Pío Moa Juzga a Ricardo de la Cierva


 

Ha muerto Ricardo de la Cierva, uno de los historiadores más importantes de los últimos cuarenta años. El País apenas le ha dedicado espacio como “historiador franquista”, creyendo así denigrarlo. Lo que debiera ser denigrante es el calificativo de antifranquista, por ser sinónimo de manipulación y tergiversación. No por casualidad ese periódico empezó publicando anuncios de prostitución, es decir, participando en ese negocio. Todo un símbolo.

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Ricardo de la Cierva o la miseria intelectual del antifranquismo, por Pío Moa

Contra lo que muchos creen, mi deuda intelectual con La Cierva es escasa, ya que casi todos mis escritos de historia siguen otros rumbos y métodos; a pesar de lo cual hemos coincidido en bastantes conclusiones. En 2001, a raíz de un debate televisivo, escribí este artículo, valga ahora como necrológica:

Ricardo de la Cierva, el erradicado

Durante un debate televisivo, una catedrática de Historia contemporánea se jactaba de que Ricardo de la Cierva había sido “erradicado” de la actual historiografía profesional. “¡E-rra-di-ca-do!”, repitió con énfasis y mal disimulado cabreo, para aplastar a un colega que había tenido la malhadada idea de citar al historiador, convertido en tabú en la Universidad y en la mayoría de los libros de Historia: o se le silencia o se le despacha con alguna frasecilla displicente. Así entienden el debate intelectual esos pésimos historiógrafos, inquisidores vanidosos que se ensalzan a sí mismos como “serios” y “científicos”.

Contra Ricardo de la Cierva todo ha valido, desde las descalificaciones insultantes en la prensa al cúmulo de rumores personales y profesionales, calumniosos como suelen serlo, y en todo caso ajenos a cualquier pretensión de prueba, tan frecuentes en círculos universitarios y académicos, muy dados, por lo común, al chismorreo insidioso y muy poco al intercambio y discusión de ideas que debieran serles propios. El bajo nivel científico de nuestra universidad se manifiesta en sus trabajos, pero también en esa actitud esterilizante y cerrada al debate –aunque a veces, cuando se abre un poco, casi resulta peor–, mezcla de beatería de secta, de ansiedad de cada cual ante la posibilidad de ser “pirateado” (pues la tendencia a parasitar ideas ajenas está muy difundida), y de miedo a quedar en evidencia fuera de los clanes aquiescentes.

Quien, rompiendo el tabú –algo difícil, sobre todo para un estudiante–, compare los libros de Ricardo de la Cierva sobre la Guerra civil y otros hechos de nuestra Historia, con los de esas erradicadoras lumbreras, nota enseguida la superioridad del erradicado. El cual no les supera por sus tesis sino, ante todo, por el cúmulo de datos y documentación decisiva en que las apoya, y que sus enemigos (pues lo son, y no simplemente adversarios intelectuales) pasan sistemáticamente por alto o les dedican referencias vagas, y lo hacen precisamente por su valor demostrativo, demoledor de las tesis hoy en boga. Vale la pena observar de pasada cómo el descaro y falta de respeto a la verdad por parte de esos individuos acaba de manifestarse de nuevo en sus escasas y ridículas reseñas del libro de documentos soviéticos España traicionada.

Pero, se objetará, si es así, ¿cómo puede haber sido Ricardo de la Cierva tan eficazmente aislado en amplios ámbitos intelectuales y en casi todos los medios de masas? ¿Puede tener él razón contra casi todos los demás? De lo segundo, nada. Un número muy alto de profesores e historiadores comparte más o menos las tesis de De la Cierva, o reconoce, por la simple necesidad de estudiar la Historia, la veracidad de la mayor parte de ellas. Pero poquísimos se atreven a decirlo en voz alta y clara, pues existe un auténtico miedo a pasar por “facha”, a compartir las descalificaciones y desprecios tributados a aquel. Es más, no faltan quienes, estando de acuerdo con él en lo principal, se unen al coro de los despreciadores o destacan los defectos del erradicado (¿quién no los tiene?), en lugar de señalar, como sería ahora necesario, sus indudables aciertos. Pero Ricardo de la Cierva no sólo supera como historiador a quienes le proscriben, sino que además ha sabido sostener sus ideas contra viento y marea, con datos y argumentos, devolviendo los golpes en una actitud valerosa por desgracia muy poco seguida: de ahí la eficacia de su aislamiento.

Decía Churchill algo así como que el valor es la principal de las virtudes, pues sin él las demás naufragan. Ciertamente podría entenderse el desfallecimiento de tantos intelectuales si corrieran peligro, no ya de ser fusilados o de ir a la cárcel, sino simplemente de sufrir serios daños materiales. Pero no. El peligro consiste simplemente que les tachen de esto o de lo otro, y ante tan nimia amenaza, su amor a la verdad y a la ciencia flaquean. Y así está el panorama intelectual.



Categorías:HISTORIA

1 respuesta

  1. Y como diría yo, el resto lo hizo La Masonería, con su propaganda anti-española desde hace siglos.

    España no ha sabido amoldarse, con sus ciudadanos, a los nuevos tiempos donde el libertador y protector de España ya atisbó a ver hace mucho tiempo.

    En realidad para hablar de éste personaje histórico de la investigación científica de la Historia deberíamos de dirigirnos a él como : AUTORIDAD.

    En cierto modo, fue un hombre que intentó adaptarse a los tiempos dentro de la gran trampa que supuso la democracia en manos de plumas masónicas, ya se presumía de ello, en compensación en 1978, con su constitución, aunque la C. Española en realidad es anterior, para su elaboración, y sólo se suele recordar su aprobación en ese año.

    No sólo ha sido la ignorancia y la tergiversación de la Historia reciente en manos de deseosos profesores entusiastas llevados por la política renovadora, sino que debería de entenderse, en forma de crítica personal, como aquellos que anhelaban restituir y maquillar sus sentimientos de derrota absoluta que supuso que el Comunismo, fuere derrotado ( el único país de Europa en una guerra : España venció al Comunismo ) al mismo tiempo La Masonería descubierta y humillada ( más de la mitad de los parlamentarios en Las Cortes de los años previos de La Guerra de Liberación eran masones, algunos con grados reconocidos de máximo maestro : o mejor dicho adoradores de Satán literalmente ) y de igual forma destruir el Anarquismo imperante ( fomentado por las comunidades judías en España de forma prevista ) por gentes particularísima.

    Sólo nos ha llegado algunos trazos de la Historia, pero suficientemente fuertes y consolidados para entender mejor lo frágil que es un país histórico de referencia mundial como es España.

    Un hecho no menos importante es ser actor y testigo de sucesos, y en éstos aspectos imprescindibles son vinculantes para llegar a alcanzar algo parecido a la verdad : Don Ricardo fue testigo directo y presenció la España sombría que querían rematar, y que gracias a La Providencia o tal vez el destino elevaron al poder a nuevos Pelayos y nuevas épicas recientes.

    Éste artículo podría enlazar con otro similar con igual interés para el público :

    https://somatemps.me/2015/11/21/hispanidad-ricardo-de-la-cierva-el-historiador-que-decia-verdades/

    El hecho sólo del enunciado parecería que es acertado no sólo su ubicación correcta, además su exposición para tal insignia de la investigación no exclusivamente testimonial sino en primera persona de la Historia, a lo cual agradecemos infinitamente al autoritas como al lugar amigo de Somatemps en la era digital con éste espacio abierto.

    Sus obras han pasado han engrosado nuestra recámara — biblioteca personal — de conocimientos tanto física como personal, materialmente adsequibles con un precio material : IMPAGABLE.

    Y, creemos, que eso sería muy importante para los que dejan su legado en ésta vida temporal, pues así será mayor el reconocimiento de esa labor indiscutible — con un esfuerzo sobrehumano — en sus numerosas obras de investigación de la Historia. Algo más reconocido en el extranjero que en el propio reino de España, y, que hace, de igual forma, elevar aún más la categoría de los que nos aportan la ayuda para entender mejor los peligros y miedos de los pueblos.

    Gracias D. Ricardo, seguro que ahora estará con Dios, o simplemente con la gente de buena voluntad, en la gloria.

    Muy buen trabajo, sería el mensaje que ( se ) podría leer desde la gloria — diversa — terrenal y celestial — infinita, con sus quehaceres, los propios de la vida.

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