Esta semana, a muchos barceloneses les llegará el recibo anual de la tasa de cementerios. Son esos típicos recibos que casi pasan desapercibidos, pero este año vienen con sorpresa. Y si se nos permite con morbo. Cuando el pico de muertos por coronavirus está aumentando cada día en Barcelona y Cataluña, a la par que el resto de España, subir este impuesto queda de muy mal gusto.
Ya sólo falta Colau que salga llorando para decir que ella también tiene el coronavirus, no se podía quedar atrás respecto a otros políticos. Esta alcaldesa es más voluble que una veleta en un huracán. Aún nos acordamos de sus ansias de expulsar a los militares del Salón de la Enseñanza, y ahora suplica que le quiten de encima el problema de los sintecho.
También podemos afirmar ya sin miedo a equivocarnos que todo lo que dice o hace tiene efectos contrarios. Quería aumentar las tasas de las terrazas de bares, pues ahora están cerradas; quería aumentar la tasa turística a los hoteles, ahora están cerrados. Muchos de los que la coreaban, se armaban con el eslogan «el turismo mata». Pues bien ahora hemos descubierto que lo que matan son los virus y que necesitamos turistas.
El Ayuntamiento, con esta crisis, se está circuiticando económicamente, y ahora lo pagarán los muertos.
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Les pasa poco
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¿El doble?
¿Por qué no se limita a subir la tasa lo que ha subido el índice del consumo?
Así es como se suben los salarios; y suben el precio de las cosas.
Parece que necesita pasta; pero en vez de administrarse mejor, nos obliga a los demás a administrarnos mejor.
¿Es esto justicia?
¿Este atropello es democrático?
Si esta garrula y garrulo progresista y progresisto no sabe administrarse mejor, se tiene que marchar a su casa y dejar la gestión y administración de una capital mundial a otros mejores.
Por lo que cobra, podemos exigir y conseguir mucho más y mejor.
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Ha visto el negocio, la muy anticapitalista.
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¡Pero ella se sube el sueldo y la suelda!
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Me parece inmoral.
Pero al final es la misma historia de siempre:
Estos inútiles de políticos lo arreglan todo con estropear la economía, crear paro, aumentar los impuestos y traer más inmigración.
Espero que los que han votado a estos inútiles de políticos sufran lo mismo que nos hacen sufrir a los trabajadores.
No sé cuándo nos vamos a despertar de esta pesadilla.
Y mientras tanto, Soros frotándose las manos de alegría.
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Me resulta extraño que los comunistas, aparte de tener una materia gris poco materializada, tampoco tengan muchos escrúpulos morales (por no decir que ningunos). Yo que creía que ésta y sus cuates harían de Barcelona la perla del Mediterráneo, y ahora es el estercolero de Europa occidental. En los momentos de crisis, en los momentos de caos: es donde los tiranos comunistas asoman su patita; y la plantan en el suelo; y se convierten en inamovibles. Los barceloneses han votado a esta individua, dándola una cierta mayoría; lo lamento por los barceloneses dignos, pero si el Ayuntamiento les buitrea hasta después de muertos: que aprendan a votar.
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Magnífico y certero análisis.
Barceloneses, disfruten lo votado.
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