El  habitantes de las comarcas rosellonesas no sólo expresaron su lealtad hispánica con peticiones, documentos y argumentos jurídicos (véase articulo correspondiente en Somatemps)  sino con las armas en la mano. A finales de 1641 Perpiñán resistía el asedio de las fuerzas francesas y catalanas  mientas esperaba el socorro del ejército español.

En octubre los milicianos de Perpiñán derrotaron a 300 jinetes catalanes que inspeccionaban los alrededores de la ciudad matando y apresando a la mayoría. Las tropas hispánicas del Marqués de Torrecusa que habían llegado a la zona en noviembre iniciaron una serie de ataques con caballería ligera arrasando algunas de las posiciones del asedio catalanofrancés causando importantes daños a las fuezas enemigas. El pueblo de Perpiñán recibió a Torrecusa y sus Tercios españoles como a sus liberadores con grandes muestras de alegría.

A finales de noviembre, en una enérgica contraofensiva las tropas del Marqués asaltaron la trinchera principal de los 8 reductos de las fuerzas sitiadoras francesas y catalanas y consiguieron tomarlas tras duros combates. Murieron al menos 400 franceses y catalanes. Las bajas de las fuerzas hispánicas no llegaron a 200 entre muertos y heridos. El ejército francés y sus fuerzas auxiliares catalanas levantaron aquel primer asedio.

El Rosellón y la Cerdaña quedaron abastecidos de víveres para un año. Pero, por desgracia,  un año más tarde la zona cayó definitivamente en manos francesas. La lealtad de sus habitantes a España fue encomiable pero la traición de la Generalidad profrancesa imposibilitó a Castilla defender eficazmente las comarcas transpirenaicas.

Quedará como una verguenza permanente para la historia de Cataluña el hecho de que la Generalidad colaborara a entregar  las comarcas del Rosellón a Francia perdiéndose así para siempre la unidad de Cataluña  y el 20% de su territorio.

RAFAEL MARÍA MOLINA. HISTORIADOR

Fuente: La guerra del segadors a través de la premsa de l época. Henry Ettinghausen. V1

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