
Para un sector amplio y agradecido de la prensa catalana, y para sectores igualmente complacidos de los que le bailan el agua fuera de esos predios ideológicos, los mensajes por WhatsApp que envió Carles Puigdemont a su compañero Toni Comín no tuvieron lugar. O bien han sido silenciados como si borraran lo emitido (por el expresident y por El programa de Ana Rosa) o porque ellos han decidido que las capturas de tan significativas confesiones han sido tomadas fraudulentamente, pues son intimidades violadas por periodistas aviesos y, además, del otro lado.
Los whatsapps de Puigdemont sí tuvieron lugar. Por eso los quieren borrar los adictos al periodismo lateral, que ve sólo lo que se hace en lado malo de la historia e ignora lo que de malo pasa en casa nostra. A partir de ello ha venido en cascada una pregunta que primero lanzó Tardá ¿a quien culpa el autor de los mensajes?
Categorías:POLÍTICA
Deja un comentario