No es país para super héroes


Axel Seib

De entre las múltiples ocurrencias que se me aparecen cuando pienso en la distopía que vivimos, hay una que últimamente me hace bastante gracia. También es lamentable, pero tiene gracia. Vivir, como ya he dicho, en una distopía no es que sea muy motivante, pero siempre se le puede dar una vuelta de humor.

Al ver el valor casi heroico con el que perciben muchas charitos a Pedro Sánchez, se me apareció una cuestión: ¿Qué pasaría si en España hubiera superhéroes?

Imaginemos que, repentinamente, en España apareciera un ser con capacidades sobrehumanas y que se pone al servicio de la justicia y la defensa de los inocentes. Incluso va con capa roja, vuela y combate el crimen. Es más, si queremos hacerlo más castizo, podemos llamarlo Supermozo. Así no metemos referencias extranjeras.

Pero vayamos al caso, si tuviéramos un superhéroe en España combatiendo contra los criminales y defendiéndonos, ¿qué pasaría?

Para empezar, imaginemos el primer día que Supermozo hiciera acto de presencia. Por ejemplo, evitando el atraco a un banco. Ya saldrían 50 imbéciles grabándole con el móvil y gritando «eh, eh, eh» porque Supermozo ha sostenido a los atracadores muy violentamente de la camiseta.

Después de unas cuantas acciones más, el Ministerio de Interior y de Justicia se pronunciarían sobre la aparición de un peligroso terrorista que se toma la justicia por su mano. Ya habrían cargos contra él y la Fiscalía se pondría a buscarle las cosquillas. Nadie debe quitarle sus funciones al Estado. Aunque el Estado no quiera cumplir sus funciones.

Gracias a ello, la mayoría de medios y una gran masa social de españoles verían más peligroso a Supermozo que a todos los atracadores, asesinos y mafiosos que ha conseguido detener.

El gobierno, tras toda esa masa de detenciones y acciones contra los criminales, tendría que aplicar una amnistía a favor de todos ellos por haber sido «arrestados» por un peligro lobo solitario fascista.

Al poco podríamos ver un reportaje de Risto Mejide: «El autoproclamado superhéroe vive en Andorra, no paga impuestos pero luego querrá sanidad en España cuando le disparen».

El Ministerio de Igualdad comenzaría campañas de todo tipo porque sostendría que Supermozo es un ejemplo de masculinidad tóxica que únicamente usa la fuerza bruta y no la palabra. Además, no tiene ningún certificado de experto en perspectiva de género. Lleva capa y no falda. Y cosas peores. Por ejemplo, no hay inclusividad en sus acciones, jamás incluye a una mujer como socia. Y es por todos sabido que las mujeres valen tanto o más que cualquier hombre. Y por su nombre, deja claro que se percibe hombre y muestra una clara transfobia.

En colaboración con el Ministerio de Igualdad, el Sindicato Femenino de Atracadoras llevaría a cabo la campaña «Nosotras delinquimos, nosotras decidimos», contra la intromisión del varón en la delincuencia femenina.

Organizaciones afrofeministas se movilizan en redes sociales con el hashtag «#MenosMachosMásHeroína» porque sostienen que Supermozo es un ejemplo de varón blanco privilegiado que ha obtenido sus poderes de la explotación colonial heteropatriarcal contra los mentecatos racializados.

Al mismo tiempo, asociaciones antirracistas hacen hincapié en «su blanquitud» y en que Supermozo tiene sesgos racistas porque casi siempre detiene ataques de gente con tono pantone 721C o más oscuro. Supermozo jamás ha luchado contra el típico asaltante de ancianas letón.

El Ministerio de Sanidad saldría rápidamente a llamarlo «capacitista» porque «sólo hace eso porque tiene esa capacidad y quiere mostrar su menosprecio a gente con diversidad funcional». Además, al descubrirse el momento en que Supermozo se quitaba las gafas para actuar como superhéroe y dejar su faceta privada, ofendió a toda la gente con gafas. «¿Por qué no puede luchar con gafas?»

Y por último, el Ministerio de Hacienda se queja de la bajada de recaudación provocada por el descenso de consumo de tabaco. Ya no hay gente que pida cigarros y el consumo ha descendido drásticamente. Ahora hacen culpable a Supermozo de que no haya dinero para sanidad y educación.

Al final, Supermozo, harto de tanta basura, se marcharía a combatir el crimen a otro país en que no le hicieran la vida imposible. Entonces, veríamos a muchos de los que le difamaron sosteniendo que «una vez más España forma talento para que se beneficien otros». En resumen, el único superhéroe que nos permiten tener en España es una especie de Cid Desenterrador. Lo contrario que el original. Uno ganaba batallas tras su muerte. El contemporáneo se imagina batallas contra muertos



Categorías:BREVIARIO, CULTURA, HUMOR, TRIBUNA

2 respuestas

  1. No soy español. Sin embargo, puedo identificar, por medio de esta narración, que la situación nacional es muy similar a la del Perú. Excelente publicación.

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  2. Excelente narracion , que se ajusta totalmente a la realidad españolita

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