Se va preparando la consumación de la perfidia, pero todo debe quedar disimulado para no espantar a las respectivas bases. PSOE y ERC tienen que acabar pactando bajo mano como sea. Ambos se necesitan. El PSC de Iceta es el puente necesario para llevar las negociaciones secretas a buen puerto.

De momento, ambas formaciones tienen que posturear y posturear. Primero Rufián pide una mesa de negociación. El PSOE acepta. Luego, esta mesa de negociación debe ser entre Gobierno de España y govern de Cataluña al mismo nivel. El PSOE hace ver que es imposible.

Claro que nadie quiere darse cuenta que la Generalitat está en manos de JXCAT y no de ERC. Y que ERC quiere liquidar a los Puigdemont, y viceversa. ERC tiene que cubrirse las espaldas y realizará una consulta exprés a sus bases sobre la negociación. Pero tras el famosos empate en la Asamblea de la CUP en Manresa sobre la investidura de Mas, entiendan que no creamos en «las consultas a las bases».

Como el PSC puede parecer demasiado nacionalista para sus propias bases, y para no comprometer el «españolismo» de Pedro Sánchez, Iceta se ha sacado de la manga que sería conveniente relajar la política de inmersión lingüística. Los votantes castellanohablantes del PSC se ponen contentos. Pero recordemos que desde ha 10 años Iceta se ha negado a la más mínima transformación del modelo actual de inmersión lingüística. Postureo.

A Pedro Sánchez le ha salvado Pablo Iglesias, pues ha sido el podemita el que ha pronunciado la maldita palabra de que los acuerdos deber recoger una «España plurinacional». Qué nadie diga que ha sido idea de Sánchez. Postureo.

Agradecemos que el 48 horas, tras las elecciones, Iglesias y Sánchez se dieran el abrazo del oso. Por el contrario, los postreros -necesarios por otra parte- entre PSOE y ERC, son tediosos, pero necesarios para entretener al gran pública. Pero ya sabemos el resultado. Todo lo demás es postrero, postrero y posturero.

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