Fernando III ‘El Santo’ fue proclamado rey de Castilla en una ceremonia celebrada en Valladolid en julio de 1217 aunque había recibido el trono unas semanas antes -en torno al 10 de junio- en un acto solemne que tuvo lugar en la localidad palentina de Autillo de Campos. Fernando III recibió el trono de manos de su madre, la reina Berenguela de Castilla, que, a su vez, había heredado el reino de su hermano, Enrique I de Castilla, que murió siendo niño y, por por lo tanto, sin descendencia. Inmediatamente, la infanta Berenguela mandó llamar a su hijo -se encontraba en León con su padre- para entregarle el mando del reino para lo que se basó en un documento guardado en un archivo en Burgos según el cual la coronación de Fernando era voluntad de Alfonso VIII, que era su abuelo materno.
Con Fernando III ‘El Santo’, conocido por su espíritu conciliador, comenzaron también las construcciones de las catedrales de Burgos en 1221, de Toledo y de León y se impulsó como principal universidad del reino, la de Salamanca, además de iniciarse una época de «esplendor cultural», que culminó con su hijo, Alfonso X ‘El Sabio’.

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Alfonso X El Vago,el peor Rey de la Edad Media, un Rey idolatrado por la progresía y un inútil.
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Mientras que detrás de estas conmemoraciones, que efectivamente forman al Pueblo, se hagan sin contenido político, me parecen bien; incluso necesarias.
El problema que veo es que puede alimentar el nacionalismo, como hemos visto en Cataluña con el pujolisme.
Por lo que lo que de verdad necesitamos no es más nacionalismo, sino menos; más ganas de hacer cosas y salir adelante, menos pasotismo y menos quejas; más colaboración y entendimiento, menos conflicto gratuito y menos ideología. Menos políticos y más ciudadanos.
Los corruptos políticos de la Transición nos han metido sin comerlo ni beberlo en una dinámica autodestructiva que de entrada nos ha arruinado y ha destruido la estructura industrial y luego nos ha dividido como Pueblo.
Lo que sí es aprovechable y necesario es fijarse en estas personalidades y tomar ejemplo de algo que haya hecho bien y sea relevante en nuestra época o en nuestra vida, teniendo siempre presente que todo personaje, como hombre que es, tiene sus luces y sus sombras.
Parece que este señor era no solo rey y guerrero, sino también un santo, por lo que un católico siempre puede imitar su compromiso…Y si pudo conquistar, repoblar y administrar Jaén, Córdoba y Sevilla entre otras, lo cual es una hazaña, pues lo mismo.
En Autillo, Fernando fue proclamado Rey de Castilla por su madre, la Infanta Berenguela, y ese es el primer acto de la unión de reinos que perduro y que fue el inicio de la reunión nacional perdida por la invasión agarena, que tanta prosperidad trajo a Cataluña desde el siglo XVIII.
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Muy buen relato que además te confieso que no me acordaba del padre de Alfonso X el sabio, lo comentó porque ayer hable del tema de las tres culturas en un chat, y un servidor llegó a la conclusión de que dicha convivencia era como fué imposible un saludo
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La falsedad de las «tres culturas» es sólo para rechazar el catolicismo, porque «por la intolerancia de los frailes, desapareció ese paraíso de paz, prosperidad y poesía en la tierra, dedicado a hacer Ciencia».
Esa mentira la llevan propagando la masonería desde el siglo XIX como un argumento anticatólico para obtener objetivos políticos de su época.
Si bien se mira no es más que una variación más reciente y en clave castiza del mito masonico de la destrucción de la brillante civilización grecorromana por los «intolerantes, analfabetos y sucios cristianos».
(es curioso, pero parece que nadie piensa que los intolerantes, analfabetos y sucios árabes no se civilizaron hasta que conquistaron las brillantes ciudades del norte de África y Asia Menor de los bizantinos)
El caso es que si hoy, a pesar de estar desacreditado por la historiografia, hay extranjeros que lo siguen propagando es porque obviamente no son ni españoles ni cristianos y quieren justificar tanto su estancia como la reversión de las expulsiones de judíos y musulmanes por los Reyes Católicos y Felipe III.
El pequeño problema es que los «intolerantes frailes» somos nosotros: es un eufemismo para no espantar la caza antes de tiempo, exactamente igual como el «laicismo» y los «valores republicanos» con que sojuzgan y persiguen a la población francesa de origen, que es católica.
Pues cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar.
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