En febrero se acaba la inhabilitación de Artur Mas para ejercer cargos públicos.Desde hace tiempo el ex-guaperas de CiU, tiene un ojo puesto en la fecha de su habilitación, y el otro en Chis-Torra, y su más que probable adelanto de elecciones.

De hecho, Artur más se ha convertido en el perejil de todas las salsas en los conciliábulos postconvergentes, para eliminar a Puigdemont y los posibles sucesores electorales que quiera designar desde Waterloo.

Pero cuando los vientos parecían favorables para una «renaixença» Artur-masiana, de nuevo la sombra de la pérfida justicia se cierne sobre su cada vez menos poblada cabeza. En estos momentos, el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata investiga dentro de la macrocausa del 3% si pagaron sueldos de empleados de la extinta CDC con donaciones fraudulentas de empresas a cambio de adjudicaciones de contratos públicos, según un auto del tribunal.

Todo ello le puede explotar en la cara a Artur Mas cuando por fin volvía a lucir su famosa sonrisa profident. El caso es que resucitar a CiU conlleva levantar demasiados cadáveres judiciales y que la cosa vuelva a apestar. A ver si con un poco de suerte nos libramos del de la calle Tusset.