Érase una vez un lazo amarillo. El sólo, uniforme, monolítico, sin diversidad. Se aburría mucho. Hasta que un día se puso a rezar Dios para que le enviara un compañero. Después de mucho rezar, el Señor le envió un amigo: el color rojo. Y así ambos juntos lucieron mucho más bellos y fueron felices. Chim-pun.

Categorías:ACTIVIDADES
A tope
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NI una, no hay que dejarles pasar ni una, Gracias dolços por vuestra transformación.
VIVA TABARNIA !!!!
VIVA LA RESISTENCIA !!!!!
resistenciadolca@yahoo.com
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