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Ah, se trata de esto… de un canal de comucación de la causa y de la casa. Permitidme entonces que os haga gala del mejor modo que se me ocurre: usándolo, sentándome a la mesa entre la embriaguez y el cortejo. Por tanto pensemos… Pensemos… Voy a deciros algo, compañeros; breve y extenso, ciertamente, y cuadrado y redondo y recto y angulado, además de antiguo pero novedoso, fosco pero deslumbrante, rígido y tieso pero desmoronador, perverso pero revelador. Sí. En fin, dejad que me centre para aglutinar ideas con las que honraros…

Ah, ya sé. ¡Ya! ¡Ya sé qué deciros que cumpla tantas expectativas! Veréis… Alejad el odio y acercad el oído a lo más sumergido y urgido de mis secretos. Se trata de que…

De que…

De que os habéis creido, vosotros, ingenuos compatriotas, hace años que os habíais creido que en sus constantes vitales, en su documento de identidad, en su reivindicaciones y reclamos, el nazionalismo secesionista no pararía hasta lograr al fin su secuestro, su abducción, es decir, eso que demagógicamente denominan “independencia” y meta. “Meta”, le dicen. Os habéis creido eso creyendo que escapábamos de ser engañados y que andábamos por delante y por encima, pero no sabéis cuán equivocados andábamos. Porque…

Porque…

Porque esa etapa que vosotros creéis predecir, que desnudáis y denunciáis y denostáis y aborrecéis y temeis y temíais, como final y concluyente, en realidad no es una etapa final sino tan sólo su tránsito, el mero inicio. Es decir, compañeros. Lo que la nazionalista histeria (que en griego antiguo viene de “útero”, cómo no), lo que ese “útero” abortivo está en verdad gestando, es la platarforma insaciable desde la cual anexionarse las áreas ricas del mediterraneo de España y su historia (histeria) y su podería civilizador, y someter, parasitar y subordinar al resto de la Península. Ya no dominan los ejércitos sino la información y las finanzas. En cuanto a la información imperan los onerosos armadores de la inoculación social, de las comedias y tanta mentira.

Porque os habíais dado cuenta, compatriotas, de que el grito libertario no era más que la palanca hecha mediante una falacia. Pero no habéis visto, sin embargo, que la falacia es incluso ella misma falaz, es decir, que no es cierto que el señuelo oculta el fin que creemos haberle descubierto, sino que ese fin que supuestamente oculta el señuelo (la proclamada independencia), es, él mismo, el señuelo fundamental (dejar creer que se pretende ese robo y abducción secesionista como fin último, cuando en realidad ese primer robo es la mera herramienta intermedia para llegar al incio del fetejo posterior, no proclamado, a saber, el completo robo de toda la región peninsular y su opulencia histórica y cultural. Nos quieren convertir en su pedanía.

Y de ahí a donde el destino de ese delirio pertinaz siga cobrando dimensiones megalómanas e insaciables. Eso anda en la cabeza de la cabeza del secesionista. El “colocalacitos” de a pie, no se percata de que la cabeza de su cabeza no es la suya. Ni él ni ella saben que el medio y el fin y fondo no es todo eso.

Si alguien creía que ese útero (histeria), que el útero creador secesionista es anti-centralista, no comprende que el adalid secesionista ama diabólicamente el centralismo, pero el propio. ¡Oh, sí! ¡Y cuánto! Y si alguno de vosotros creía que el adalid secesionista odia la dependencia y ama la libertad, no comprende que odia la libertad tanto como ama la dependencia… de todo “lo otro” y “lo demás”, la supeditación de las alteridades ajenas, y su robo, por ejemplo contra el resto de España de una y otra maneras. Pero ante todo la abducción y secuestro y utilización de su propia contingencia poblacional. Y el éxtasis de tal configuración ensoñadora se les está apareciendo cual epifanía, ya obsesivamente creen que les es alcanzable, ahí, ahí delante, les parece ya casi tocarla, y eso y su descontrolada baba les llena de embeleso y advocación por los más ilustres y benerables santos de su discordia.

Y ya está. Y ya está dicho. Algo, un poco y otro algo más.

Así que espero con ello haber engalanado y dignificado este ilustre medio y canal y Banquete, oh mi Diotima, de som a temps. Porque… porque…

¡Porque soy el viejo que busca a su joven ya que al fin fui el joven que alcanzó a su viejo! Sí. Por eso, compañero, amigo de la Patria, estoy en posición y condiciones de decirte que alumbraré tu pecho y lo inundaré de potencia y esperanza y soplaré sobre él y a ambos nos daré ánima. Y libraremos a todo palurdo mezquino ante todo de sí mismo, porque ante todo me he librado del mío. Desnudo como vine, hoy he retornado, y te digo y te repito:

Estamos a tiempo.

ESA ES UNA BUENA IDEA