Mireia Boya fue presidenta del grupo parlamentario de la CUP en el Parlamento de Cataluña. El 20 de septiembre de 2017 se subió a uno de los coches de la Guardia Civil que estaba en el exterior de la Consejería de Economía, en Barcelona, y Boya lo aboyó.

No nos entiendan mal, no fue una demostración de peso (político) sino como declaró la hija cupera de la familia más chic de Andorra, la causa fue: «subir al techo de uno de los vehículos de la Guardia Civil era el atril para dirigirse a la masa concentrada».

Tan feliz y contenta, que no ha cambiado mucho desde entonces, ha declarado que lo hizo para dirigirse a «un grupo más joven que estaba protestando de manera más entusiasta». Todos sabemos que Boya miente más que habla (al menos en sus declaraciones de patrimonio), por eso no coló cuando siguió confesando que su gesta malabarista la realizó «para que no hubiera ningún tipo de altercado o problema».

«Si con mi peso contribuí a chafar el capó de la Guardia Civil, pues sí, contribuí», ha reconocido a la letrada, aunque no ha dudado en restar importancia al hecho advirtiendo de que «el cristal de la luna ya estaba roto».

La Asociación española de dietistas ya se ha ofrecido a ayudarla para que no vuelva a aboyar capós ajenos.

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