«ESO NO ESTABA EN MI LIBRO DE HISTORIA DE CATALUÑA»: NUEVO LIBRO DE JAVIER BARRAYCOA


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NUEVO LIBRO DE JAVIER BARRAYCOA

«ESO NO ESTABA EN MI LIBRO DE HISTORIA DE CATALUÑA»

EDITORIAL ALMUZARA, 2018, 288 PÁGS. 

PUEDE PEDIRLO EN SU LIBRERÍA HABITUAL

 

¿Sabía que Cataluña fue una de las regiones más taurinas y donde se recogen los testimonios más antiguos de las corridas de toros en España? ¿O que una de las hijas de el Cid se casó con un conde de Barcelona?… ¿Y que soldados catalanes lucharon para el Imperio español desde la Patagonia hasta Alaska?

Las historias de los pueblos están llenas de tópicos, falsas leyendas… y olvidos. El Principado de Cataluña no podía ser menos. Lejos de ser un pueblo encerrado en sí mismo, participó en la construcción de España con igual o más entusiasmo que el resto de sus compatriotas.

Los catalanes, junto al rey de Aragón, participaron en la contienda de las Navas de Tolosa, al igual que de sus tierras salieron los mejores oficiales de marina que participaron en la batalla de Lepanto, sin olvidar que hubo multitud de voluntarios en las sucesivas campañas de África. Barcelona fue la primera capital de la España visigoda y toda Cataluña que colaboró en la aventura del Nuevo Mundo con virreyes, soldados y misioneros, al igual que aportó ministros y presidentes a la Primera República del pasado siglo.

Entre los estereotipos que nos hemos creado sobre esta Comunidad está, por ejemplo, el de ser los inventores del «pan con tomate», cuando en realidad lo pusieron de moda los murcianos que emigraban a Barcelona para construir el Metro o ser los padres de la «escudella», que no es otra cosa que una variante de los cocidos de cualquier provincia, introducida por los judíos sefardíes y a la que se le añadía carne de cerdo para no ser acusados de falsos conversos. Igualmente, la sardana nunca fue un baile popular en Cataluña excepto en algunos pueblos de la Costa Brava; los famosos «castells» provienen de las «moixigangas» -construcciones de figuras con cuerpos humanos- que se celebraban 300 años antes en Valencia, y la conjunción copulativa «i» entre apellidos se trataba de un atributo castellano que fue copiado por moda.

Los catalanes aparecen a lo largo de nuestra historia en los lugares y las situaciones más diversas: En Barcelona se celebró la conquista de Granada con más entusiasmo que en ninguna otra parte de España, albergaron el botín de la batalla de Lepanto, acudieron en masa a la llamada del general Prim a la Guerra de África al grito de «¡Visca Espanya!» … y, para estupor de muchos seguidores merengues, fundaron el Real Madrid. Estas y otras muchas curiosidades son las que encontramos en estas rigurosas y amenas páginas.

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Categorías:ACTIVITATS / ACTIVIDADES, BIBLIOTECA Y CITAS, HISTÒRIA I RELATS, MITES NACIONALISTES / MITOLÓGICAS

4 respuestas

  1. Los 12 grandes españoles que han luchado siempre contra el Nacionalismo catalan que son simios salvajes los nacionalistas, pero algunos pueden corrompera por sus ambiciones de acumular empresa, como Julio Ariza que tiene 31 empresas registradas en el registro Mercantil.No me creo que alguien con ambiciones de coleccionar empresas, no se corrompa, la vejez parece que a algunos les hace aferrarse al protagonismo como demostró el inemerito magistrado José Luis Martín Pallin, que dijo en TV3, porque esta Soraya les inyecta dinero como a la sexta de Madrid, para alentar el independismo, dijo » Los presos encarcelados por el magistrado don Pablo Llarenas son presos políticos » y el otro juez imbécil elegido por Zapatero y que trabajó en ese Tribunal de Estrasburgo, al que hay que desobedecer por sistema, un tal López Guerra que «quemar banderas era legal, tú sabrás mucho de leyes pero eres un golfo inmoral, tonto del too, pa siempre.

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  2. ¿En qué consiste la verdad de los hechos, su contenido, el testimonio?

    No sabemos si los eventos suceden porque intervenimos en ellos o si de las muchas intervenciones que ejercemos a cada momento sólo unas pocas encajan entre los espacios huecos para lo viable y posible. Y ello debido a algo que en parte quizá nos resulta intangible e inaccesible, enignático, incluso misterioso, algo que también participa. Para algunos sería la Providencia, la Voluntad Divina. Para otros (los griegos antiguos) quizá la necesidad (ananké), el flujo (Tao, por ejemplo), para otros el Dharma. También oímos hablar de la teurgia, la magia. Para otros el Espíritu (Hegel, quizás).

    A pesar de todo actualmente consideramos moderno, realista, progresista, el creer que todos construimos o creamos el estado de cosas de nuestro mundo, y que éste (estado de cosas) se debe únicamente a variables tangibles y sólidas, ostensibles, públicas. Y es que también consideramos material y tangible el ánimo (neurología).

    Pero la forma de narrar, testimoniar, transmitir los «hechos» por parte de los pueblos, pobladores o poblaciones, ha sido diversa: tradiciones, cantos, rituales, reminiscencias, leyendas, construcciones, danzas, trova, festejos, efemérides, túmulos, artesanía, artes, crónicas… Cabe pensar, sopesar, si la historiografía es la forma más completa de registrar y testimoniar los hechos acaecidos. Digo esto porque, desde el rigor positivista, es decir, más empírico, aséptico y descriptivo posible, la historiografía no transmite ciertos aspectos entrañados entre los hechos.

    Pero, ¿qué es «el hecho», por ejemplo el hecho histórico?

    Heródoto (considerado por muchos el «padre de la historiografía») llamaba «creadores de dicurso» (logopoioi) a los narradores o cronistas previos a él. Tucídides los llamaba logógrafos (escritores de discurso).

    Pero, ¿puede la historiografía registrar y transmitir el estado existencial, místico, emotivo…? ¿Y el espiritual? ¿es esto posible?

    No lo parece. Ya que por de pronto el registro empírico (en base a restos sólidos, desde fósiles hasta legados escritos, datos materiales) jamás subsume (contiene y supedita) a los contenidos emergentes posibles del espíritu. O si se prefiere del ser (ontología), lo esencial (essens, del ser).

    La historiografía llamada «científica» no podría registrar este aspecto de los hechos. A no ser que neguemos su presencia entramada entre ellos, la presencia espiritual, metafísica, esencial. He aquí el quid de la cuestión.

    Resulta inevitable este compromiso, el de conocer y reconocer la dimensión verdadera de las cosas por las cuales creemos vivir y estar actuando, combatiendo, persistiendo, legando, entregando nuestra presencia, voluntad y realidades. Estar dispuestos a albergar toda su amplitud y la nuestra, resulta crucial. En este caso me permito mencionar, por ejemplo, a la hispanidad.

    Si la hispanidad únicamente se compusiera de una serie de acontecimientos anímicos, descritivos o escenicos, su naturaleza sería transmisible por la historiografía, pero si tuviera algún tipo de contenido a mayores, más allá del mero describir y acontecer historiográfico, esto no sería viable (de ese modo).

    Aquí encontramos, por ejemplo, la diferencia crucial entre el talante megalómano y mitómano de los nacionalismos regionales (tipo galleguismo, catalanismo, vasquismo, etcétera), de una parte, y por el contrario el mito espiritual entrañado en el ser universal ofrecido, brindado y legado, desde la hispanidad. Es decir, la megalomanía regionalista nacionalista brinda narrativas, crónicas (que no una historiografía fiel) debido a una intención deformadora de aquello suyo encerrado en el estricto rango material de lo descriptivo. Por ello tales nacionalismos no son trascendentales, carecen de ese salto histórico, de ese flujo o fontanar emergente del espíritu que transporta, al ser poblacional. Se queda y retorna cíclicamente hacia su mero «EGO». Son meramente emotivistas, compulsivos, racionalistas, animistas. En tal condición poco cuesta, por tanto, llegar incluso a la falacia o la mentira, como lo es el manido acoso del victimismo.

    Muy al margen de esto, la narrativa y crónica hispánica, de la hispanidad, no se restringue a la mera historiografía, pero porque ella misma, la hispanidad, trasciende la capacidad y anchura historiográfica. Le resulta imposible a la hispanidad explicarse y definirse a sí misma enteramente al margen de lo esencial, o tambien al margen de lo espiritual.

    A mi entender esto tiene algo o mucho que ver con Tabarnia y su motivación. En su aspecto más idealista me recuerda asuntos como la República de Platón, Cívitas Dei, la Ínsula Barataria o Utopía de Tomas Moro, por diversos motivos (humor de Barataria entre ellos). Nos gustaría que sus inspiradores supieran destilar, ofrecerlo y expresarlo, pero ante todo percibirlo en toda su potente posibilidad. Me dispongo a su vez ayudar a destilar e inspirar esto.

    ¿Pero qué entendemos por espiritualidad o por espíritu…?

    Esto es un foro de Internet. Me temo que con lo comentado hasta aquí ya me he pasado, excedido.

    Al menos espero haberme expresado mínimamente bien. Es decir, de un modo ante todo útil.

    ¡Mi Galicia natal y la Tabarnia que me acoje! Desde la hispanidad que os engrandece y os da trascendencia, os acojo yo.

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  3. Me alegra saber que Cataluña era una región o autonomía que disfrutaba de Las Corridas, yo no sé mucho de toros, pero sé que como los quieren prohibir los comunistas leninistas, ya deduzco que Las Corridas de Toros, son buenas para España, por estos seres diabólicos no quieren nada bueno para España.

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  4. Es todo un lujo tener a Javier Barraycoa, desmintiiendo las mentiras compulsivas,
    reiteradas, de enfermos mentales de paranoia como dice Albert Boadella. Pero la paranoica se arraiga en las honduras profundas del ser fanatizado y cuánto más inteligentes, más parecen resistentes a ninguna idea contraria.Parecen sordos, egotistas,
    narcisistas y psicóticos y no son permeables a ideas contrarias, es como perder el tiempo hablar con ellos.A los locos no se les puede convencer, se les tiene que someter y luego intentar curas.

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