
Los Comuns de Ada Colau y el catalán Pisarello, tras meditarlo con las encuestas en la mano, se han pasado al lado oscuro del micronacionalismo arancelario. Cataluña es una nación soberana y, España y los españoles, son una pandilla de cromañones que transitan por un Estado en quiebra. Por tanto, la mejor solución es: «Una república que, a través de un proceso constituyente, podrá compartir soberanías, en lo que considere y decida la ciudadanía catalana, con un Estado que debería ser plurinacional».
La idea de fraternidad con el resto de pueblos del Estado se mantiene, aunque dejando claro que deben de ser los catalanes los que elijan si quieren tener o no esta relación con España. Fraternidad que hacen extensiva al resto de pueblos de Europa y del mundo, como los uzbekos, los mongoles y los habitantes de las Islas Fiji. Con aragoneses y extremeños, como no luce tanto, es preferible de momento mantener las distancias.
«Queremos una Catalunya soberana en términos nacionales, pero también en económicos, ambientales y sociales«. Total, populismo local y muro de hormigón forjado para disuadir a los españoles de pisar el paraíso terrenal en construcción.
Evidentemente, compartir el agua del Ebro con los valencianos ni pensarlo, que una cosa es ser «hermanos» en el pancatalanismo subvencionado, pero no primos.
Categorías:INCREÍBLE PERO CIERTO
El populismo se desenmascara rápidamente. Es cuestión de tiempo.
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