Dos libros complementarios para entender adónde va Cataluña y adónde podría ir


libro2

 

Dos libros que buscan, ante todo, hacer la diagnosis del presente político y aportar soluciones al problema de Cataluña. Tamames explica muy bien la génesis de la Constitución de 1978, que él conoce como testigo de primera fila de todo el proceso: el nacimiento de la dicotomía regiones-nacionalidades; la asignación de competencias; el «café para todos»; y la ocasión perdida del concierto fiscal que se ofreció a los catalanes en un primer momento… Revela que ningún diputado catalán, salvo Heribert Barrera, apoyó la propuesta de autodeterminación presentada por el diputado de Euskadiko Ezkerra, Letamendia. En el marco de la Historia reciente se refiere al fracaso del Plan Ibarretxe y compara los Estatutos de Autonomía de 1979 y 2006.

Su visión sobre el actual nacionalismo catalán está cargado de reproches en medio de anécdotas suculentas sobre el pujolismo y de una antología de textos bien expresivos del argumentario soberanista y unionista. Tamames, curiosamente, sólo dedica un capítulo de su libro al análisis del horizonte económico que abriría la independencia. Su tesis es rotundamente pesimista en relación al futuro de la economía catalana en ese escenario.

El análisis de Muñoz Machado del presente y del futuro es esencialmente jurídico. Tras la comparación entre el Estatuto catalán de 1932 y el de 1979, subraya que parte de los problemas que hoy vive el sistema autonómico español se derivan del seguimiento que en su día se hizo del modelo territorial republicano. Pone de relieve las luces y las sombras del régimen constitucional de 1978, los progresos que el mismo ha supuesto, pero al mismo tiempo la necesidad de reformas que la Constitución viene reclamando, lo que ya subrayó el autor en su Informe sobre España, Premio Nacional de Ensayo 2013.

La gestión de ansiedades

Centra sus críticas al Estatuto de 2010 en su invasión del ámbito constitucional, pero a la vez subraya que «resulta inconcebible que no se buscaran otros caminos más adecuados para evitar esta confrontación tan grave», y no ahorra argumentos críticos bien razonados respecto a la sentencia del Tribunal Constitucional. Considera que «todo hubiera estado mucho mejor si a la propuesta del Estatuto se hubiera acompañado un proyecto de reforma constitucional que le diera cobertura». Está tan en contra del inmovilismo como del independentismo. Postula, en conclusión, una reforma del Estado, de orientación federalista, que no se quede en el puro nominalismo tópico y la consulta sobre un nuevo Estatuto que regule el autogobierno de Cataluña.

Me temo que la «solución Muñoz Machado» arrastra el problema de la insuficiente consideración de la práctica política y de la variable tiempo en el momento en que nos encontramos, en que el reto mayor es la gestión de ansiedades.

La «salida Tamames» carece de la precisión jurídica de Muñoz Machado, pero se mueve en un escenario de propuestas de sentido práctico respecto al problema catalán: la necesidad de un proyecto nacional estatal; un nuevo sistema de financiación autonómica; ajustes en la racionalización administrativa y fiscal… Hasta sugiere la asignación a Barcelona de roles políticos muy superiores a los que tiene actualmente.

En definitiva, estamos ante dos libros de imperativa lectura. Dos libros, a mi juicio, que entierran el sueño jacobino del «todos libres e iguales» asumiendo las peculiaridades diferenciales catalanas, que obligarían a un determinado reconocimiento de singularidad de Cataluña, en la misma medida que se posicionan frontalmente ambos contra el independentismo soberanista y su bandera del «dret a decidir» al margen de la soberanía del Estado.

¿Adónde vas, Cataluña?. Ramón Tamames. Ensayo. Península, 2014. .
Cataluña y las demás Españas. Santiago Muñoz Machado. Ensayo. Crítica, 2014.

 



Categorías:BIBLIOTECA Y CITAS

2 respuestas

  1. Estos señores tan inteligentes que dan clases a universitarios y escriben libros que venden parece que todavía no se han enterado.
    No se trata ni del café para todos, ni de reconocer a Cataluña ninguna singularidad (¿y por qué no a Barcelona, que es completamente distínta del payesés¿)

    De lo que se trata es de seguir el mapa independentista de Pujol sin perder el mercado español, expulsando la lengua española de Cataluña, creando catalanes que no se sienten españoles, y ganando tiempo para anexionarse el País Valenciano y Baleares.

    No veo que haya que reconocer «hechos diferenciales de nadie», ni la singularidad de nadie; que en el caso de Cataluña, será utilizada por Pujol como excusa de otra confrontación para «reivindicar» lo que quede por reivindicar.

    Hechos diferenciales y singularidades no son más que excusas de privilegios; privilegios que ya se dieron en el siglo XVIII por Carlos III de Borbón para enriquecer Cataluña a expensas de otros territorios españoles; y que son el germen de la prosperidad y del problema que tenemos hoy.

    Esto es tan evidente para aquél que haya vivido la Transición, el nacimiento de la Democracia, la Constitución, la Autonomía, el Pujolato…y se haya tomado la molestia de pensar sobre los hechos; y no regurgitar lecturas antiguas, que uno tiene que dudar de la capacidad intelectual de estos buenistas (aquí pongo también a Zapatero, el falso profesor de Derecho Constitucional, responsable directo del Estatuto inconstitucional de 2010, que tantos problemas gratuitos nos han causado)

    Porque todos lo que hemos vivido estos últimos 40 años, de lo que nos hemos dado cuenta es de la deriva independentista creada por Pujol; hace 40 años eran 4 gatos; y hoy es el 32% de la población, cuando nunca Cataluña ha tenido más autogobierno en toda su historia.

    Curiosamente ninguno de estos dos intelectuales de postín comenta algo que es evidente: el hecho diferencial de la ciudad de Barcelona, su carácter de marca internacional diferente de Cataluña y de España, y sus aspiraciones de autogobierno que no le lastre su desarrollo y su prosperidad; y con el que pueda competir con otras ciudades autónomas internacionales (como Shanhay, Hamburgo, la City de Londres)

    Tampoco comentan el conflicto lingüístico creado por Pujol para catalanizar a la mayoría de los habitantes de Cataluña, conflicto que favorece la catalanización al crear una y otra vez un enemigo (España) contra el que reunir a la población, hacerla antiespañola, decida que no debe hablar español, y hable catalán normalizado fabrés.

    Mientras que sigamos sin pensar con la cabeza, vamos a ir muy mal.

    Para los que sigan creyendo como estos necios que la solución es la independencia material de Cataluña, pero con DNI español -es decir, la solución Pujol-, les diré que esa no es solución que valga (es la misma solución que el Estado de las Autonomías, pero un grado más hacia la desmembración de España); y que nos va a arruinar a todos; y si no, al tiempo.

    Me da la impresión de que estos libros se escribieron hace algunos años; y que por tanto hoy son obsoletos; ni aportan nuevos hechos, ni aportan soluciones.

    Me gusta

  2. Porque después de los 35 años de inmersión (sólo para pobres e incluyendo la multa lingüística, o las barreras de acceso del famoso nivel 4), la construcción del complejo cultural-industrial del pseudo-catalanismo, el control total de la educación a todos los niveles, el tramo del IRPF, la política de símbolos, la cesión de incontables competencias (con fruslerías y nimiedades como la Sanidad, o las licencias de medios, o Cercanías). Después de que el 90% del contenido del último estatuto fuera aprobado resulta que las «particularidades» están aún (como siempre) por «reconocer». Como en 2010. O en 2000. O en 1990. O en 1980. O en 1970. O …

    Porque nunca se «reconoce» lo bastante. Claro. De eso se trata.

    El primer cambio se tiene que dar dentro de cada catalán. Empezando por la visión que tanto del pasado como del presente se ha desarrollado. Que es una especie de cristal mineral, un fósil, o si se quiere un mosquito atrapado en ámbar. Una cosa estática, invulnerable al cambio, sin interacción con la realidad objetiva que lo rodea. Una «peculiaridad» eternamente por reconocer.

    Me gusta

Deja un comentario

DESPERTA

Red sociocultural