
Junker y la escocesa Nicola Sturgeon
El soberanismo catalán ha visto en las iniciativas de las autoridades de Escocia ante la Unión Europea (UE), después del Brexit, una oportunidad para convencer a la opinión pública catalana de que Catalunya no quedaría fuera de la Unión si se separase del Estado español.
Puigdemont está participando en el intento de crear este estado de opinión, y hace días dijo en el Parlament que la UE “está cambiando radical y rápidamente su discurso sobre Escocia, porque no va sobrada de apoyos”. Y se quedó tan pancho.
El problema es que Escocia no tiene ninguna posibilidad de seguir dentro de la Unión al margen de Gran Bretaña. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo tras reunirse con la ministra principal de Escocia, la dirigente independentista Nicola Sturgeon que no se va a «interferir en un proceso británico».
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