
Cuando Estado Unidos invadió Filipinas en 1898 justificó la ocupación ya que según ellos tenían el deber de CRISTIANIZAR y CIVILIZAR al subdesarrollado y salvaje pueblo filipino, llegando la prensa estadounidense incluso a tildar a los filipinos de comeperros y caníbales, cuando en muchos aspectos el nivel de desarrollo de Filipinas estaba al mismo nivel que Europa e incluso superaba a los EE.UU.
En 1885 Filipinas ya tenía tranvía de vapor mientras en Estados Unidos prácticamente todos funcionaban con caballos. Alemania tuvo su primer sistema de tranvía de vapor en 1883, en Australia en 1909 y en Irlanda en 1888 por ejemplo. En Estados Unidos los tranvías de caballos continuaron usándose hasta bien entrado el siglo XX, y muchas líneas metropolitanas grandes duraron hasta principios del siglo XX.
La ciudad de Nueva York tenía un servicio regular de transporte a caballo en la línea de la calle Bleecker hasta su cierre en 1917. Pittsburgh, Pensilvania, tuvo su línea de Sarah Street dibujada por caballos hasta 1923. Los últimos autos de mula en los EE.UU. Corrieron en Sulphur Rock, Arkansas, hasta 1926.
Bajo la Administración española se proyectó una línea de tranvía que inicialmente cubría el trayecto entre la línea de ferrocarril que unía las ciudades de Manila con Dagupán y los muelles del Río Pasig, situados en el puerto de Manila. Durante el año 1884 se produjo la subasta del proyecto para poder dotar de un programa de tranvía a Manila.
Operó inicialmente la ‘Compañía de Tranvías de Filipinas’, bajo la dirección del empresario Jacobo Zobel de Zangroniz. En una primera fase las líneas funcionaban a vapor, pero posteriormente con la instalación de las primeras centrales eléctricas Westinghouse en Manila, las líneas se electrificaron y aumentaron sus frecuencias y trayectos, cubriendo buena parte de la ciudad y uniendo el centro con los distintos arrabales.
Filiberto Martin
Fuentes: (docutren.com) y (wikipedia.org)
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Aunque los americanos respetaron las propiedades de los españoles, intentaron robar todo lo que pudieron.
Una de las cosas que hicieron fue sustituir el servicio público de Correos, que era exactamente igual al que había en Madrid o Barcelona, por una empresa privada norteamericana, como sigue siendo hoy.
Como las empresas norteamericanas eran mucho más poderosas que las filipinas y las españolas, estas acabaron copando el mercado (ej. los seguros).
Aquí está la diferencia del colonialismo americano con respecto a otros, como el inglés: Filipinas es, en todo menos en el nombre, una colonia comercial norteamericana; pero los norteamericanos no tienen ninguna obligación en desarrollar el país ni gastan ningún dólar en administrarlo: para eso está el gobierno títere filipino.
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La verdad es que todos, españoles y filipinos, tenemos una idea falsa de lo que eran las Filipinas en 1898.
Si bien es cierto que salvo Manila, Cavite, Cebu… el desarrollo del país era el normal que hay en los países agrícolas de la época (salvo las zonas de producción azucarera, cafetera y tabacos, entonces cultivos muy importantes), Manila era la típica capital de provincia española, que además del puerto -muy importante por su situación y por ser el mejor puerto natural de Asia-, tenía Universidad y guarnición militar.
Lo que pasa es que los americanos borraron la huella hispana al quedarse con la provincia y convertirla en su colonia (damnatio memoriae)
En esto colaboró la masonería (de ahí sustituir el castellano por el inglés y la propaganda oficial estadounidense para justificar la guerra de exterminio contra los insurgentes filipinos y su explotación económica)
Hay que recordar que la Universidad de Santo Tomás de Manila (fundada en 1611) es más antigua que la Universidad de Harvard (fundada en 1636)
Y que la población era (y sigue siendo) profundamente cristiana
(aunque no protestante, sino católica, anatema para la masonería, que justifica su guerra contra el catolicismo porque está religión impide el «progreso» (???) y el «pensamiento» (???) ).
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