Ordenó también y llevó adelante grandes obras públicas en Lima, como la remodelación de la Alameda de los Descalzos, la plaza de toros de Acho, la más antigua de Hispanoamerica (y la tercera del mundo), la Torre de la iglesia de Santo Domingo y el Paseo de Aguas.

Sin embargo a un nivel más popular su período de virrey fue famoso por la apasionada y a veces tormentosa relación sentimental que mantuvo el virrey Amat durante nueve años con la joven actriz de teatro, bailarina y cantante de ópera limeña Micaela Villegas, con la que tuvo un hijo, llamado también Manuel Villegas, mujer inteligente y ambiciosa, llegó a ser una especie de virreina en la práctica. Esta mujer fue conocida popularmente en aquel tiempo en el virreinato con el curioso apodo de «la Perricholi», seguramente porque en catalán arcaico «perrichol» significaba pequeña joya (de ahí viene la calle Petritxol de Barcelona).

Otra versión, probablemente apócrifa y difundida entonces por los enemigos del virrey fue que en una pelea de amantes el virrey la llamó «perra chola», que con el acento catalán del virrey, les pareció a los servidores del palacio virreinal «perricholi». Sea como fuere, Micaela Villegas quiso casarse con el virrey y ser oficialmente virreina consorte y que su hijo habido con él heredara los títulos nobiliarios de su padre pero los convencionalismos sociales de la época lo hacían imposible.

En 1776 el virrey cesó en el cargo, tras afrontar un Juicio de Residencia que le absolvió de cualquier cargo de corrupción. Fue el virrey un eficaz administrador y gobernante que multiplicó la rentabilidad económica del virreinato para las arcas de la Corona, al tiempo que promovió el desarrollo económico y las obras públicas. En 1947 se publicaron en España recopilados en un libro los documentos de la «Memoria de Gobierno del virrey Amat», de casi 900 páginas, que ya por su extensión da cuenta de una obra de gobierno muy importante.

Volvió a España y se instaló de nuevo en Barcelona. Se hizo construir un fastuoso palacio en las Ramblas. En Barcelona se casó con la dama catalana María Francisca de Fivaller y Bru. El ex virrey Amat murió en 1782 y está enterrado en la iglesia de Santa María del Pino, muy cercana a las Ramblas. Su viuda quedó viviendo en el palacio de las Ramblas, que desde entonces ha sido conocido como palacio de la Virreina, aunque de hecho María Francisca Fivaller nunca llegase a ser virreina pues conoció a Manuel Amat y se casó con él cuando éste ya había regresado de América.

En definitiva es el virrey Amat uno de esos catalanes auténticamente universales de la historia, figura por derecho propio de la historia de Chile y de Perú y de la historia del imperio hispánico de América en el siglo XVIII, como Gaspar de Portolá, primer Gobernador de California, o Pedro Fages, también gobernador de ese territorio en la misma época en que Amat era virrey de Perú, y muchos otros. Desde luego, son figuras mucho más importantes que Rafael de Casanova o Antonio Villarroel, a quienes el nacionalismo convirtió en mitos mientras olvidaba oficialmente a los auténticos catalanes universales.

El virrey Amat cuenta con una plaza en Barcelona, que le quieren quitar sectores separatistas e indigenistas. A título de anécdota, se puede señalar que hace poco el digital separatista El Nacional.cat titulaba, evidenciando su absoluta ignorancia: «Virrei Amat, último vestigio franquista en el nomenclator de Nou Barris».



Categorías:CATALANS HISPANS, HISTORIA, TRIBUNA

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