Mitològiques: «la verdad sobre el Abat Escarré»


 

El Abat Escarré cuando aún era amigo de Franco

El Abat Escarré cuando aún era amigo de Franco

 

MITOLÒGIQUES: LA VERDAD SOBRE EL ABAD ESCARRÈ

El Abat Escarré es una figura trágica donde las haya. Albert Alay, diputado de ERC durante la transición, en un artículo, afirmaba que: “No veía claro que el Abat Escarré podía ser un héroe olvidando que había tardado veinte años en dejar modestamente de ser franquista”. Ciertamente Escarré es un caso digno de análisis. El hombre que había acompañado y recibido a Franco bajo palio durante tantos años, de golpe, con motivo de la celebración de “25 años de paz” tras la Guerra civil, se “convertía” al catalanismo. El 14 de noviembre de 1963, realizó a Le Monde, unas declaraciones pidiendo la reconciliación de los españoles, realizando acusaciones contra el franquismo y asumiendo que Montserrat debía ser el centro de la protección de la cultura catalana, pues “Catalunya és una nació entre les nacionalitats”, dentro del Estado Español. El gobierno reaccionó secuestrando todos los números de Le Monde que llegaron a España. Pero un “inteligente” Fraga, mandó que el artículo fuera publicado en los medios del Movimiento con un comentario condenatorio. Así todo el mundo se enteró de las declaraciones. Hubo un aluvión de adhesiones, especialmente de ateos comunistas o republicanos y así se convirtió en el epicentro de una tormenta que ha llegado hasta nuestros días. En 1965 se veía obligado a dejar su cargo en la Abadía y exiliarse. La versión “oficial” del catalanismo es que el Régimen no aceptó la disidencia y presionó para que Roma lo apartara de su cargo. De ahí la fama de “mártir del franquismo”.

abt escarré 2

Pero hay otra versión de los hechos, menos conocida incluso enterrada en lo más profundo de algunas conciencias. El periodista Eliso Bayo, en la revista Interviu, en marzo de 1979, explicaba la otra versión sobre el asunto Escarré. El artículo se titulaba Montserrat, símbolo antifranquista. La otra historia del abad Escarré. Tras muchos años de silencio, por fin, un viejo monje, Don Narcís Xifrà, y otros compañeros benedictinos, decidieron enfrentarse al dominante ambiente montserratino. El mencionado monje editó Montserrat. Julio de 1936 (Balmes, 1977), que levantó ampollas en todos los sectores españolistas y franquistas. Por tanto, nuestro monje no era sospechoso de carca ni anticatalanista, más bien lo contrario: había luchado en la clandestinidad, desde 1942 contra los alemanes hasta la liberación de Francia. En 1937 había escrito en Francia artículos contra Franco. Por su carácter antifranquista, el mismo Escarré –cuando era franquista- le tenía amenazado y lo mantuvo exiliado un buen tiempo. Narcís Xifra y otros monjes tuvieron acceso a las memorias inéditas del General de la Orden el P. Celesti Gusi (amigo de Escarré, aunque luego fue el que lo “defenestró”), en las que aparece la verdad de los hechos y explican la “conversión” de Escarré al catalanismo.

Lo que la mayoría de la gente ignora, cuenta Xifrà, es que Escarré, cuando realizó las famosas declaraciones a Le Monde, ya había sido “defenestrado” de su cargo dos años antes. La causa era que tenía dificultades graves con la comunidad por sus excesos y abusos de poder y que le había hecho acreedor a una sanción del Vaticano. En 1961 (las declaraciones a Le Monde fueron en 1963), los monjes más influyentes obligaron a Escarré a escribir una carta de renuncia al General de los benedictinos. Alegó motivos de salud (no era verdad) y solicitaba un coadjutor que gobernase la Abadía, siendo entonces nombrado el P. Brassó. Aun así reclamó honores suplementarios y mantener el título de Abad. Ningún catalanista se quejó de esta renuncia, pues había motivos al parecer más que oscuros. Además, fuera del Monasterio nadie sabía de la dimisión de Escarré, pues seguía manteniendo prerrogativas de Abad que ejercía externamente.

¿Cuáles fueron las causas de que la comunidad pidiera que Escacrré fuera apartado? La respuesta es autoritarismo, mal gobierno que dividió a la comunidad, gastos más que suntuosos y un misterioso caso que, confiesa Xifrà, según el Código de Derecho Canónico, incurría en delito de excomunión. Este caso –y aquí debemos andar con precaución- parece que se refiere al “secuestro” del P. Maiol Baraut. Este monje fue encerrado en “Can Castells”, una residencia del Monasterio, enfermo, vigilado, espiado y golpeado. Fue rescatado “in extremis” gracias a las gestiones de un hermano suyo, provincial de otra Orden, ante la Sagrada Congregación de Religiosos en Roma. Nuestro monje afirmaba que todo había quedado documentado por escrito, aunque de momento las autoridades eclesiásticas mantienen un hermético silencio sobre el asunto.

Con toda la comunidad en contra, a punto de ser encausado en Roma, con una “defenestración” disimulada, Escarré estaba al borde del precipicio. Entonces fue cuando aquél Abad franquista realizó las famosas declaraciones contra el franquismo. Sabía que con ellas pasaría de “villano” a “héroe” (y no se equivocó). Cuando Escarré fue finalmente apartado de Montserrat, según Xifrà: “Las razones eran fundamentalmente monásticas. Fuera de unas contadísimas excepciones (se podrían contar con los dedos de una sola mano) toda la comunidad era y es catalanista y democrática, más que Escarré y más sinceramente que él. En todo caso, lo que les desagradaba no era lo que Escarré decía, sino el hecho de que lo dijera él, atendidos sus antecedentes franquistas, el despotismo de su abaciado y el lugar que ocupaba. Hay que recalcar que sus declaraciones fueron hechas cuando era Abad dimisionario”. Escarré intentó maniobrar en Roma, pero un visitador constató que la mayoría de monjes, el ochenta por ciento, querían que Escarré dejara el cenobio y así se lo exigían.

El Abad Gusi ofreció a Escarré la posibilidad de salvar su buen nombre, de forma que en lugar de ser expulsado del Monasterio se ausentara por su propia voluntad. Así lo aceptó y prometió mantener esta actitud. Pidió únicamente volver a Montserrat para recoger sus cosas y operarse en Barcelona. Pero a su regreso, desde la clínica y el Monasterio, inició una actividad frenética enviando centenares de cartas y rodeándose de gentes para dejar entender, o diciéndolo claramente, que había sido expulsado por razones políticas. Los sectores catalanistas populares se sensibilizaron con la noticia. Las mentiras de Escarré fueron aumentando hasta rozar lo inmoral. Él mismo se estaba forjando como un mártir del franquismo. Traicionó al Abad Bressó, pues habían pactado una explicación para la prensa, y a última hora entregó otra que él había redactado; en fin, bochornoso. Todo ello escandalizó a los monjes de Montserrat, Casiano Just, entonces Prior, según explicó él mismo, le escribió una carta muy dura, reprochándole el embuste y la calumnia en que había incurrido. Hay constancia de esta carta, por más que ambos se reconciliaran después en el Monasterio de Cuixá y que el futuro Abad siguiera los pasos catalanistas y antifranquistas del primero. Escarré continuó con su demencia particular y pidió audiencia al Papa Pablo VI, pero éste jamás se la concedió. La razón fue que la nota de prensa que entregó a los periodistas daba a entender que Pablo VI se había posicionado con el franquismo y le había dejado tirado (Cuando Pablo VI no le tenía precisamente muchas simpatías a Franco). El Papa concluyó que se trataba de una persona enferma y que obligarle a un desmentido promovería más el escándalo. Y esta es la historia del Abad Escarré, “mártir” por Cataluña.



Categorías:MITES NACIONALISTES / MITOLÓGICAS

7 respuestas

  1. A la luz del resto de artículos de esta web, resulta difícil saber qué mentiras o verdades se han vertido en este texto.

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  2. Desde luego la actitud del Abad Escarre después de la Guerra Civil, en relación a Franco me parece correcta, se tiene que tener en cuenta la actitud republicana con la Iglesia y los sacerdotes, no fue otra que asesinarles. Con posterioridad la dictadura cometió muchos errores y la actitud de parte de la iglesia fue distanciarse de Franco. Pero que nadie debe de olvidar la actitud de la república anticlerical, al margen de las ideas nacionalistas. Bueno perdón y desde luego que nadie olvide la historia pasada y la actitud de las izquierdas al respecto. Eso si, nadie se atreve a criticar y denunciar la actitud del Islam………

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  3. Apreciados señores de Som a Temps.
    Estoy de acuerdo en que hay actualmente una cierta idea de nacionalismo que puede ser excluyente, pero parece mentira que una asociación que dice ser de historiadores pueda publicar una noticia tan falsa como la que tienen ustedes sobre el abad Aureli M. Escarré. Si lo que pretenden es demostrar su punto de vista subjetivo e intencionado para desprestigiar, lo han conseguido.
    Resulta que mi padre era monje de Montserrat durante toda esta época, lo mismo que un buen amigo; simplemente, lo que escriben ustedes es falso. Y si quieren, se puede demostrar sin problema.
    Por cierto, mi padre y su amigo fueron tambien compañeros del abat Cassià (que no Casiano) Just; parece mentira poner más falsedades juntas en un mismo artículo.
    Uno de los principales valores del historiador es la objetividad, las fuentes y contar las cosas como son, no las falsedades tendenciosas que dicen ustedes.
    Reciban un cordial saludo.

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