A finales de 1640, la Generalidad dirigida por Pau Claris se sublevó públicamente contra España, en alianza con Francia. En consecuencia, a partir de noviembre de 1640, un ejército hispánico de 20.000 soldados al mando del Marqués de los Vélez penetró en Cataluña por el sur para sofocar la rebelión. El ejército en el que destacaban las milicias guipuzcoanas, así como diversos Tercios castellanos y tropas italianas y valonas de la Bélgica española fue conquistando el sur del Principado con relativa facilidad.

El 10 de diciembre de 1640, los Tercios derrotaron a las milicias de la Generalidad en la batalla del Coll de Beleguer, cerca de Tortosa, donde los inexpertos soldados catalanes fueron masacrados por los Tercios. El ejército español llegó así ante los muros de Tarragona. Poco antes había llegado a Tarragona el general francés Duque de Espernan. Éste pronto comprobó que la mayoría de los habitantes de la ciudad y sus autoridades eran partidarias de entregarse al ejército español.

El cronista portugués de la época Francisco Manuel de Melo lo explica en su obra Historia de la separación y guerra de Cataluña (que describe los sucesos políticos y militares en Cataluña entre 1640 y enero de 1641): «la Generalidad no estaba segura de la fe de Tarragona pues temía del ánimo y oficios de algunas personas afectas al partido español «Las gentes estaban divididas entre partidarios del Rey y de la república».

Pero eran mayoría los proespañoles pues como dice Melo: «Los naturales de Tarragona recibían sin hostilidad al Ejército no impidiéndole el paso, con lo que claramente se entendía no eran partidarios de la resistencia».» Y la gente más principal no era tampoco partidaria de la resistencia». Finalmente Espernan que no contaba con tropas francesas, de acuerdo con las autoridades y el pueblo de Tarragona pactó la rendición. Así pues, Tarragona se entregó a los españoles desobedeciendo a Claris que ordenó a los tarraconenses resistir a ultranza. De hecho la ciudad, que no quiso luchar contra el ejército hispano, si mantuvo  heroicas resistencias contra los franceses en 1642 y 1644.

Por un momento pareció que la sublevación catalana estaba a punto de terminar pero Claris llevando al extremo su traición puso entonces a Cataluña bajo soberanía del rey de Francia y la intervención militar francesa fue decisiva en la derrota del ejército hispánico en la batalla de Montjuic, a finales de enero de 1641. La guerra duró casi 20 años más. A finales de febrero de 1641 murió Pau Claris, probablemente envenenado por agentes del rey de España, según el historiador John Elliott. En cualquier caso su desaparición tuvo un efecto muy positivo y abrió el camino a la  reconquista de Cataluña por las tropas españolas, aunque todavia quedaran muchos años de guerra.

RAFAEL MARIA MOLINA. HISTORIADOR.