
Los pluses que cobran los jueces por redactar sentencias en catalán ya no sirven ni de motivación. La realidad se acaba imponiendo. El intento nacionalista de catalanizar, al coste que sea la justicia, no ha servido para nada. Dinero tirado.
Según la memoria del TSJC, las sentencias redactadas en catalán bajaron de 30.354 en 2014 a las 19.375 en 2015, frente a más de dos millones de sentencias redactadas en castellano.
La sociedad es como es. Y querer cambiarla a base de decretos y golpes de talonario, no es transformarla sino deformarla. Seguimos remando hacia Ítaca, pero sin brújula.
Categorías:MITES NACIONALISTES / MITOLÓGICAS
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