La idea de erigir este monumento a los defensores del asedio de 1811 la había promovido el ayuntamiento en diciembre de 1909 mediante un concurso restringido a tres escultores. En el verano de 1911 conmemoraron en Tarragona el centenario de la defensa de la ciudad (en la que habían destacado por su heroísmo los artilleros) con un acto de descubrimiento de una lápida con una dedicatoria alusiva.
El encargo del monumento fue asignado a Julio Antonio, pero la versión colocada en la Rambla, inaugurada en agosto de 1931, es de E. Lorenzo Salazar. Concibió el monumento Julio Antonio con tres figuras desnudas en bronce de iconografía clásica: las dos rincipales en pie, inspiradas en la Piedad Rondanini de Miguel Angel, a los pies de ambas hay acurrucada otra figura varonil doliente, con idéntico rostro y peinado de estilo helénico. Es de todos los monumentos a la efeméride de la Independencia el que se aparta de los patrones compositivos e iconográficos históricos al uso, por la referencia clásica greco-renacentista e intemporal con que lo concibió Julio
Antonio.
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