Daniel Marín, experto en la Escuela de Salamanca, impartirá tres conferencias sobre Iglesia y liberalismo en Cataluña
“Nadie puede servir a dos señores, pues aborrecerá a uno y amará al otro. No se puede servir a Dios y a mammon” (Mt 6, 24).
Esta advertencia de Jesucristo ha caído en saco roto entre muchedumbres de católicos que gastan su vida en servir a los semilleros de perdición de Mammon: Poder, Placer y Poseer. Tres “P” que les hacen olvidar frecuentemente que el único señor de lo creado es Dios.
A dicho olvido vicioso se suma también demasiado a menudo la luciferina ideología liberal, que profesada por personas que se pretenden denominar cristianas, sueña con la consagración del principio de sí contradicción; un error filosófico y teológico que fantasea con la compatibilidad entre ambas servidumbres, no terminando en otra cosa que en el destierro final del Evangelio y el Espíritu Santo de la vida de las personas y los pueblos, de sus leyes y sus gobiernos, de sus familias y sus economías.
La crisis de civilización en la que se encuentra el Occidente post-cristiano, tan evidente para una mirada y un juicio no contaminados, no es sino el desenlace infeliz de las premisas de esta luciferina ideología, condenada por los Pontífices reiteradamente con duras a la par que merecidas sentencias.
Siguiendo esa estela y en el contexto del cada vez mayor auge y engaños de los prosélitos de los dogmas liberales, el libro “La Iglesia y el Liberalismo” de Christopher Ferrara, traducido al castellano por Álvaro Gutiérrez y Daniel Marín, es una buena medicina para prevenirse de este mal que está asolando el mundo.
La edición hispana además trae un extenso Apéndice del profesor y economista Daniel Marín en el que rescata la sabiduría centenaria y perenne de la Escuela de Salamanca, que brilló por su tomismo, su fidelidad a la Iglesia, y su piedad evangélica, dando una legión de buenos y santos doctores para la gloria de Dios y la salvación del hombre.
Os anunciamos que desde hace una semana comenzó la gira de presentación de la obra por España en el tenor de una conferencia impartida por el mismo profesor Marín, siendo la primera etapa Sevilla, y ahora este último fin de semana de mayo en Cataluña.
Además, los encuentros contarán con la asistencia y presentación del autor por parte de otras dos brillantes personalidades del panorama católico tradicional contemporáneo: D. Javier de Miguel -economista, y D. Javier Barraycoa –sociólogo-. Dos “javieres” que no dudan en hacer honor a su patrón hispano y jesuita, San Francisco Javier.
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Es que el liberalismo es la ley del más fuerte: por eso hay que permitir que el que puede, que no somos todos, haga lo que le conviene, sin ninguna consideración por los demás y el bien común.
Para lograr sus fines egoístas, y llevamos desde el siglo XIX con estas políticas aquí y en Europa para saber con hechos lo que pasa, todo lo que lo impide y molesta hay que quitarlo, como la Iglesia y el Evangelio.
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El liberalismo, es tan malo, como el marxismo, las dos lacras anticristianas, que nos mal gobiernan y que por desgracia, algunos católicos, se dejan llevar por unos y por los otros. Los dos condenados, por los Papas, pero los malos católicos, votan y apoyan a liberales y marxistas, entrando en el pecado. Había un gran libro » El Liberalismo es Pecado » del jesuita Salva y Sardani . que explica muy bien por que un católico, no puede ser ni apoyar al liberalismo, además de las encíclicas de Papas, como Pio IX, Leon XIII y otros, condenando al liberalismo. Tras el ensayo del marxismo, con sus millones de crímenes durante el siglo XX, otra vez, nos mal gobierna el liberalismo ,hijo del de el siglo XIX. Como siempre explotador, y engañador, con el cuento de la democracia.
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La experiencia de estos 40 años de democracia, más la experiencia de países como Francia, Alemania, Crean Bretaña, EEUU nos dice que la democracia no existe y que es imposible de que exista:
?Cuántas promesas electorales se cumplen?
= 0
?Cuánto se legisla que no ha sido votado por el pueblo (no estaba en el programa)?
= casi todo; especialmente todo lo que ha servido pata atacar a la Iglesia, robarle sus propiedades y descristianizar España y Europa por…los que se han apoderado del Estado, que no son cristianos, y que lo hacen no en nombre del sionismo, de la masonería o del simple egoísmo, sino en nombre del progreso, la laicidad, la tolerancia y el libre pensamiento.
(ya hemos visto que el progreso es el de los políticos ladrones y el de sus familias, amigos y grupos de presión que les compran; laicidad es descristianizar la nación sin que ella se de cuenta; tolerancia solo cuando los intolerantes están en la oposición, y librepensamiento siempre que pienses lo que el Gran Maestro secreto, el Líder Supremo del partido (Zapatero), W R Hearst o cualquiera de los Rothschild deciden que pienses)
Porque la democracia se exige no para que gobierne el Pueblo o sus representantes, lo cual ya sabemos que es imposible, sino para quitar las elites que gobiernan por la Historia y la tradición, que tienen la obligación de actuar de acuerdo al bien común especialmente encarnado en el cristianismo como conciencia moral y de defensa del débil vinculante a todos, y en lugar de estas elites poner a otros, que no tienen otro acceso al poder, y que lo van a ejercer en su provecho y en el de los millonarios que les apoyan (tradicional mente organizados en las logias, clubes y partidos; o influyendo con los periódicos que controlan). La Iglesia es una molestia y un freno para que nos despojen impunemente desde el poder conseguido en nuestro nombre y en «nuestro beneficio» (eso dicen, como el aceite de ricino)
Lo asombroso del caso es que sigamos picando el anzuelo una y otra vez como idiotas que somos.
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