Esta fotografía que circula en las redes sociales, ilustra la estrategia secreta de las CUP. Mientras sus dirigentes hacen llamamientos a la desobediencia civil y proclaman la separación inmediata tras el 27-S de los trabajadores y trabajadoras de España, los no «afectos al régimen», serán paulatinamente desplazados en la nueva República Catalana. Eso si, con una sonrisa. Los cálculos más optimistas hablan de cerca de un millón de catalanes que abandonarán el nuevo Estado, al ser discriminados política y lingüísticamente.

En la futura tercera economía de Europa (y la Suiza del Mediterráneo), los no micronacionalistas serán substituidos en un par de décadas por la llegada de cientos de miles de migrantes procedentes de países no europeos, especialmente musulmanes. Dicha  estrategia, calcada de la que llevó a cabo el pujolismo, tiene como objetivo la integración lingüística -que no cultural- de colectivos que no poseen el castellano como lengua materna, y por ello, fácilmente manipulables en la cuestión micro-identitaria. A cambio de un pasaporte, miles de migrantes no dudarán en aceptar las condiciones económicas y culturales del nuevo Estado, que adquirirá así, mano de obra poco cualificada a un bajo coste.

Todo ello, hasta la segunda o tercera generación, como es bien sabido. Pero entonces ya no existirá marcha atrás.

Categorías:POLÍTICA