
Thomas Schäfer
El ministro de Finanzas del estado alemán de Hesse, Thomas Schaefer, se ha quitado la vida tras quedar «profundamente preocupado» sobre el impacto económico que podría acarrear la actual pandemia de coronavirus, según ha informado el primer ministro del estado, Volker Bouffier.
Schaefer, de 54 años, fue hallado muerto cerca de una vía de tren, según ha explicado la Fiscalía de Weisbaden. «Estamos consternados, estamos atónitos y sobre todo estamos inmensamente tristes», ha declarado Bouffier en una comparecencia recogida por la revista alemana ‘Der Spiegel’.
En Hesse se encuentra Frankfurt, la capital financiera de Alemania, donde se encuentran las sedes del Deutsche Bank y el Banco Central Europeo. Visiblemente conmocionado, Bouffier recordó los servicios prestados por el que fuera su ministro de Finanzas durante los últimos diez años.
Fuente: Cope
Categorías:INCREÍBLE PERO CIERTO
¡Vaya! ¿Y se suicida al evaluar el impacto económico? Pues yo creo que es una auténtica estupidez quitarse la vida. Aquí, de lo que se trata es de sobrevivir, no de quitarse tontamente la vida, que -para eso- ya se encarga el coronavirus de quitártela.
Bueno, copio y pego el mensaje desesperante de un internauta, el cual he leído en una página web de noticias. Por supuesto, no voy a decir su nombre (tampoco lo sé), ni su pseudónimo. Supuestamente, es un español de España. No sé desde dónde escribe. No sé su edad. Entiendo que debe ser joven, pues al final de su mensaje dice «Es una desgracia, chavales».
Tras leer el mensaje, extremadamente conmovedor, no he evitado que se me saltasen algunas lágrimas. Me ha llegado profundamente al alma. Gente pidiendo ayuda en Internet.
El mensaje dice así:
«No me gusta el paso del tiempo. Lo odio. Me gusta saborear la vida al máximo, segundo a segundo.
Sin embargo, os digo una cosa: me gustaría que hoy fuera 30 de marzo del 2021. Una máquina del tiempo que nos transportase a todos a de aquí a un año.
¿Me moriré mañana? ¿Seguiría yo vivo dentro de un año? Quizá, dentro de un año, no queda ni un ápice de toda esta pesadilla. ¡Quién sabe! ¡Ojalá que así sea!
Como digo, no me gusta el paso del tiempo. Pero, a la vez, tengo muchísimas ganas -¡pero muchísimas!- de que todo esto pase. Que pase inmediatamente. No aguanto más. No me importa estar encerrado en casa. En serio. Eso, para mí, es lo de menos. Lo que más me preocupa es que tengo los síntomas del COVID-19. Porque los noto, aunque no me he hecho la prueba. No sé si doy positivo o negativo.
Es una desgracia, chavales. No quiero morir, por favor.»
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Corrupción. En España le hubieran ascendido, y él hubiera seguido dando lecciones de ética.
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Aquí no caerá esa breva.
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