«Huérfanos», por José Alsina Calvés


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En estos últimos meses hemos sido testigos en Cataluña de un fenómeno impensable hace un año: decenas de miles de personas manifestándose en los pueblos y ciudades del principado, reivindicando su identidad hispánica y catalana y en contra del secesionismo.

Un análisis detallado de las motivaciones políticas e ideológicas de estas personas nos lleva a la conclusión que entre ellas hay distintos niveles de implicación política.

Una parte notable de estos manifestantes se mueven por una cuestión puramente emotiva, y se limitan a afirmar su voluntad de seguir siendo catalanes y españoles y su rechazo al separatismo. Este sector se puede sentir representado políticamente por los partidos llamados “constitucionalistas”, es decir el PP, el PSC-PSOE y C’s.

Hay otro sector que es más crítico: les hubiera gustado una aplicación más contundente del artículo 155 de la Constitución, que se hubiera intervenido TV3 y Cat.radio y que las elecciones hubieran tardado más tiempo en celebrarse. Este sector puede sentirse representado por los partidos “constitucionalistas”, aunque de forma algo crítica, o puede sentirse decepcionado, pues querría acciones más decididas.

Un tercer sector no nos conformamos con combatir los síntomas del mal, sino que queremos ir a sus raíces. No bastan las medidas de contención aunque sean contundentes. Hay que reformar el Estado (y por tanto la Constitución). Hay que acabar con estas aberrantes y falsas autonomías, que son en realidad embriones de estado, diecisiete clones del Estado que vacían a este de contenido, que generan desigualdades entre los españoles y que han multiplicado los enfrentamientos territoriales.

La alternativa no es una vuelta al centralismo, sino una amplia descentralización potenciando los municipios, las diputaciones comarcales y regionales. Una aplicación rigurosa del principio de subsidiariedad, que potencie por un lado la autonomía local y la democracia directa, y que por otra parte devuelva al Estado las grandes líneas de la política: las relaciones internacionales, el diseño de las líneas generales del sistema educativo y sanitario, y las grandes líneas de la política económica y social.

Los que así pensamos no nos podemos sentir representados por los partidos constitucionalistas, que pretenden únicamente mantener el “stato quo” y creen que se pueden aplacar los separatismos con más concesiones. Estamos, por el momento, huérfanos de representación.

Josep Alsina

 



Categorías:OPINIÓN

2 respuestas

  1. pues cojonudo.
    ya hemos perdido las elecciones

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  2. Una vez más le felicito. Puesto que es usted seguidor de la obra de Don Gustavo Bueno, quisiera hacer una pequeña aportación en esa línea que me parece de vital importancia. Estos entes grotescos y su forma de actuar nos debilitan, al conjunto, FRENTE A TERCEROS. La Unidad política debe ser requisito de actuación en ese sentido. Ysí, estamos huérfanos de representación, si es que el sistema partitocrático establecido es representativo….
    Gracias

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