
La Generalitat ha logrado con su anteproyecto de ley de Cámaras poner a todo el mundo empresarial en su contra. Cámaras y patronales cargaron duramente contra el texto, que no fue consultado con ellas y que consideran centralista e intervencionista.
Incluso Pimec denuncia que no tiene en cuenta las pymes. Pero las críticas no sólo llegan desde la empresa. La ley levanta ampollas también en parte del Govern y ha abierto una nueva fractura en Junts pel sí.
La brecha nace de la implicación territorial que tiene la ley. Entre otras medidas, contempla la sustitución del Consejo General de Cámaras por la Cámara General de Cataluña. Es un cambio sustancial ya que el actual consejo no es más que la unión de las 13 Cámaras catalanas para decidir aspectos comunes. Pero el poder emana de las Cámaras repartidas por el territorio.
En cambio, la Cámara General de Cataluña tendrá más poder, más influencia y centralizará decisiones y reparto de dinero. Las 13 Cámaras catalanas, en un comunicado conjunto, denunciaron que la ley las convierte en «delegaciones», con un papel «meramente testimonial» y con el mismo peso para todas, independientemente del número de empresas a las que representen.
¡Viva la república independiente totalitaria!
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