Josep Alsina

De alguna manera, la batalla por las ideas se ha dado siempre en la historia de los estados y los imperios. La lucha contra las herejías en el seno de la Iglesia Católica, las discusiones teológicas entre el islam y el cristianismo o la polémica Reforma/Contrarreforma frente al cisma luterano son buenos ejemplos. Esta batalla por las ideas era la nematología que acompañaba, en ocasiones, al enfrentamiento militar.
Sin embargo, el primero que reflexionó y teorizó sobre estas cuestiones fue el filósofo marxista italiano Antonio Gramsci (Ales, Cerdeña, 22 de enero de 1891 – Roma, 27 de abril de 1937). Gramsci fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano en 1921, junto a Palmiro Togliatti. En 1926 fue detenido y encarcelado por el régimen fascista, y durante su estancia en prisión escribe los Cuadernos de la cárcel, en los que reflexiona sobre el fracaso del comunismo en Italia y la victoria fascista.
Las ideas de Gramsci sobre el papel de la hegemonía cultural pueden considerarse una revisión importante del marxismo. Según las tesis marxistas clásicas existe una infraestructura (modos de producción), que determina una estructura (organización política), y esta, a su vez, determina una superestructura (religión, filosofía, ideologías).
Es bastante evidente que esta tesis marxista es esencialmente falsa. Solamente hay que echar un vistazo al origen histórico de la Modernidad para ver que ocurre exactamente al revés: empieza con una revolución en el plano teológico con el protestantismo (superestructura), viene después una revolución ideológica y filosófica con la Ilustración (superestructura), después un cambio político con la Revolución Francesa (estructura), y solamente al final la Revolución Industrial (infraestructura).
Las reflexiones de Gramsci sobre el triunfo del fascismo en Italia le llevan a la idea de que la superestructura puede actuar sobre la estructura, y que la conquista de la hegemonía cultural en una sociedad es previa a la revolución política. Sin embargo, su falta de una teoría del Estado y del Imperio, propia de su formación marxista, le impidieron darse cuenta de la influencia de la dialéctica de los estados y de los imperios, a través de sus nematologías, en los cambios en la hegemonía.
La estrategia gramscista fue adoptada por las izquierdas occidentales entre las décadas de los 60 y los 70 del siglo pasado. En estas izquierdas, debido al mayo del 68 y a la escuela de Frankfurt, el marxismo estaba ya en decadencia. La consecuencia fue que, después de la caída de la URSS, muchos de estos mitemas “izquierdistas” fueron instrumentalizados con el globalismo, razón por la cual pensamos que es equivocado llamarlos “marxismo cultural”.
En el agitado 1968 francés, el joven escritor y periodista Alain de Benoist (1943) puso en marcha el periódico Nouvelle Ecole (febrero-marzo) y organizó el 11 y 12 de noviembre, en Lyon, un primer seminario bajo la pregunta: ¿Qu’est-ce que la métapolitique? Dos meses después, en enero de 1969, cuarenta militantes nacional europeístas franceses, capitaneados por Benoist, fundaban oficialmente GRECE, Groupement de Recherche et d’Études pour la Civilisation Européenne, organización que no se define como un movimiento político, sino como una escuela de pensamiento que adopta una perspectiva metapolítica. Diez años después ya eran conocidos sobre todo como Nouvelle Droite, Nueva Derecha (europea)[1].
Aunque con ideas distintas a las de Gramsci, Alain de Benoist reivindica una estrategia gramscista, una conquista de la hegemonía cultural que debe ser previa a la acción política. Vemos que aparece un término nuevo: Metapolítica, que no había sido utilizado por Gramsci. En realidad, no es tan nuevo, pues su origen hay que buscarlo en el siglo XVI, en la obra un sabio e ilustre clérigo católico español, nacido en Madrid el 23 de mayo de 1606 y gloria del Imperio hispánico, donde se utiliza por vez primera el término Metapolítica. Así tituló Juan Caramuel (1606-1682), fraile cisterciense, uno de los manuscritos inéditos que se conservan en el Fondo Caramuel del Archivio Storico Diocesano de Vigevano, la ciudad de la provincia de Pavía de la que fue Obispo desde septiembre de 1673 hasta su fallecimiento en 1682. Como esta obra permaneció inédita, e inédita permanece, que sepamos, es arriesgado aventurar sobre cualquier posible influencia que pudiera deberse a tal ocurrencia del que algunos dicen el Leibniz español[2].
A partir de este momento, el término Metapolítica se ha convertido en sinónimo de lucha cultural y de batalla por las ideas y por la hegemonía. Según el filósofo argentino Alberto Buela[3], los objetivos de la actividad metapolítica son la lucha contra lo “políticamente correcto”, el pensamiento único y la policía del pensamiento. Otros autores, como Santiago Armesilla o José Ramón Bravo[4] han relacionado este pensamiento único (ideología “woke”, derechos humanos, fundamentalismo democrático) con las nematologías del angloimperio y han puesto en relevancia su funcionalidad geopolítica.
La actividad metapolítica se convierte, pues, en un elemento de disenso, de rotura absoluta con el consenso “progre” que se impone como pensamiento único en nuestras sociedades. Su carácter disruptivo se pone en manifiesto por la reacción de los representantes del consenso oficial, desde políticos en activo (de “izquierda” y “derecha”) hasta las furcias mediáticas a su servicio: se niegan al debate y practican la “cancelación”. El eslogan “el fascismo no se discute, se combate” resume perfectamente esta actitud, entendiendo que la etiqueta de “fascismo” se coloca, de forma totalmente acrítica, sobre cualquier posición disidente.
En el combate metapolítico cobra gran importancia el significado de los términos, y la reivindicación desacomplejada de aquellos más denostados por el pensamiento único. Vamos a poner un ejemplo con el término populismo.
De un tiempo a esta parte es habitual oír a los representantes del pensamiento único tildar de populista a cualquier político o partido que no encaje al 100% en lo políticamente correcto. Hay que aclarar que es un término tan confuso como el de “fascista” o “ultraderecha”, y que lo pueden aplicar tanto a Trump, a Bolsonaro, a Marine Lepen o a Orban. Según su definición las características del populismo son:
- Dar respuestas sencillas a problemas complejos
- Apelar al miedo y al odio
- Prometer cosas que no pueden cumplir.
Según su propia definición, el término populista podría aplicarse a cualquier partido sistémico, sea socialdemócrata o liberal-conservador. Dan respuestas sencillas a problemas complejos (todo lo que ocurres es culpa del “cambio climático”, del heteropatriarcado y de la “desinformación”), apelan al miedo (sequias, inundaciones, pandemias) y al odio (que viene la “ultraderecha”), y, obviamente, prometen lo que no van a cumplir (no hay más que escuchar las promesas electorales).
Sin embrago, el populismo significa otra cosa, y debe ser reivindicado con orgullo. Remite a pueblo, y este término es la respuesta a la pregunta heideggeriana: ¿Quiénes somos nosotros mismos? Y su respuesta es: el ser nosotros mismos es el pueblo. Nos remite a la idea de identidad que da forma a una comunidad política, identidad formada a través de la historia, y resume y sintetiza tres realidades existenciales que definen al ser humano: ser en el mundo (sobre un territorio, la patria o tierra de los padres), ser en el tiempo (la historia que nos ha forjada como somos, la tradición), y ser con los otros (la comunidad).
Es, pues, tarea metapolítica la deconstrucción de todos estos términos que utiliza el pensamiento único y la construcción de un significado alternativo. Trabajar para que este significado alternativo cobre vigencia en el medio social y allanar, poco a poco, el camino hacia la hegemonía. Es la teoría del Disenso de la que habla Buela.
La tarea metapolítica rinde a largo plazo, pero su eficacia es indudable. Los movimientos políticos alternativos acaban recogiendo el fruto de la semilla sembrada por la actividad metapolítica. Los éxitos electorales de Marine Lepen en Francia, o de Meloni y Salvini en Italia son, en gran parte, deudores de más de 20 años de actividad de asociaciones culturales y deportivas, de revistas, de editoriales y de pensadores que han ido conquistando en parte la hegemonía social.
En España, aunque con retraso, empieza ha haber una importante actividad metapolítica, en forma de asociaciones, blogs, revistas, editoriales y espacios alternativos. Este es el camino.
[1] Buela, A. (2022) Epítome de Metapolítica. Tarragona, Ediciones Fides.
[2] Buela, obra citada.
[3] Buela, obra citada.
[4] Ramón Bravo, J. (2022) Filosofía del Imperio y la Nación del siglo XXI. Ensayo sobre el problema político de las Españas y las Rusias. Oviedo, Editorial Pentalfa.
¿Ha vist la última charlotada del Coll-Bony-Tigretón (PSC) y su Ayuntamiento de Barcelona?
Con el dinero de todos, pancartas en marquesinas de autobús y en el metro, de «Barcelona Antiracista». «Antiracisme», en catalán, se escribe con una sola «r». Con fotografías de personas asiáticas y africanas. Simplemente para blanquear la delincuencia de los jovenlandeses.
Nos da igual el color de la piel de los inmigrantes. Si vienen a trabajar y a respetar las costumbres españolas, bienvenidos. Si vienen a delinquir, que se marchen. Así de sencillo.
No hay ninguna necesidad de gastar dinero en estas chuminadas. Esto es lo pasa cuando gobiernan los socialistas y los «indepes». Gastar tontamente el dinero en un «Ministerio de Desigualdad» y en un sinfín de charlotadas.
Excepto Vox, ningún político (incluidos los del PP) me representan. Si no es un político de Vox (y que, además, sea serio y honrado), los demás políticos de los demás partidos políticos se pueden ir literalmente a la m. Estoy superharto de tanto esperar y esperar, y de que España no mejore en nada. La democracia es una auténtica farsa. El tiempo pasa superrápido. Casi estamos ya en el maldito «2025, por el cu te la hinco». Pronto tendremos que morirnos porque en un santiamén ha transcurrido ya el primer cuarto de siglo de este siglo XXI, valga la redundancia.
Lo ideal sería que cada día fuéramos más jóvenes. Y que Santiago Abascal (Vox) fuese -eternamente- el presidente del Gobierno de España. Y Sánchez en prisión, obviamente.
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La prisión de Alcalá Meco debería llamarse «Al-Kha La Meca», ya que el 100 % de los presos son marroquíes.
¿Cuál es el colmo de un inútil mecánico de coches, incapaz de reparar algo? Tener un sueño reparador.
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El pasado lunes, 25 de noviembre, se celebró el «Día contra la Violencia Islamista». La gente lo dice mal. La gente dice «Día contra la Violencia Machista» (y, en catalán, «Masclista»). Yo siempre digo «islamista», pues es la pura verdad. No existe otro tipo de violencia que la islamista. Siempre se oculta la nacionalidad de esos «seres de luz» (sic) que no comen lomo de cerdo ni jamón ibérico.
En un paso de cebra, en la confluencia de las calles Valencia y Bailén, en Barcelona, hay una gigantesca pintada en el asfalto, en letras blancas, con la frase «Valencià = català. Jovent Republicà». Es decir, el idioma valenciano es igual al idioma catalán (según Jovent Republicà). Y, cerca de ahí, en medio de una acera, he visto un vaso de plástico con el lema «Gràcia feminista» (el barrio de Gracia). Luego dicen que los incívicos son «els feixistes espanyolistes». Los únicos incívicos son los «indepes», que les encanta ensuciar las calles con sus chorradas.
Lo preocupante es esto: que España se está llenando de musulmanes y de «indepes». Y ya sabemos por qué. Porque entran masivamente a España y a otros países europeos. A todos se les da alojamiento en hoteles de lujo, de 5 estrellas. Y, mientras tanto, a los pocos niños catalanes que nacen, adoctrinamiento «indepe» desde los 0 años de edad, en la guardería.
Este va a ser el futuro de España. Pero también ya es el presente de ahora mismo. España es un país comunista, musulmán, «indepe» y 100 % gilipollas.
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«Muere una mujer italiana tras renunciar a la quimioterapia para dar a luz a su hijo». (17 de abril del 2024). (Fuente: La Voz de Galicia).
«Muere una mujer que renunció a la quimioterapia para salvar a su hija: se enteró al mismo tiempo de que estaba embarazada y de que tenía cáncer». (28 de noviembre del 2024). (Fuente: infobae).
Madres italianas 100 % altruistas. Dando más importancia a la persona que va a nacer, en lugar de pensar solamente en ellas mismas. ¡Bravo por ellas!
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A los ayuntamientos les interesa que todas las calles sean peatonales. Y, si tiene que acceder algún vehículo, entonces solamente puede circular a una velocidad máxima de 10 km/h. «Control fotogràfic». Si vas a 11 km/h, entonces te envían la multa a casa. Esto ha pasado en Barcelona y también en Sant Cugat del Vallès. Se trata de recaudar dinero a partir de estas chorradas que se inventan. Y todo ese dinero va a parar a los bolsillos de los políticos «indepes». No para construir la «indapandèmia» (esto es un bulo que se han creído todos los «indepes»), sino para que los bolsillos del pantalón sirvan para algo: para llenarlos de dinero.
«Y ahora me jubilo antes de nacer. Porque soy de la Genestapo. Y yo me merezco esto y más.» Y así vamos. Tragando con todo. Y el Puchi, desde el «exilio» (pobret), riéndose de todos nosotros.
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Buscador de Google: «detenido en Barcelona». Apartado «Noticias». Infinitos resultados.
En un mundo normal, no deberían existir los periodistas ni los abogados. Porque no habría que informar acerca de absolutamente nada (de ningún suceso) y porque no habría que defender a nadie (ni a delincuentes culpables, ni a víctimas ni a inocentes).
Notarios sí. Porque siempre habrá que hacer escrituras de compraventa. Mientras exista la propiedad privada, claro (que también se la quieren cargar).
Con la cantidad de impuestos que pagamos, no debería haber ningún delincuente en la calle. O todos en prisión, o bien, todos en sus países de origen.
Todo es por culpa del dinero. Los delitos los cometen, mayoritariamente, los jovenlandeses. Parece ser que hay muy pocos españoles que cometen delitos. Y, por lo tanto, para que la policía no se quede en el paro, es necesario importar delincuentes provenientes de otros países. Para empezar, en un mundo normal, no existiría ni un solo policía. Eso sería lo normal.
Y con los bomberos sucede exactamente lo mismo. Incendios provocados por una estufa hay pocos. Para que los bomberos no se queden en el paro, vamos a seguir permitiendo la compraventa y el consumo de tabaco. De esta manera, los fumadores podrán lanzar una colilla sin apagar en medio de un bosque. También podrán fumar en una residencia de ancianos y quedarse dormidos con el cigarrillo encendido para que -por suerte- se incendie dicha residencia de ancianos y se mueran todos. De esta manera, también las funerarias obtienen más «clientes».
Todo es un negocio redondo. Así está montado.
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Espero y deseo que absolutamente todos los votantes del PSC dejen de votar para siempre al PSC (después de que lean la siguiente noticia, claro):
El PSC dice que sí a todas las locuras de la CUP. Con tal de que la CUP respalde los presupuestos.
Si un médico atiende en español, será despedido y sancionado. Vamos, peor que en la Alemania nazi.
https://www.vozpopuli.com/espana/cataluna/cup-aviene-respaldar-presupuestos-castellano.html
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En Barcelona (España), hay una tienda de muebles rústicos, pero para «progres de la ceja», y en el escaparate han colocado un árbol de Navidad hecho con cartón marrón reciclado, un horripilante duende con un gorro (todo de piedra) (ni siquiera es un gracioso enanito de Blancanieves) y un reno, de piedra también (más feo que pegar a una madre). Ni rastro de la Virgen María, San José y el Niño Jesús. Tampoco de los pastores y de los Reyes Magos.
Pero hay infinidad de establecimientos así. Tiendas en las que solamente pueden entrar Charos fumadoras, catalanohablantes, con una bolsa de tela, de algodón ecológico reciclado, con el lema «Tots els homes són uns violadors». Y la dueña de la tienda (otra Charo): «Es que poner el Nacimiento en el escaparate de la tienda es ofender a los clientes ateos». ¿Perdona?
Se podría hacer perfectamente una película terror, con toques de humor. Simplemente filmando escaparates de tiendas en estas fechas cercanas a la Navidad. A mí me hacen gracia los muñequitos de nieve, de peluche. Sobre todo, cuando son mofletudos.
Todo es «Jalogüin», «Blac Fraidey» y consumismo puro y duro. Que si el «Aifont», que si las bambas «Naic», etc. La Navidad ya empieza en agosto. La Navidad es comprar y comprar. Tanto tienes, tanto vales. En este siglo XXI, la Navidad ya no tiene absolutamente nada que ver con el nacimiento de Jesucristo. Se tratar de comprar y comprar. Aunque no puedas entrar en casa de tantos trastos innecesarios. Luego, hipócritamente, nos reímos de las ancianas que tienen síndrome de Diógenes y viven peor que los hermanos Collyer.
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Es que la gente ya no cree en Dios, sino en hadas y en elfos del bosque.
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«Le he describido» (sic), en lugar de «le he descrito». Así de mal hablan los de la extrema izquierda:
https://www.youtube.com/watch?v=UoK-cVf3M4s
Vídeo buenísimo de «Divergente Digital»:
https://www.youtube.com/watch?v=aMVkFm0ugP4
Que, por cierto, los piojosos de la «mani» de este pasado sábado (23N) han PLAGIADO a «S’ha Acabat! – Joves per la defensa de la Constitució» porque el lema era «S’ha acabat. Abaixem els lloguers».
Como melómano que soy, podría escribir una enciclopedia de quinientos mil volúmenes con todos los plagios que conozco (sobre todo, de canciones, en todo el planeta Tierra, a lo largo de la historia de la música).
Han destrozado agencias inmobiliarias. Menudo incultos. La culpa no es de las agencias inmobiliarias, sino de algunos propietarios avariciosos. Y, contra la avaricia, no hay nada que hacer. Una agencia inmobiliaria se encarga de toda la gestión relacionada con el alquiler o la compraventa. Es como si se muere tu padre o tu madre. El tanatorio ya se encarga de ir al Registro Civil, etc. Eso sí, la corona de flores, 300 000 euros. Luego nos quejamos de la especulación de la vivienda. xD
Es inútil dialogar con alguien de izquierdas. Es perder el tiempo.
«Quito a Teresa Ribera y pongo a Sara Aagesen» (Pedrito Sánchez).
El asesinato de Eva Blanco (1981-1997). Resulta que el asesino es de origen magrebí. Fuente: Wikipedia. Ya había jovenlandeses en 1997.
Por cierto, ahora mismo, paseando por la calle, en la persiana de un estanco («TABACS»), han puesto dibujitos infantiles para que los niños pequeños tengan ganas de empezar a fumar.
Solamente Vox puede poner orden a todo este caos.
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Habría que recoger firmas, por Internet, para que se celebren elecciones municipales, autonómicas, generales y europeas, durante los cuatro domingos del mes de enero del 2025.
No me da la gana esperar al año 2027. O, vete tú a saber, al año 2100.
Tras el genocidio perpetrado el 29 de octubre del 2024, deberían dimitir el presidente del Gobierno de España, todos los políticos del PSOE y algunos del PP.
Otra opción es que, a partir del 1 de diciembre del 2024, todos los políticos (incluido el presidente) cobren 1.134 euros al mes.
Si no quieren dimitir ni cobrar 1.134 euros al mes, entonces elecciones anticipadas para enero del 2025.
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Esto me recuerda a «La batalla de los planetas» que cantaba Parchís.
Feliz 25N, «Día de las Mujeres Maltratadas por Jovenlandeses y por Españoles Adictos al Tabaco, a los Porros y al Alcohol, que, al parecer, Ligan más que los Solterones Españoles que no Fumamos, Bebemos solamente Agua Mineral Natural y Escuchamos Música Clásica, Jazz y Ritmos Tradicionales Hispanoamericanos.»
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