Reproducimos un escrito que apareció cuando aún se discutía sobre el famoso (ya pronto nadie lo conocerá) «Negro de Bañolas». Era un clásico de las excursiones y hacía las delicias de los niños … hasta que llegó la ´dictadura de la corrección política. Se nos llevaron a la pobre reliquia, con gastos a cargo de la Generalitat, para enterrarlo en una cajita en Botsawa. Todos hicieron el paripé en un entierro floreado y nos dimos el lustre de demócratas de toda la vida. Eso sí, ningún político de la Generalitat reconoció, ha reconocido o reconocerá que nuestra riqueza proviene, en buena parte, del tráfico ilegal de esclavos africanos.
En fin, como la nostalgia nos puede, ahí va el escrito. Sólo decir que el pobre autor no sabía aún cómo acabaría el personaje.
¿Qué hacer con un bosquimano disecado?
Soy abogado jubilado, he vivido más de cuarenta años fuera de España, y encuentro en internet un gran entretenimiento.
Quería introducir en esta lista de antropología el asunto del bosquimano disecado de Bañolas, de actualidad desde hace un tiempo en la prensa española. Para los amigos de fuera de España resumiré brevemente la historia reciente del asunto.
En el Museo Darder de Bañolas (Gerona) se conserva desde hace décadas el cuerpo disecado de un guerrero bosquimano, vestido con calzón blanco y lanza en ristre, dentro de una vitrina, que al parecer fue comprado por el coleccionista Darder en el París del siglo XIX, y que se muestra en un contexto de historia natural del hombre, junto con otros animales disecados.
Hace unos cinco años algunos espíritus puros comenzaron su protesta: acusaron al museo de racismo, de falta de respeto por un ser humano, etcétera. Los protestantes hicieron llegar su sensibilidad a las autoridades de algunos países africanos, que exigieron, vía diplomática, al Gobierno de España, la retirada del bosquimano disecado de su vitrina. El alcalde de Bañolas, que hasta entonces había ignorado las críticas, presionado por el Ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, decidió hace un mes retirar al bosquimano del circuito que podía ser visitado por el público.
Pero al parecer no fue suficiente. No bastaba recluir en el almacén una reliquia que la Asociación de Museólogos de Cataluña considera «de gran valor patrimonial y museístico». Federico Mayor Zaragoza, jerarca máximo de la Unesco, ha propuesto trasladar al guerrero «a su país de origen, Botswana», para que reciba allí sepultura (obsérvese cómo Botswana, república nacida hace treinta años de la ex colonia británica Bechuanalandia, se ha convertido de la mano del jefe de la Unesco en nación de un guerrero bosquimano, que más que a Botswana pertenecería al Kalahari).
Joan Solana, alcalde de Bañolas, propone ahora incinerar el cuerpo del bosquimano disecado y enterrar sus cenizas en el cementerio de la ciudad, sin que se celebre ningún tipo de ceremonia (como si la incineración no fuera ya una ceremonia) ni se ponga en su tumba ninguna lápida conmemorativa (con lo cual no será tumba, sino vertedero de cenizas) para, dice, «no alimentar futuras polémicas».
En muchos museos de historia natural, de historia de la ciencia, de historia del hombre, existen maniquíes que representan australopitecos, hombres de las cavernas, soldados, guerreros… ¿Qué diferencia tienen esos maniquíes con el bosquimano disecado de Bañolas? Pues que el serrín, la madera o la paja están cubiertos de cartón, tela o plástico en lugar de piel humana apergaminada. Al querer incinerar al bosquimano se pretende que desaparezca la prueba, pero al proponer enterrar las cenizas en el cementerio, ¿no se busca quizá permitir «que descanse en paz» mientras espera a que su alma se reencuentre con su cuerpo?
Estos días se discute también sobre la momia de Lenin, que no está disecada como el bosquimano, sino momificada con una técnica de embalsamamiento especial que exige grandes gastos de mantenimiento: Ho Chi Minh, Agostino Neto o Kim Il Sung están también momificados, a disposición de los fieles y turistas, y nadie reclama por tal exhibición.
Y qué decir de las momias egipcias. ¿Deberán incinerarse y enterrarse en un jardincillo del Museo Británico? Jeremías Bentham, sentado en su sillón, bien disecado, sigue dentro de un armario en la sala de profesores de la Universidad de Londres, y cada vez que hay reunión el armario debe ser abierto para que la momia pueda seguir ejerciendo la particular obsesión panóptica expresada en el testamento de Bentham.
¿Le tocará el turno, después del bosquimano de Bañolas, al cuerpo de Santa Teresa o a tantas reliquias que la cristiandad sigue admirando (porque en su momento no fueron incineradas o enterradas)?
El siguiente paso, una vez que por respeto hayan sido discretamente retiradas de la circulación todas las reliquias, momias, cuerpos embalsamados o disecados, se producirá cuando los defensores de los derechos de los animales (no humanos) protesten por la exhibición de tantos animales (no humanos) disecados en tantas vitrinas y museos. Al fin y al cabo Juan Pablo II ya ha reconocido que los animales (no humanos) tienen, aunque imperfecta, su alma particular.
Aunque sólo fuera como prueba de que durante décadas se mantuvo un guerrero bosquimano disecado en un museo de historia natural, debería ser conservada tal reliquia. Y si se calcula que la sensibilidad de los turistas puede verse lastimada, podrá retirarse del circuito público, como suelen colocarse en lugar apartado las colecciones de frascos con fetos deformes bañados en formol.
Tiene gracia que quienes quieren destruir las pruebas, como si no hubiera pasado nada, buscando restaurar la sensibilidad humana para siempre con tal reparación neurótica, no tienen empacho en hacer la vista gorda mientras se explota a docenas de trabajadores ilegales africanos en la agricultura catalana del presente.
Por supuesto: las láminas, dibujos y fotografías de los libros de etnología y antropología tienen sus días contados: en cuanto los de Botswana se enteren de que en tantas obras clásicas aparecen sus antepasados sin la camisa y la corbata, que, a pesar de la independencia, les han dejado allí los ingleses.
Supongo que este asunto dará que hablar.
Pedro Belarmino
Categorías:CULTURA, MITES NACIONALISTES / MITOLÓGICAS

Me gustaria saber la opinión del autor de tan interesante artículo si la reliquia antropológica disecada en exhibición fuese la de su queridisima madre o la de alguno de sus hijos -de tenerlo-
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