El «Murcianismo», una teoría catalanista (1): el origen en Soldevila.


FS1

Ferran Soldevila

A principios de 1933, el historiador Ferran Soldevila publica un artículo hiriente acerca de lo que él entiende como un problema, la inmigración de andaluces y murcianos. Hay que limitar su llegada porque no se adaptan a la realidad local tan bien como, por ejemplo, los aragoneses, más afines a la población catalana.

Las personas procedentes del Sur, en cambio, se distinguen por un nivel social bajísimo. Son casi todos analfabetos. Muchos de ellos aparecen en Barcelona con precaria salud, acaparando prácticamente las plazas de los hospitales. Una enfermedad de la vista les distingue en particular: el tracoma. Murcia y Almería, pues, no aportaban individuos cualificados sino la parte “más tarada” de su población.

Repatriar a los emigrantes parados, además de caro, se revelaba inútil. Volvían a presentarse al poco tiempo en la capital catalana. Muchos de ellos, con un recorte de periódico en el bolsillo en el que figura un artículo de la Constitución republicana, el que garantizaba a cada ciudadano la libertad de residir en cualquier punto del Estado. Algo que a nuestro autor le parece un abuso inconcebible (1), porque los otros, famélicos y extraños, no forman parte de su “nosotros”.

(1) Ferran SOLDEVILA, Entre la dictadura i la revolució, Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2009, p. 220-222.

Francisco Martínez.en Revista Aportes.



Categorías:HISTORIA

2 respuestas

  1. En el comentario anterior quería escribir «regatearemos», no «registraremos» cómo ha salido editado. Perdón.

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  2. Ferran Soldevila fue un eminente historiador y escritor. En el artículo citado se equivocó, pero esto no le resta méritos en las actividades citadas en las que descolló. Me imagino que tampoco le quitaremos importancia a Picasso como pintor aunque ahora se haya sabido que sus mujeres lo acusaron de maltrato. Como tampoco, para seguir con la estela de personalidades que destacaron en algún campo de la cultura aunque no eran perfectas como seres humanos, registraremos a Antonio Machado su indiscutible valor como poeta aunque se acostara con una menor, por mucho que un certificado de matrimonio legitimara esa cohabitación.

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