Somatemps

Un ex miembro de la banda terrorista ETA, Josu Álvarez, condenado en 2006 por la Audiencia Nacional a 6 años de prisión por dar alojamiento a otros miembros de la banda, ha sido noticia esta semana muy a su pesar.

Resulta que desde hace tiempo este individuo tiene una vivienda que fuera propiedad de su familia en Bilbao, en la calle Mena, en el barrio de San Francisco, cercano al casco viejo de la ciudad, okupada por unos inquilinos a los que no consigue desalojar. Un inquilino marroquí ha convertido la vivienda del ex etarra en piso patera para inmigrantes en situación irregular. Josu Álvarez, alarmado por esta situación que afecta a su propiedad, contrató los servicios de una empresa de desokupación con sede en Toledo.

El pasado lunes se presentó el ex etarra acompañado de cuatro miembros de la empresa, pretendiendo recuperar su casa. Pero se encontraron con una gruesa concentración en favor de los okupas, convocada por GKS, (Gazte Koordinadora Socialista) una de las escisiones de Bildu, que impidieron que el ex terrorista y sus acompañantes pudieran ni siquiera acercarse a la vivienda. Al final tuvieron que salir literalmente corriendo entre gritos de «faxistak kampora» o «fascistas fuera», protegidos por la Ertzaintza.

El ex etarra ha intentado dar todo tipo de explicaciones diciendo que no ha tenido más remedio que contratar esa empresa por no haber ninguna similar en el País Vasco y que no conocía la ideología del grupo, algo difícilmente creíble para los colegas o ex colegas de Álvarez, quienes le han reprochado el «hispanismo» y el supuesto «belicismo» de la empresa.

En definitiva, que disfruten ahora, y mucho, los abertzales con la explosión de violaciones y robos en su tierra, con casos como éste o como el del infame campamento «trans» de Álava.

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