9 de enero de 2015. Artur Mas, President de la Generalitat de Catalunya, comparece en el Parlament de Catalunya a cuenta de la investigación sobre el caso Pujol ante una comisión con el rimbombante nombre “del fraude, la evasión fiscal y las prácticas de corrupción”. O sea, de choriceo y chanchullos varios. Es la primera vez que alguien con semejante responsabilidad política comparece (casi arrastrado por sus amiguetes de ERC, cómplices en el «procés») ante una comisión de investigación parlamentaria en Cataluña.
En una sesión de casi cinco horas fue preguntado por su relación con la familia Pujol (o más bien clan), por el papel de Convergència en el caso Palau, en el caso ITV (Oriol Pujol y sus tejemanejes, ya saben), las deslocalizaciones de empresas o por la cuenta que su difunto padre tenía en Liechtenstein, de la cual era beneficiario.
Mas no supo responder, o no quiso, a la pregunta de si CDC, su partido, se llevó 5’5 millones en comisiones ilegales de Ferrovial, motivo por el cual este partido tiene su sede embargada, aunque según él la presentaron como aval. Hay que tener cara. No conoce el origen de los dineros pujolianos, ni sabe de comisiones ni casos de corrupción. Preguntado por las deslocalizaciones de empresas dijo que no son tales, sino «relocalizaciones»:
«Intervine en negociaciones para “relocalizar” grandes compañías porque me lo pidió el presidente de un grupo parlamentario». El suyo, recordemos: Oriol Pujol.
¡Ahí es nada! Por supuesto, si alguien íntegro y honrado como Oriol Pujol media para que reciba a un empresario amigo, lo recibe porque
«él ayuda a quien se lo pide porque cree que todo el mundo actúa de buena fe y sin ánimo de lucro». Impresionante.
Total, que el President no sabe nada. Como diríamos en catalán, res de res. Tanta es su ignorancia e inocencia que le dan ganas, dice, de «poner un adjetivo entre “ni” e “idea”». Imaginamos que uno que comience por «p» y acabe en «uta». No está mal para alguien que lleva en política más de dos décadas, que ha sido Conseller d’Economia i Conseller en Cap y que ahora es el máximo responsable del Govern.
Una cosa sí debemos reconocerle al señor Mas: su lealtad. Tras manifestar que «esa confesión no puede anular todo lo que hizo» [no sabemos si se referirá al caso Banca Catalana], se declaró «hijo político de Jordi Pujol». Damos fe, oigan.
En fin, como vemos una preocupante falta de memoria entre la casta nacionalista y somos buenas personas, nos vemos en la obligación de contribuir a la mejora de la misma con un pequeño ejemplo de cómo funciona la cosa. Aquí uno de los momentos estelares de la política catalana moderna:
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Este tío tiene una CARADURA descomunal.Y encima presume de tener «voluntad de servicio público».Un vividor del cuento es lo que es.
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