
Entre los fervorosos misioneros catalanes debemos destacar especialmente dos: Fray Benito de la Garriga y Fray Mariano de Mataró. En el año 1772 remontaron el Orinoco y cruzaron la Gran Sabana, pisando territorios que nunca antes habían visto ojos occidentales y superando mil peligros. Pero el Orinoco también se cobró la vida de otros hermanos de la Orden, entre ellos Fray Ramón Pruna y sus compañeros. Otro catalán, Fray Joaquín María de Martorell se adentró por las inexploradas corrientes del río Paraná. En sus orillas fundó un castillo fortaleza que bautizó con el nombre de “Barceloneta”. Fue autor de un diccionario de la lengua de los caribes, que aún (al menos hace unos años) permanece inédito en la biblioteca de la Universidad de Barcelona. El fraile había sido escolanet de Montserrat y su amor por la música le llevó a difundirla entre los indios.

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